Muichiro tendrá un viaje para descubrir quién es, lo que quiere hacer y madurar lejos de casa, se enamorará de Genya, un alfa que le enseñará sobre la vida, lo cruda y bonita que es a la vez, y le quitará la venda de los ojos que lo mantenía cautivo...
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Esa mañana habían despertado por la luz que se encendió en sus habitaciones, Inosuke y Zenitsu que eran los encargados de levantarlos hicieron de avisarles un escándalo antes de llevarles sus uniformes que usarían en su estadía ahí. Se trataba de un hakama negro ancho, un kimono del mismo color y abajo una camisa blanca, cinturón tipo obi de cuero y unas botas de combate, como estaban en pleno campo para entrenar no tendrían chaquetas o algo que los cubriera del frío más que su propio esfuerzo o sudor.
Genya tapó sus oídos ante las quejas de ambos alfas más jóvenes pelear por quién desayunaría primero, evitó mirarlos y se fijó en Sanemi, que si no estaba de buen humor su rostro reflejaba sus venas marcadas demostrando que estaba muy estresado por escucharlos.
—¿Pueden callarse e indicarnos dónde diablos vamos a comer? —son las más amables palabras del albino, que se levantaba del tatami y se dirigía al baño.
Inosuke frunció el ceño y respondió con voz irritada— Podrás ser parte de la realeza pero eres muy grosero, hombre, esperamos afuera, no tarden.
—¡Discúlpenlo, señores! —Zenitsu hizo una venia, haciendo que el de cabellos cortos la hiciera por igual, y bajo regaños lo sacó de la habitación.
Sanemi gruño enfadado y cerró la puerta con fuerzas. Genya saltó desde su lugar y se apresuró en buscar el uniforme que le correspondía a él, desde que su hermano la noche anterior había "hecho las pases" con Yuichiro tenía un ánimo de perros, mientras él se sentía extraño de no poder compartir junto a Muichiro en su entrenamiento. Caminó hasta el mismo baño donde estaba su hermano y entró por igual, ya que ambos eran alfas y tenían lo mismo.
Sanemi estaba terminando de cepillar sus dientes, viéndolo por el espejo con sus apenas perceptibles cejas fruncidas, sin decir una palabra, escupió el agua y se desnudó para entrar a la ducha. Genya por su parte agarra su propio cepillo y limpia sus dientes escuchando la regadera y a su hermano mayor lavar su cuerpo, pronto, el vapor inundando el cuarto de baño.
Cuando sanemi sale es que Genya termina de orinar que se mete en su turno para la ducha.
Y al finalizar y salir ya su mayor tenía puesto el uniforme, cosa que él se apresura y se lo coloca lo mejor que puede, notando frente al espejo su figura esbelta y fuerte, el traje le sienta de maravilla.
—Ya quiero acabar con esto de una vez.
Genya voltea y se fija que Sanemi sale de la habitación por lo que él también hace lo mismo, está en automático y no sabe que hacer.
—Hasta que por fin, demoran mucho —se queja Inosuke, que los guía por el pasillo de mala manera, desabrochando los botones de su uniforne— los llevaré a desayunar y luego Monitsu los guiará al campo de entrenamiento con Tomioka Giyuu.
