Capítulo 4

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El tiempo restante hasta el viaje, Roxanne se lo pasó con los preparativos. Tenía que avisar a las costureras que se empezaba más tarde a trabajar. Elegir la ropa fue lo más importante, porque la mirarían con lupa durante los dos días. Y sobre todo, elegir su vestido de noche, fue lo que más tiempo la llevó.

 Pero aunque ella intentase olvidar las palabras de Carlos, no salían de su mente. Lo que menos le apetecía era encontrarse con su molesto vecino. Pero Las Vegas es suficientemente amplia y con miles de hoteles, para encontrarse en el mismo. ¡y si se encontraban daba igual! Se verían de pasada y punto. Cada uno tenía su propio acontecimiento.

Así que cuando llegó el día, se puso una camisa de cuadros, vaqueros y bailarinas negras, con una chaqueta de cuero por si tenía frío. Metió la maleta y la funda del vestido en el taxi que la vino a recoger. Por suerte a esa hora de la mañana no había mucho tráfico y no tardaron mucho en llegar. Pero al llegar allí si que había bastantes personas, como si alguien famoso fuese a llegar. Y de por seguro que por ella no era.

"Es por ellos" le dijo una voz que siniestramente se parecía a la de Carlos en su cabeza. Siguió andando y tal como esperaba, allí nadie la reconocía.

Se acercó a facturación y allí la hicieron pasar a una sala privada. Eso se lo esperaba cuando los que organizaban la fiesta también le pagaron el viaje por avisar con tan poca antelación. Era una sala lujosa, con un bufé y bebidas a un lado; varios sofás y sillones de cuero esparcidos por la sala junto a mesitas de café. Ya había unas cuantas personas dentro. El corazón se le paró cuando vio la parte posterior de una cabeza morena. Hasta que la cabeza se giró y pudo contemplar el perfil de una nariz aguileña y unos rasgos que no coincidían con los de Jackson.

Pero se sorprendió que una parte muy pequeña de ella deseara que lo fuese pero pensó que era porque se habían despertado con las hormonas revolucionadas del libro que se acabó de leer por la noche y hasta un ciego podía ver el atractivo de su vecino.

-Sí, seguro que es por eso - se dijo bajito para que no la escuchasen.

Intentó creerse sus palabras mientras se sentaba en uno de los sillones que estaba más apartado de la entrada. Pero ya había un trío, compuesto por dos mujeres y un hombre; y por los rasgos tan parecidos eran hermanos, como mucho familia. Los tres súpermorenos de piel con ojos chocolate y pelo moreno. Los ojos grandes y almendrados, con narices prominentes y labios amplios.

-Buenos días - dijeron todos a la vez.

No hablaron más hasta que los llamaron para su vuelo que se despidieron. Pero a Rox no le importaba. Porque de qué iba a hablar con unos desconocidos que nunca volvería a ver. ¿Del tiempo? Para eso prefería estar callada y repasar mentalmente  los dos días que la esperaban.

El interior del avión era como esperaba. Lo que no esperaba que fuese uno privado, no los asientos de primera clase de cualquier avión. Pero por lo que se veía no era la única que estaría en ese vuelo. Ya había una mujer entrada en la cuarentena pero bien conservada. Por lo demás, los asientos eran de cuero camel con alguna televisión colgada, un mini bar en un extremo y varios sillones esparcidos de dos en dos por la nave.

-Cuando lleguen los últimos pasajeros, despegaremos - dijo muy sonriente la azafata pelirroja.

Decidió empezar con la novela de Nora Roberts que había elegido para el vuelo, "El santuario". Estaba terminando el primer capítulo cuando se oyeron unas voces.

-Sólo tú te quedas dormido cuando tenemos un jodido viaje - dijo una voz masculina desde las escaleras de acceso al avión.

-¡A ti nunca te ha pasado, no! Porque yo recuerdo como unas cuatro veces....- le contestó otra voz.

Chicago Warriors (Editando)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora