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James Tiberio Kirk nació el mismo día que murió su padre, George Kirk, quien fue capitán de la USS Kelvin por apenas 12 minutos. En ese breve tiempo, salvó a 800 personas al enfrentarse a una nave romulana que atacó sin piedad. Desde niño, Jim fue rebelde y problemático, siempre metido en peleas.

Un día, el Capitán Pike lo encontró sangrando después de una pelea con unos cadetes de la Flota Estelar y lo miró con curiosidad, como si viera en él algo especial.

-La Federación necesita gente como tú -le dijo Pike-. Si eres la mitad del hombre que fue tu padre, en cuatro años podrías estar a bordo de una nave. Te espero en el astillero de Riverside a las 0600 horas, Jim.

Kirk

"Mi padre fue un héroe, un gran hombre. El Capitán Pike me lanzó un desafío, y yo no rechazo desafíos. Decidí que iría, que me convertiría en alguien aún mejor que mi padre."

-Cuatro años... lo haré en tres -le informó a Pike con determinación.

En el transporte hacia la Academia, conoció a un hombre que no dejaba de quejarse sobre los riesgos de estar en el espacio.

-La Flota Estelar opera en el espacio, ¿lo sabías? -dijo Jim, burlándose un poco.

-No tengo a dónde ir. Mi exesposa me quitó todo; solo me quedan mis huesos -respondió el otro hombre.

-Jim. Kirk -se presentó.

-Leonard McCoy -respondió su nuevo amigo, que luego conocería simplemente como "Huesos".

Narrador:

Ya en la Academia, Jim y Huesos se volvieron mejores amigos. Kirk siempre desafiaba las normas, y en el examen final, una simulación diseñada para hacer sentir miedo a la muerte, planeaba hacer trampa. Sabía que la prueba había sido creada por un vulcano con el único propósito de reprobar a los cadetes. Y Jim logró pasar.

Poco después, fue llamado ante un consejo disciplinario.

-Hemos convocado este consejo para tratar un asunto delicado -dijo el almirante-. James T. Kirk, al frente, por favor. ¿Algo que decir?

-Creo que tengo derecho a enfrentarme a mi acusador -respondió Jim con desafío.

-Señor Spock -llamó el almirante, señalando al vulcano.

Jim pensó para sí mismo: "Maldito vulcano."

-El señor Kirk violó las normas al usar un algoritmo para alterar la prueba -informó Spock con serenidad.

-Dígame algo, señor Spock. ¿No es cierto que el examen está diseñado para ser reprovado? -replicó Kirk.

-Ese no es el propósito. Es para enseñar a enfrentar el miedo a la muerte. Usted, más que nadie, debería entenderlo -respondió Spock, mirándolo fijamente.

__ Si yo más que nadie.

Antes de que Kirk pudiera contestar, una notificación llegó al almirante.

-Todos a los transportadores. Hay una señal de auxilio del planeta Vulcano -anunció.

Kirk murmuró -Maldito vulcano.

-Sí, vuelve loco a cualquiera -dijo Huesos riendo.

-No empieces.

-Te vuelve loco de amor, admítelo -respondió Huesos, divertido.

-Está bien, lo admito. Desde la bienvenida me tiene loco. Pero es un vulcano. Nunca me haría caso. Son muy tradicionales.

Debido al problema con el consejo, Jim no fue asignado a una nave. Sin embargo, Huesos, fiel a su manera, lo inyectó con un estimulante para ayudarlo a abordar. Solo que olvidó las complicaciones cardíacas de Jim, y aunque Kirk no murió, las reacciones secundarias fueron terribles.

-Atención, señores. Ayer a las 2300 horas se registró una tormenta eléctrica en el espacio. Llegaremos a Vulcano en tres minutos -anunció un joven.

Kirk sabía que era una trampa. Corrió hasta la oficial Uhura, quien había interceptado una señal romulana. Con su ayuda y bajo los efectos de las inyecciones de Huesos, llegó al puente.

-Es una trampa, señor -gritó Kirk, tratando de llamar la atención de Pike.

-Kirk, no tiene autorización para estar aquí -dijo Pike.

-¡Escúcheme! -insistió Jim.

-Señor, él está bajo efectos alucinógenos de una enfermedad que contrajo -explicó Huesos, tratando de disculparse.

Pero Jim se acercó más a Pike y, sin dudar, continuó.

-Es una trampa, señor. La tormenta que mencionaron es la misma que ocurrió el día que nací. Leí su tesis, lo sabe. ¡Es una trampa! Esa señal no era de vulcanos; ¡eran romulanos esperándonos!

-¿Cómo sabe eso? -preguntó Pike, dudoso.

-Yo misma intercepté y traduje el mensaje, señor -apoyó Uhura.

-Tiene sentido, señor. La cadete es la mejor en senolingüística -apoyó Spock.

-Escudos al máximo, alerta roja -ordenó Pike, reaccionando.

-Llegaremos a Vulcano en tres, dos, uno -avisó Sulu.

Kirk tenía razón. Al llegar, encontraron seis naves de la Federación destrozadas.

-¡Maniobras evasivas! -ordenó Pike.

Los restos de las naves representaban un peligro grave para la Enterprise.

-Señor, sus cañones nos están apuntando -informó Chekov.

A bordo de la nave enemiga, el líder romulano tenía la intención de acabar con la última nave de la Federación.

-Aproximación al casco de la nave -ordenó Nero, el comandante romulano.

-Capitán, los romulanos solicitan comunicarse -indicó Uhura.

-Saludos -dijo el enemigo.

-Solicitamos que detenga este ataque. Quizá podamos llegar a un acuerdo con el Imperio -respondió Pike.

-Yo no sigo al Imperio, me he separado, al igual que el vulcano de su tripulación -respondió Nero.

Jim miró sorprendido a Spock.

-Lo siento, señor. No lo conozco -respondió Spock, desconcertado.

-Aún no. Pero su capitán vendrá a mi nave vía transportador. No intenten nada más -dijo Nero antes de cortar la comunicación.

-Necesito oficiales con entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo -dijo Pike.

-Yo tengo entrenamiento -informó Sulu.

-Capitán, eso es exactamente lo que quieren. Lo matarán si va -dijo Jim, preocupado.

-Por primera vez estoy de acuerdo con el señor Kirk -dijo Spock, serio.

-Kirk, Sulu, conmigo. Aunque tú no deberías estar aquí, Kirk -dijo Pike antes de salir.

Spock también los siguió.

-Cuando baje, destruyan esa cosa que está bloqueando nuestras transmisiones. Kirk, te nombro primer oficial -ordenó Pike.

-Capitán, no logro entender sus bromas humanas.

-No es una broma. Y ya no soy el capitán. Ahora es usted. Cuando esto termine, vengan por mi

A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora