Campbell

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Entro a casa de mi abuela todavía riendo por la reacción de Hailey. Es bastante tarde, por lo que no me esperaba encontrarme a mi abuela sentada en uno de sus sillones favoritos leyendo una novela de Emily Dickinson.

- Volviste temprano, Cam- me dice sin despegar los ojos de su libro, una habilidad que solo la he visto a ella - ¿Pasó algo?

- No, no te preocupes – respondo al tiempo que me siento a su lado – Me trajeron los Torres. Sus hijas estaban en la fiesta también.

- Que amables de su parte. Espero que les hayas agradecido...

-Sabes que sí, abuela – le contesto rodando los ojos y con una sonrisa en la cara – Vamos a dormir, ¿sí?

Mi abuela asiente con la cabeza. La ayudo a levantarse del sillón para después llevarla a su habitación en la primera planta de la casa para que no tenga que subir escaleras. Le doy las buenas noches y me voy a mi cuarto a intentar dormir, pero una chica de ojos marrones y piel bronceada aparece en mis pensamientos cada vez que cierro los ojos y la conversación que estábamos teniendo antes de que nos interrumpieran.

Y cómo nunca me había sentido tan acompañado antes de que esa chica se pusiera a ver las estrellas conmigo.

...

Al lunes siguiente de la fiesta en la casa de West, un par de chicos y yo estamos en la fila para almorzar en la escuela, mientras uno de ellos nos explica el plan para saltarse la siguiente clase para que vayamos a su casa y tomemos una botella de vodka que le robó a sus padres hoy en la mañana. Escucho sus órdenes a la distancia mientras veo como la señora del almuerzo deja un plato con puré y carne en mi bandeja, tratando de ignorar lo que sucede a mi alrededor.

Al menos hasta que mi mirada la encuentra a ella. Hailey Torres.

La verdad es que nunca me había fijado en ella. Es un año menor. A lo más hablábamos de ella con los chicos cuando se mencionaba lo linda que se había puesto su hermana mayor, Addie, en el último año, pero ¿por Hailey? Jamás.

Y me alegro de haberlo hecho ese día.

Sentada sola en una mesa lejos de todos los demás estaba ella, con unos audífonos tan grandes que seguramente escondían todo el ruido ambiental del comedor de la escuela. Hailey, con los ojos cerrados, escuchaba la música y se olvidaba de todo lo que había a su alrededor. Solo existía ella, la música y la comida porque no dejaba de comer en ningún momento.

Y bailaba. Bueno, no bailar en sí, marcaba algunos pasos de baile, como si estuviera recordando una coreografía muy importante. Muchas chicas de su nivel se la quedaban viendo como si estuviera loca, pero a ella no parecía importarle nada.

Estaba en su mundo. Giraba alrededor de los otros planetas que éramos sus compañeros sin pararse a mirar a los demás.

Como el cometa Halley. Ayer la molesté con ese sobrenombre solo porque me gustó verla molesta y confundida, pero ahora me doy cuenta lo mucho que se parece al cometa Halley.

Antes de que me diera cuenta, ya estaba caminando en dirección a Hailey. Algunos chicos de mi grupo de amigos me llamaron y los ignoré. Lo único que me importaba era ir con Hailey.

Nunca había entendido el concepto de la gravedad hasta ese momento. Como te puedes sentir atraído a una persona solo por el hecho de existir y, mientras más me acercaba, mayor era la necesidad de estar en su radio.

Me siento frente a ella y se demora solo unos segundos en darse cuenta de que alguien había osado perturbar su mundo. Al principio parece enojada, luego me ve y su expresión cambia a confusión total.

- ¿Qué haces tú aquí? – dice cuando se saca los audífonos.

- No terminamos nuestra conversación la otra noche – respondo como si nada pasara.

Como si almorzar juntos fuera lo más normal del mundo. Algo que hacemos todos los días, a toda hora.

- No quiero asustarte, pero estás sentado con una de las chicas menos populares de la escuela.

- ¿Y eso debería importarme?

Sonrío cuando la confusión en su cara se acentúa más. Nunca había conocido a una persona que pudiera mostrar todo lo que estaba sintiendo y pensando con su cara.

Por alguna razón, este pensamiento me gustó. La idea de tener a alguien en mi vida que sea completamente transparente y que no pueda ocultarme nada, aunque quiera hacerlo es algo que me relajó.

Hizo que bajara las barreras por una vez en mi vida.

- Vas a arruinar tu reputación – comenta después de unos segundos.

- Lo creas o no, esa es una de las cosas que menos me importan – digo con una pequeña sonrisa- Entonces, ¿aún no crees que una persona pueda estar completamente sola y estar rodeada de gente al mismo tiempo?

El ceño fruncido de Hailey comenzó a desaparecer mientras me mira fijamente, como si me estuviera midiendo, tratando de ver en mi alma si era una clase de broma o no. Si intentaba burlarme de ella y dejarla en ridículo.

La inspección duró unos dos minutos, aunque parecieron solo cinco segundos cuando me respondió con una media sonrisa y me dijo:

- Creo que comienzo a entender, Cam.

Y así de simple, Hailey se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida.

La estrella que guía mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora