The Crown / Genmui Omegaverse.

20: El veneno de la ambición.

Este capítulo tendrá escenas fuertes y menciones de muerte y suicidio, se recomienda discreción. ⚠️

Estaba dudando demasiado, no era idiota, pero tampoco tenía pruebas de lo que sucedía. Daba vueltas por la alcoba que alguna vez le perteneció en ese castillo, mirando al suelo tratando de hallar una respuesta, hasta que tocan a la puerta y toma una posición de plena quietud.

—¿Padre? Soy Minato, vengo con el tío Yorichi y con mi esposa —la voz de su hijo mayor lo hace suspirar y le permite la entrada.

El alfa abre la puerta e ingresa a sus aposentos, tras hacer una reverencia dejando pasar a Yorichi y a su esposa al lado, Yoru toma asiento en una silla que se encuentra ahí, la mujer se ve cansada a simple vista, últimamente se le veía triste y enferma cosa que no pasaba desapercibida por nadie. Muichikatsu evitó el contacto con sus ojos, ya sabía lo que sucedía.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué siguen ustedes en el mandato? ¿Dónde se encuentran Yuichiro y Muichiro? —habla obstinado, su rostro iracundo y sus brazos cruzados en signo de autoridad.

—Hermano, Yuichiro está convenciendo a Muichiro, se le vio en Osaka hace unas semanas, hablé con él y dice que volverán para después de año nuevo... —su mentira estaba perfectamente planeada, no iba a dar tanta información para no enredarse, su idea era hacer tiempo.

—Oh, entonces Muichiro apareció... —su voz se escucha por lo bajo, frunciendo el ceño al digerir la información— ¿Estás seguro de lo que me dices, Yorichi?

—Claro que sí, hermano, no jugaría con esto... Además, vienen dispuestos a tomar su corona como se debe.

Muichikatsu sonríe triunfal, sus ojos rubí mirando directamente a su gemelo menor con soberbia.

—Excelente, entonces ve y diles que se apresuren o cosas grandes se avecinarán.

Es su veredicto final antes de pasar al lado de todos y salir del lugar, dejando a Yorichi pasmado, mirando a Minato que durante todo este tiempo simplemente permaneció callado mirando al suelo, con su omega escuchando absolutamente todo y a la vez sin poder decir ni una sola palabra.

—Tío Yorichi, ¿está bien hacer esto? Sabe que Yoru se encuentra muy mal de salud, no queremos más problemas... —susurra el alfa más joven.

Yorichi dirige su mirada afilada hacia su sobrino, luego a la omega pelinegra que tose en un pañito beige, abriendo sus ojos en grande al notar pequeñas gotas de sangre.

—¿Desde cuándo comenzó a sentirse mal? —indaga, señalando con su índice el lugar donde Yoru permanecía sentada.

—Desde hace unos meses, ha avanzado muy rápido, no sabemos qué tiene, los médicos dicen que tal vez su garganta esté seca y la sangre es normal, pero no me parece que sea así —explica preocupado Minato, que se arrodilla ante su esposa, dándole consuelo.

—Yo... Ustedes prometen guardar el secreto ¿no? —comenta Yorichi frunciendo el ceño.

—Claro que sí, la felicidad de mis hijos es antes que la nuestra, solo quiero verlos... Por favor —pide la omega temblando, con las lágrimas a punto de caer.