Hailey

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No sé en qué momento nos quedamos dormidos, pero despierto entre los brazos de Campbell Grant. Desnuda. Sin nada que esconda mi cuerpo más que unas sábanas muy delgadas y el mismo cuerpo de Cam que se enrolla alrededor del mío, como si hubiera tenido miedo de que me escapara durante la noche, lo que suena estúpido porque fue la mejor noche de mi vida.

¿Cuándo comencé a sentirme atraída a Cam? La verdad es que no lo sé. Puede que siempre haya sido así, pero no me hubiera atrevido a verlo antes.

Cam siempre tuvo chicas detrás de él en la escuela, incluso cuando la adolescencia no le llegaba aún. Su cabello rojizo y su cuerpo fornido hacía que todas las chicas de todas las edades se sintieran atraídas a él. Si a eso agregamos su actitud misteriosa, era un imán para todas. Era imposible que con tantas personas en su radar se fijara en alguien tan insípido como yo para algo más que una amistad.

Y anoche Cam me confesó que sentía cosas por mí desde hace un tiempo. Algo que ni en mis mayores sueños hubiera podido imaginar. Campbell Grant sentía cosas por mí. Tuve sexo con él porque confío y, a pesar de mi poca experiencia en el tema, puedo asegurar que fue perfecto. Mejor que cualquier experiencia que haya tenido con Rodrigo.

No tengo idea qué es, pero ya es de día por la luz que entra por la ventana. La verdad es que no me importa tampoco. Lo único que hago es acurrucarme más junto a Cam y él me recibe entre sus brazos, aunque siga durmiendo, como si pudiera sentirme a través de sus sueños.

Me quedo despierta así unos minutos, simplemente disfrutando de la sensación de estar entre los brazos de Cam hasta que siento que se revuelve junto a mí. Lo miro a la cara y veo que poco a poco abre los ojos. Parece confundido al principio, pero después me sonríe y sus ojos brillan como muy pocas veces lo hacen.

- Buenos días, bello durmiente- le digo con una sonrisa tímida. Anoche no hablamos sobre lo que sucedió y no sé si Cam seguirá sintiéndose igual ahora que tiene la cabeza más despejada.

Como si estuviera presintiendo mis miedos, Cam acerca su cara a la mía y me besa suavemente. Sin apuros. Sin un deseo de por medio. Solo un beso de buenos días.

- Buenos días, cometita- me responde él al separarse un poco y dejarme respirar, aunque no me estaba quejando.

Me vuelvo a acurrucar a su lado y él me abraza con total confianza. Apoyo mi cabeza en su pecho y suspiro. Nos quedamos en silencio porque no siempre está la necesidad de hablar cuando estás con la persona correcta. En estos casos, los silencios dicen incluso más que las palabras.

Luego de unos minutos disfrutando de nuestra compañía, acariciando nuestros cuerpos con delicadeza, Cam rompe el silencio con una voz suave y dulce:

- ¿Estás bien?

- Mejor que nunca – respondo, con el fin de eliminar cualquier indicio de inseguridad en él.

Para que sepa que estoy hablando en serio, me acerco más a él y junto sus labios con los míos en un beso que empieza siendo totalmente inofensivo, pero que, poco a poco, va tomando un matiz más profundo.

Como ya estamos desnudos, la cosa avanza más rápido que anoche y eso que pensé que no era posible. Sus manos alternan entre mis senos y mi trasero, generando una sensación cálida en mi vientre bajo. Una sensación que, hasta anoche, jamás había experimentado antes.

Sintiéndome totalmente confiada en mí misma, coloco una de mis manos en su pecho y la voy bajando con lentitud, escuchando unos pequeños gemidos que salen de la boca de Cam a medida que me acerco a su miembro.

Nunca he tomado uno con mis manos así que me pongo un poco nerviosa cuando ya estoy llegando al final. Parece que Cam lo presiente porque toma mi mano y la termina de bajar por completo, haciendo que tome su miembro entre mis manos. Uno que, obviamente, ya está listo para la acción.

La estrella que guía mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora