Las pesadillas siempre han sido parte de mi vida. La verdad es que no tengo memorias de una noche en que no haya tenido alguna pesadilla, por muy pequeña e inofensiva que haya parecido a simple vista.
Las temáticas cambian todos los días. A veces aparezco yo de niño, recordando todas las cosas que tuve que hacer porque Erica me obligaba. Otras veces soy adulto y estoy metido en el mismo agujero que Erica, viviendo con ella como si jamás me hubieran sacado de su cuidado. En las peores, Hailey está ahí, en el agujero conmigo. Yo la arrastré allí.
La pesadilla de hoy es un recuerdo. Tengo siete años y veo a Erica maquillándose. Sé que es lo que significa. Tiene un cliente.
El timbre suena y comienzo a sudar. Ha llegado. Siento miedo porque nunca se sabe qué tipo de cliente puede ser. Al menos sé que la viene a ver a ella y no a mí, por el modo en que se maquilló.
Erica se acerca a mí, bajando a mi tamaño, y me mira con esos ojos con pupilas dilatadas por alguna droga y con el aliento asqueroso porque no se ha lavado los dientes en días.
- Ya sabes lo que tienes que hacer, Cam- me dice con cariño fingido. En ese tiempo no lo sabía, pero ahora, en mi sueño, soy capaz de notarlo- Ve a la caja.
Trato de negar con la cabeza, pero ella me lleva a rastras. La caja es más un mueble o un cofre enorme. Antes cabía muy bien, pero he ido creciendo. Ya tengo que doblarme un poco más para entrar en él.
Sin decir nada, Erica me introduce en la caja y cierra con candado. Estoy tan doblado que mi frente se golpea con mis rodillas. La oscuridad hace que comience a entrar en pánico. No me gusta la oscuridad. No puedo respirar bien porque mis piernas comprimen mi abdomen.
"Solo un par de minutos, Cam" – me repito en mi cabeza – "Que mamá gane un poco de dinero y luego nos va a comprar un helado". Claro que eso era mentira. Jamás me compraba un helado, pero mi yo de siete años siempre tuvo la esperanza de que cumpliera su promesa.
Me quedo en silencio y escucho los gemidos y los rechinidos de la cama. Sabía lo que eso significada y solo esperaba a que terminara para poder salir de ahí.
Todo lo que quiero es salir de la caja.
Despierto tan sudado que hasta las sábanas están húmedas. Aún es de noche y esa es la peor parte de las pesadillas. Cuando me despiertan en mitad de la noche, no puedo volver a quedarme dormido.
Voy al baño y me limpio la cara, tratando de tranquilizarme.
-Tranquilo, Campbell. Ya no estás en la caja – me digo a mí mismo mientras me miro al espejo- No volverás a estar en la caja.
...
Llego solo al instituto a la mañana siguiente de la pesadilla. Se supone que el padre de Hailey la vendrá a dejar hoy para pasar un poco de tiempo con su hija menor.
A veces envidio eso. Que Hailey tenga unos padres que sientan la necesidad de pasar tiempo con ella hace que me dé cuenta de lo poco que he sentido yo ese amor. Ni siquiera sé quien es mi padre, para comenzar.
Estoy sentado en mi asiento habitual en el salón de Literatura, que es la primera clase que tenemos con Hailey los jueves. Reviso mi celular de manera despreocupada mientras siento que alguien se sienta a mi lado, en el asiento que es de Hailey, pero sé que no es ella, aunque no la vea.
Levanto la cabeza y veo que es Lawson, sonriéndome como un engreído, mostrando sus dientes blancos y sus ojos verdes que cada vez parecen más oscuros.
- ¿Qué estás viendo? – pregunto más violento de lo que me hubiera gustado, pero me sale natural ser así con este imbécil.
No me da buena espina, En absoluto.
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La estrella que guía mi camino
Teen FictionHailey y Campbell han compartido una amistad inquebrantable desde su primer encuentro en una fiesta, donde sus almas se conectaron al hablar sobre el vasto universo y la soledad que lo acompaña. Mientras Campbell navega por un oscuro camino de autod...