Campbell

12 4 0
                                    

Desde el momento en que volví a ver a Erica, a pesar de que hayan sido solo unos minutos, tuvo un efecto en mí que no podría negar, aunque quisiera.

Esa persona es mi madre y viví con ella ocho años de mi vida, los peores, pero al fin y al cabo fue la única persona que tuve en mucho tiempo. Lo quisiera o no, lo que había dicho me había afectado. Sus palabras me acompañaban todos los días, cuando estaba en clase tratando de poner atención, cuando salía a algún lado con Hailey, en las noches cuando intentaba dormir y en mis pesadillas. No podía escapar de ellas. Se repetían tantas veces que comencé a creerlas. Cada una de ellas.

Y me sentía un fraude.

Si estaba destinado al fracaso, como había dicho ella, ¿para qué me esforzaba tanto? ¿Para qué estudiaba para los exámenes? ¿Para qué me inscribía en actividades extras? ¿Para qué me esforzaba en ser un buen amigo para Hailey? Al final, nada de esto iba a valer la pena. Podría sacar las mejores calificaciones de la clase y no importaría. Terminaría siendo un drogadicto inútil como ella.

Luego de llegar a esta conclusión, decidí comenzar a comportarme como el imbécil que se supone que estoy destinado a ser.

¿Ir a clase no cambiaría nada? Entonces, no asisto.

¿Estudiar y sacar buenas calificaciones no me alejarán de mi inminente futuro? Entonces no estudio ni pongo atención en clase. No tomo apuntes y no me importa lo que están diciendo los profesores. Al final, no me servirán de nada.

¿Tener a Hailey a mi lado no ayudará a ser mejor persona? Mejor me alejo de ella para evitar hacerle daño. Voy a juntarme con personas que tendrán un futuro parecido al mío. Personas que se preocupen por el dinero para el porro y el vodka en vez de su futuro.

¿Soy muy poca cosa para cualquier chica? Entonces no buscaré nada serio. Solo follaré con las chicas, sin compromiso, sin sentimientos. Solo sexo.

Llevo así más tiempo del que me gustaría admitir. Ni siquiera llevo un registro, la verdad. Mi día a día se basa en acostarme con cualquier chica que esté dispuesta a hacerlo conmigo, concentrarme en faltar a clase y tratar de alejar a Hailey lo más posible de mí.

Esa ha sido la parte más difícil.

Hailey se niega a comprender que este es mi verdadero yo. Que mi madre tenía razón y que no tengo un futuro brillante, como ella y mi abuela piensan.

Se niega a alejarse de mí por su propio bien.

No sé qué día de la semana es, pero sé que debería estar en clase de biología y, en cambio, estoy escondido debajo de las gradas del gimnasio del instituto con una chica que debe ser dos años menor que yo. Quizá del nivel de Hailey, no estoy seguro. Sé que se llama Trinity, pero ¿su apellido? No tengo idea. Sé que sabe muy bien lo que está haciendo y es lo único que me importa ahora.

Estoy de pie debajo de las gradas, a duras penas, y Trinity está arrodillada frente a mí, con mi miembro dentro de su boca, dándome placer. Todo de forma superficial y sin sentimientos. Lo único que ambos queremos en disfrutar un poco el rato y después no volver a hablarnos. Simple y sin complicaciones.

Cuando estoy a punto de terminar en su boca, cierro los ojos, pero en un momento dejo de sentir la boca de Trinity sobre mí. Abro los ojos y me encuentro con una muy enojada Hailey tomando a Trinity de la cola de caballo que se había hecho en el pelo para que éste no molestara.

Hailey mira a Trinity, quién también está molesta ante la interrupción, y le dice:

- Vete de aquí ahora. A menos que quieras un ojo morado que combine con tu cara de puta.

Trinity arde de furia al escuchar las palabras de Hailey, mientras que yo río ante sus palabras mientras me visto. Hailey es la única chica que de verdad respeto en estos momentos y no tiene por qué verme de esta manera.

Al ver que me río, Trinity solo toma sus cosas y se va del lugar, dejándome a solas con una Hailey que está roja de furia.

Y yo soy el blanco de todo su enojo.

- ¿Qué haces aquí, Halley? – le pregunto con una sonrisa, intentando hacerme el simpático- Se supone que deberías estar en clase de Literatura...

-Cállate – me interrumpe haciendo que cierre la boca de inmediato – Lo que menos quiero hacer ahora es escucharte hablar. Solo quiero que escuches.

Me mantengo en silencio, pero al principio no puedo escucharla. No cuando está con una actitud tan poco propia de ella misma que me da risa.

Hailey Torres es la chica más sonriente, positiva y feliz que he conocido. A veces pienso que vive en un mundo de arcoíris donde nadie es malo y todos son buenos. El que esté enojada, con los brazos cruzados sobre su estómago, con el ceño arrugado y hablando con un tono cortante es algo nuevo en ella. Y no le queda nada bien, debo decirlo. Parece un minion molesto porque le quitaron su banana.

- ¿Me estás escuchando, Campbell Grant? – dice en un momento, llamando mi atención.

- Si, ya sé. Mi comportamiento es inaceptable y todo eso – le digo adivinando que me está regañando como lo ha hecho todo este tiempo - ¿Para eso interrumpiste una de las mejores mamadas que me han hecho?

- Eres un cerdo asqueroso, Cam – responde ella, ahora más enojada que antes - ¿Así vas a reaccionar al saber que vas a tener que repetir el último año?

Me paralizo ante lo que dice, pero intento no mostrar reacción. Sabía que mis notas eran malas – pésimas, a decir verdad- pero jamás pensé que fuera posible repetir el último año.

Bueno, tiene sentido, ¿no? Todos los que repiten año son unos inútiles sin futuro, según me dice a veces mi abuela. Tiene sentido que ese fuera mi próximo paso.

- ¿Qué quieres que diga?

- ¡Que te importa un carajo, Cam! – me grita Haile haciendo que retroceda un paso lejos de ella- Que vas a ir a hablar con el rector ahora mismo para ver una posibilidad de que puedas graduarte. Que me digas que la has cagado, al menos.

Me quedo en silencio, sin saber cómo responder a eso, lo que parece frustrar más a Hailey quien solo tiene unas ganas asesinas de acabar conmigo, estoy seguro. La conozco.

Me arreglo el cabello a modo de exasperación. Me siento atrapado y no sé que hacer, pero tampoco quiero mostrarme así de vulnerable ante ella. No quiero que se preocupe más de lo que ya está de mí.

- Dime que irás a hablar con el rector, Cam – dice ahora más tranquila, relajando el entrecejo, aunque parece más cansada de lo que jamás la había visto- Por favor.

Asiento con la cabeza, solo para hacerla feliz y tranquilizarla un poco.

Puedo ser una mierda frente a todos a mi alrededor- incluso con mi abuela, que es la que menos se lo merece- pero no puedo contra Hailey. Ella es mi punto débil en todo sentido. Hace que me sienta vulnerable, que no pueda poner la máscara que tan bien he llevado estos meses.

Hace que vuelva a ser el chico que conoció hace casi cuatro años atrás.

La estrella que guía mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora