Capítulo 12

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Jackson O'Donnell se levantó esa mañana a primera hora para ir al entrenamiento y de un humor un poco sombrío. Y aunque él no lo quisiese aceptar, sabía el por qué. Pero evitaba pensar en que su vecina tenía mucho que ver, ella y el idiota de su amigo. ¿Por qué le tiene que molestar que tuviesen una cita? ¿O que se podría encontrar con él en el descansillo saliendo de la casa para no llegar tarde al entrenamiento, después de haber pasado la noche juntos?

 <<No, no es por eso>> Se repetía una y otra vez mentalmente. <<Sino, porque en unos días tendremos un partido importante y Stoker tiene que estar al cien por cien en él, no pensando en una rubia de ojos violetas.>> 

Y siguió dándolo vueltas mientras, se ponía la ropa deportiva. Al igual que cuando se apoyó contra la encimera de la cocina mientras se tomaba su gran bol de cereales con leche, una costumbre que había adquirido desde pequeño, cuando su madre se lo preparaba a él y a su hermano David.

Cogió la mochila que siempre deja preparada el día antes de al lado de la puerta principal del piso. Una mochila negra, dónde portaba la ropa que usaría ese día. Ya que los protectores, patines y demás cosas que utilizaba usualmente las dejaba en su parte del vestuario. Estaba saliendo por la puerta, mirando fijamente la puerta de su vecina cuando su móvil empezó a vibrar en el bolsillo d esu pantalón. 

-¿Sí? - dijo parándose delante del ascensor y sin mirar la pantalla.

-He tenido un problemilla y necesito tu ayuda - reconoció la voz de Stoker al instante. Y no supo que imaginar como su "problemilla". Sólo esperaba que no tuviese nada que ver con cierta rubia.

-¿Qué? - dijo más bruscamente de lo que esperaba.

-Tengo una rueda pinchada...

-Pues llama a una grúa - le cortó la frase.

-Muy listo, ¿qué crees que hice cuando me di cuenta? Pero no tengo como llegar al entrenamiento...

-¿Taxi? ¿Transporte Público?

- Pasa a buscarme a casa, sólo te desvías unas cuantas manzanas... Además, un taxi tardará en llegar  y ni jodidamente loco me meto en un bus... me reconocerían y de ahí no salgo vivo...

-Ten claro que si llegamos tarde, toda la bronca y castigo de Zein te la vas a tragar tú solo - y colgó cuando se metió en el ascensor.

Y la verdad que cualquier otro día le hubiese pasado a buscar sin pensárselo, pero hoy no estaba de humor y menos para pasar unos minutos con él a solas en el coche. Porque le conoce lo suficientemente bien para saber que se pasará todo el tiempo hablando de su cita  de ayer y que él no tendrá más remedio que escucharlo. ¿Porque como se va a mostrar cabreado cuando el mismo le dio vía libre? Y se arrepentía de hacerlo, porque ya le atraía antes de Las vegas, pero verla con ese vestido, tan exuberante y magnifica, como una diosa del pecado, su diosa; lo solo hizo querer darse con un canto en los dientes por no decirle a Douglas que ni se acercase a ella. Y ahora tenía que ver como uno de sus mejores amigos salía con ella. Aunque podría tener la suerte de que su cita hubiera sido un completo y jodido desastre y ella no quisiese repetir otra vez. 

Tardo un cuarto de hora en llegar hasta el edificio de Stoker, del cual el salió nada más que Jackson estacionó el coche enfrente de la puerta. Se le veía contento, demasiado para el gusto del moreno. EL pelirrojo abrió una de las puertas de atrás para tirar allí su mochila y luego se sentó como copiloto.

-¿Tanto te costaba venir a recogerme? - dijo Stoker como saludo.

-Vamos a llegar con el tiempo justo para cambiarnos - gruñó el conductor.

Chicago Warriors (Editando)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora