Hailey

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A pesar de que Cam está durmiendo a mi lado, prendo la radio. No me gusta el silencio. Jamás me ha gustado. Me hace sentir sola y ya he tenido mucho de eso en mi vida.

Antes de que Cam llegara a mi vida, siempre estaba sola. No le agradaba a nadie. Almorzaba sola, todos los proyectos grupales tenía que hacerlos individual y jamás tuve un compañero de puesto a menos que los obligaran a sentarse conmigo. Por eso siempre estaba escuchando música. Así sentía que, al menos, alguien me acompañaba, aunque fuera un cantante que no sabe de mi existencia.

Escucho una canción de Bruno Mars y la canto en voz baja mientras me imagino los pasos de baile que irían mejor con su ritmo y su letra. Lo único que interrumpe mi canto son las patatas fritas que estoy comiendo porque, antes de salir de Colorado, pase a un pequeño mercado a comprar mucha comida para el camino.

No suelo manejar muy seguido, así que mi mente está completamente concentrada en la música y el camino. De vez en cuando fijo mi mirada en Cam para ver como va, pero parece como un bebé durmiendo plácidamente.

Salimos de Colorado a eso de las diez de la mañana. Cuando miro el reloj por primera vez en lo que llevamos de viaje, me doy cuenta de que son pasadas las seis de la tarde. Llevamos ocho horas viajando, de corrido y Cam no parece querer despertar por el momento.

Me dan unas ganas enormes de ir al baño cuando son casi las siete de la tarde. Miro en el mapa y no hay ninguna estación de servicio en la próxima hora, así que me detengo y hago algo que jamás pensé que iba a ser en mi vida... hacer mis necesidades detrás de un arbusto.

Mi nivel de desesperación fue muy alto como para hacer eso.

Cuando vuelvo al auto, me encuentro con Cam que está despertando. Veo que abre un poco los ojos y, como el sol ya casi se ha escondido del todo, no le molesta la luz.

Lo primero que me fijo es en la falta de bolsas grises bajo sus ojos. Trato de encontrar en mi mente la última vez que la vi sin ellas y simplemente no lo encuentro.

- Buenos días, bello durmiente- le digo a modo de broma mientras él solo me mira mientras se despereza- Dormiste unas buenas ocho horas. Te felicito, Campbell.

- ¿Ocho horas? – pregunta un poco alarmado, lo que me provoca risa- ¿Acaso no se te ocurrió despertarme antes?

- ¿Para qué? No te necesité. Estaba muy bien manejando sola...

- Debo ir al baño – me interrumpe.

Veo como Cam mira a su alrededor y se encuentra con la realidad de que estamos en medio de la nada. Bueno, tampoco tan así. Es una carretera normal en Estados Unidos. Hay muchas montañas alrededor, árboles y vegetación. No se ve una casa a simple vista, pero si hay un parque eólico con las hélices girando por el viento unos kilómetros más al fondo, en un tipo de valle.

Solo veo a Cam corriendo en dirección contraria en la que estamos con el auto. Apago el motor de éste y me bajo con mi teléfono para sacar varias fotos del paisaje.

No soy la mejor fotógrafa- ni cercana- pero me gusta mucho sacar fotos. Es más un hobby en el que no poseo ninguna habilidad especial, pero me gusta hacerlo de todas formas. Enfoco el parque eólico al fondo con algunas montañas alrededor. También me acerco a algunos árboles y le saco fotos a sus hojas.

- ¿Qué tipo de árbol es ese? – escucho la voz de Cam detrás de mí, ya de vuelta luego de su ida al "baño"

- No tengo idea- respondo revisando las fotos y sonriendo cuando quedo conforme con ellas- pero es lindo.

Le muestro la fotografía a Cam y él sonríe mirándola. Yo no puedo quitar mi mirada de él. Me encuentro a mí misma hipnotizada viendo su sonrisa, tan pura y real, algo pocas veces visto en Campbell Grant.

La estrella que guía mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora