Capítulo 22

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A la mañana siguiente Roxanne se levantó una hora antes de que Jackson pasase por su casa para ir a por Anubis y deseó haberle dicho que sí pues había amanecido de todo menos persona. ayer cuando Jackson la acompañó hasta su puerta y la dio un beso en la mejilla para despedirse, estaba tan nerviosa que no sólo tomó una copa de vino. Así que la resaca y el no haber podido pegar ojo en toda la noche, su reflejo en el espejo de su baño le devolvía el reflejo de una persona demacrada y con más ojeras que una estudiante el año antes de ir a la universidad. Así que decidió ir a la cocina a tomarse una gran taza de café, bueno, dos al final. Se recogió el pelo en una coleta suelta y se vistió con unos vaqueros y una sudadera grande que Carlos se dejó hace tiempo en su casa. Hoy no tenía ni ganas de vestirse bien para gustar a su vecino. Sólo quería tener a su gatito en casa con ella y Nefertiti y dormir todo el día. Se puso solo la base de maquillaje para no parecer tan muerta y esconder un poco las ojeras y ni se molestó en ponerse las lentillas.  Y entre una cosa y la otra la hora se le pasó sin darse cuenta.

-Mierda, mierda, ¡mierda! - dijo al escuchar el timbre de la puerta, todavía no se había arreglado del todo - ¡Tranquila- se dijo a sí misma y fue rápidamente a abrirla puerta. Llegó justo cuando su vecino estaba por llamar otra vez.

-¡Hola! - dijo un muy feliz Jackson mientras miraba los ojos violetas a través de los cristales.

-Hola, ¿te importaría pasar un momento? Sólo mientras me consigo unas deportivas - dijo mirándose los pies enfundados en calcetines de ciervos y maldiciéndose por no haber elegido unos menos infantiles- y la mochila.

No te preocupes dijo entrando en la casa y mirando a los lados para ver si veía a Nef.

-¿Donde está Nef? - dijo mientras miraba como Rox se alejaba por el pasillo a su dormitorio, o mejor dicho miraba como su culo desaparecía dentro del dormitorio; 

-Aquí, ven si quieres - dijo después de repasar la habitación y ver que no había nada intimo tirado por el suelo y que sólo estaba la cama deshecha y la gata contorsionada sobre ella ignorando a los humanos de su alrededor.

Encontró unas deportivas Converses totalmente amarillas y se sentó a los pies de su cama para poder ponérselas tranquilamente cuando pudo ver los pues de Jackson enfundados en unas deportivas blancas paradas en el umbral de la puerta y por la forma en que un tobillo estaba cruzado sobre el otro se podía adivinar que estaba apoyado contra el marco de la puerta.

-Bonita habitación - escuchó su voz grave y ella levantó la mirada mientras sostenía una zapatilla en la mano a medio camino del pie. 

-Gracias - dijo con poca voz.  Dándose cuenta en lo bien que le sentaba la cazadora vaquera sobre una camiseta azul clara que se pegaba a su torso. Y fue ahí cuando se dio cuenta: Jackson o'Donnell estaba en su dormitorio. Su corazón se desbocó al pensar en varias posibilidades. Una de ellas era imposible, sobre todo porque no tenía las agallas suficientes como para acercarse a él y lanzarse a sus brazos. En la otra era él quien se acercaba y la empujaba contra el colchón. 

<<Calmate,>> le ordenó su yo interior << sólo te falta empezar a babear de verdad>>.

Pero aunque le dejó de mirar y se concentró en ponerse la zapatilla y perder tiempo con los cordones, no pudo evitar que el ritmo de su corazón no se relajase cuando vio sus pies caminar hacia la cama. 

<<Cálmate, o antes de que tu espalda toque el colchón habrás muerto por un infarto, y ¡eso si que no te lo pienso consentir!>> la dijo otra vez su voz interior. 

Pero su corazón se calló al piso cuando le vio sentarse en un lado de la cama para acariciar al Nefertiti y sintió celos de su gata.

<<¿Crees que tener celos de un animal es una evidencia de locura?>> preguntó a su yo interior.

<<Sí y ¿que? Llevas hablando contigo misma desde pequeña cuando estás sola y ahora están hablando conmigo.. y ¿te crees que estas loca por estar celosa de un animalillo?>> 

-¿Rox...? - levantó la cabeza la aludida.

-¿Sí?

-¿Estas bien? Estabas totalmente ida...

-Si, sí - dijo sonrojándose - ¿me habías dicho algo?

 -¿Que que tal estabas después de lo de ayer? - dijo mirándola fijamente.

-Bien - dijo dándose cuenta de que se refería a u supuesta rotura con su amigo-, supongo que siempre supimos que estábamos mejor siendo amigos que algo más - dijo para quitarle importancia.

-¿Estás segura? - quiso cerciorar, porque si así era su tiempo de espera sería mucho menor y sólo de pensarlo tenía ganas de bailar, bueno es mentira, tenía ganas de  aprisionarle en ese mismo instante contra el colchón y hacerla saber cuanto la deseaba, pero sabía que no era un buen momento. 

Roxane se levantó de la cama para coger la mochila de la cómoda y meter la cartera y las demás cosas necesarias. Y sobre todo para alejarse de la cama que tanto la estaba tentando. Además ver a Jackson siendo cariñosos con la gata no la estaba poniendo fácil precisamente.

-Ya estoy lista - dijo mientras salía de la habitación- ¡vamos a por Anubis!

Jackson dio la ultima caricia la preciosa gata que tenía el privilegio de disfrutar de la cama y siguió a su dueña. 

-He pensado que podríamos ir andando, ya que está cerca - dijo ella mientras se detenía a cojer las llaves de casa.

-Vale, pero entonces déjame ir a por una gorra y unas gafas; que si no se nos va a hacer el camino eterno - dijo mientras salía al pasillo y sacaba las llaves de su casa.

-Dale.

Por suerte en el camino a la clínica no le reconoció nadie y pudieron ir tranquilamente mientras hablaban de banalidades y tonterías. Y ambos utilizaban cualquier escusa o momento para rezar se con el otro o posar una mano en el brazo u hombro. En la clínica ya fue otra historia, él se tubo que quitar las gafas u ahí los veterinarios le reconocieron, pero por suerte solo pidieron hacerse una foto todos juntos y nada más. Al terminar pidieron que les acompañaran a una de las consultas para que estuvieran presentes en la ultima revisión del gato antes de que se lo llevaran a su casa y ninguno se preocupó aclarar que no eran pareja; aunque ninguno lo reconocería ese momento al otro, les encantaba que durante un momento pudieran hacer como si sí lo fueran. 

Cuando les trajeron a Anubis, Roxanne casi no le reconoció, ya no había rastro del gato esquelético. Ahora estaba igual que su hermana y sus ojos, más amarillentos que los de Nef, brillaban con vida, no como la última vez. Cuando le dejaron encima de la mesa de acero, el gato miraba todo atentamente y como si la reconociera se acercó a Roxanne mientras maullaba tan suavemente que enternecería hasta la persona con menos corazón del estado.

-Hola, Anubis - dijo ella mientras le cogía en brazos y le llenaba de besos sin poder evitarlo; lo que ocasionó que esta vez el que se pusiera celoso del minino fuera Jackson, el cuál se sentía imbécil, un imbécil celoso. - Mira, este es Jackson - le dijo al gato como si de verdad le pudiese entender.

- Creo que es la primera vez que puedo decir que me he enamorado de un ser del mi mismo sexo - rió Jackson mientras le hacía gestos a Rox para que se le dejase, ésta se lo pasó y no pudo evitar quedarse mirando como una idiota mientras él le daba mimos a su pequeño felino.

Cuando entró la veterinaria se le quitó suavemente de los brazos para hacerle el último chequeo, el cual paso sin problemas.

-¿Nos vamos ya a casa, Rox? - preguntó Jackson mientras agarraba el transportín del gato. Roxanne no supo si él se había dado cuenta de que había sonado como si vivieran juntos y la verdad que no la importaba.  

-Claro - sonrió ampliamente mientras le abría la puerta de la clínica se encaminaban bien juntos por toda la calle hasta su edificio. 

Chicago Warriors (Editando)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora