Capítulo 8

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Ya había pasado más de la mitas de la noche cuando la fiesta de los diseñadores empezó a despejarse. Mucho más tarde de lo que Rox pensó que acabaría. Porque en fin, supuestamente era una celebración más seria y aunque hubiese buen ambiente, al no conocer a muchos asistentes creyó que no tardaría mucho en marcharse, lo justo para no quedar mal. Pero se confundió. La poca gente que conocía era muy abierta a la hora de socializar y la presentaron a todos los demás asistentes a la fiesta. Intercambiando opiniones sobre los diseños se pasaron el par de horas antes de la cena. Y ahí fue cuando la fiesta cambió un poco, sobre todo porque el vino y las champaña entraba muy bien junto a la exquisita cena. Y aunque ella, por una vez en su vida, se contuvo un poco de beber tanto por si la pillaban al salir de la fiesta algún fotógrafo, no la apetecía que le pillasen bebida, no sería muy buena imagen para su marca; en cambio, otros no lo hicieron y se pillaron el puntillo feliz. En cambio otros se cogieron más que el puntillo, aunque pocos. Y todo acabó como cuando en la fiesta de fin de curso alguien alcoholiza el ponche o eso le pareció a Roxanne. Todo el mundo reía demasiado alto, confundiéndose con los gritos. Un par de personas descansaban medio dormidas en las sillas. Otra parte con corbatas atadas a la cabeza y los que no llevaban corbatas con ellos, no tenían problemas, se las quitaba a algún pobre inocente que todavía la tenía en su sitio. La pista de baile estaba repleta de gente bailando tan absurdo como arítmicamente. Y lo único que sacó en claro Roxanne de todo esto, mientras que la sacaban a bailar o se animaba ella sola, que ya no se sentía fuera de lugar. Al contrario, no podía estar en un lugar con personas más perecidas. Todos se dedicaban a la moda en mayor o menor medida; y lo más importante: con problemas alcohólicos. 

Un tiempo después la fiesta fue volviéndose más surrealista. ¿Quién se imaginaría que dos dos de los más prestigiosos diseñadores se estarían besando y magreando en una esquina creyendo pasar desapercibidos mientras cada vez que pasaba alguien por su lado se paraba para fotografiarlos? ¿ O que un alto director acabaría haciendo un striptease encima de una mesa? ¿ Y un grupo de 6 tías y un tío estuviesen comparando sus pechos por encima de la ropa? Y mientras tanto Roxanne fue al baño, y en el camino echó una foto a los que se estaban liando, encontró a un hombre sentado en el suelo del pasillo, y consiguió mirarse en un espejo lleno de marcas de besos rojo y algún número escrito malamente. Al regresar a la sala, los dos amantes se habían ido, el que se desnudaba estaba dormido encima de la mesa; en el grupo de 6 mujeres y un hombre, el hombre tenía abierta la camisa y mostraba sus pechos con orgullo. Poca gente seguía bailando, pero los que todavía tenían fuerzas parecían más un grupo de zombies intentando bailar la macarena. Así que Roxanne decidió regresar a su mes ay seguir charlando con sus bebidos compañeros de cosas sin sentido. Más tarde, cuando su cerebro estuviese totalmente sobrio, encontraría sentido a la frase que había dicho el hombrecillo que se había subido al escenario para decir unas palabras antes de que comenzase la cena. Y aunque no hubiese asistido a la cena, era una frase conocida por todos. Aquella que dice: " Lo que pase en Las Vegas, se queda en Las vegas".

Y la verdad es que la encontró el sentido cuando se despertó en su cama, a medio desnudarse, y con recuerdos difusos dela noche. que seguramente es porque ya bien pasada la cena se olvidó de no beber mucho. Además, tampoco acordaba muy bien de cómo había conseguido llegar sana a su habitación.

Pero lo primero que pensó, fue en que su yo del pasado, sí el que estaba borracho, era muy desconsiderada al no cerrar las persianas para que la luz solar no la jodiese a la mañana siguiente. Así con dolor y un gruñido nada femenino las bajó. Después unos flashes de lo ocurrido en la fiesta le pasaron rápidamente por la cabeza y ahí lo comprendió. Y se alegró de ello, así si ella hizo algo de lo que no se acordase, nadie nunca lo sabría. Se dio la vuelta en la cama y se clavó el móvil en la cara. 

-Mierda - dijo casi sin voz por las voces que dio en la noche.

Cogió el móvil y lo primero que vio como salva pantallas era una foto suya metiendo su dedo en  la nariz de alguien que ahora mismo no conseguía recordar el nombre, lo que le hizo temer a lo ocurrido la pasad anoche. Y cuando abrió la galería de imágenes, se sorprendió de la cantidad de fotos que había hecho sin enterarse realmente de ello. Había fotos de dos personas besándose muy borrosa, una suya poniendo morros, o algo parecido, frente a un espejo con más pintalabios que espacio para verse en él, un hombre que parecía estar bailando encima de una mesa, un grupo de mujeres tocando los pectorales de un hombre, la foto de su dedo en una nariz desconocida, otra en la que la misma chica la lamía la mejilla, una del culo de un hombre y más fotos sin sentido o borrosas. Otras que la sorprendían por las gilipolleces que hacían las personas retratadas.  Por suerte ella salía en pocas, pero lo malo era cuando pensaba en las que podría estar ella en otros móviles.

-Santa mierda - reflexionó-, normal que digan que es la mejor fiesta del todo el año... si la prensa se enterase de lo que ha pasado dentro tendrían titulares para todo un año, lo justo para que se celebrase la siguiente fiesta...

Y justo cuando se había vuelto a quedar dormida sin darse cuenta, el móvil le empezó a sonar con una melodía extraña, pero que a la vez la sonaba de algo. El nombre de Carlos se leía con letras mayúsculas. 

-Ahora no... - dijo a la vez que cortaba la llamada.

Pero no sirvió de nada y a la cuarta vez que llamaba, contestó.

-¿Qué..? - saludó sin ganas.

-¡Cómo te atreves a cortarme la llamada... y tres veces! - dijo alzando la voz.

-Fácil, das a ese icono igual que el verde pero en rojo y por favor, no grites...

-¿Resaca? ¡Por favor, dime que ayer no te emborrachaste!

-¿No me emborrache? 

-¡Dios! ¡Qué habrán pensado de ti! Además es el primer año que te invitan, Rox... ¡¿Estas loca!? - dijo gritando

-¡Que no grites! - gritó ella - ¡Cálmate...!

-¿Cómo me voy a calmar?¿Cómo puedes estar tú tranquila? Seguro que has hecho algo vergonzoso y no te vuelven a invitar... - dijo como si le fuese la vida en ello.

-¡Si te callases y me dejases hablar a lo mejor no tendrías que estar así de histérico....!

-Pues habla.

-Ahora no me da la gana... ademas, no tengo que darte explicaciones después de haberme hablado así de algo que no tienes una puñetera idea - le dijo justo antes de cortar la llamada. 

Estaba harta. Harta de que siempre que hacía algo que a él no le parecía bien, aunque no supiese la historia completa, la trataba como si fuese retrasada. Y era en esos momentos en los que le encantaría mandar a la mierda a él y a sus opiniones. 

Casi al instante el móvil le empezó a sonar otra vez. E igual que las primeras tres veces le cortó la llamada, no quería decir algo de lo que se arrepintiera al segundo. Así que decidió apagar el móvil y pegarse un baño relajante antes de bajar a comer, hacer la maleta y volver a casa. Dónde seguramente le tocaría aguantar a un pesado Carlos preguntándole por lo que había pasado, porque él tiene que saberlo todo y si no, es como un grano en el culo hasta que lo consigue. Pero lo tenía muy claro, lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las vegas. 


*********

¡Hola! Ya sé que no es domingo y dije que subiría sólo los domingo... pero a partir de hora con el horario que tengo y el poco tiempo que poseo,  va a ser un poco difícil subir regularmente, así que cada momento que puedo lo utilizaré para escribir e intentar subir nuevos capítulos... ¡Tened paciencia! 

Bueno, espero que os guste éste capítulo y ¡un gran abrazo! :D 



Chicago Warriors (Editando)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora