Muichiro tendrá un viaje para descubrir quién es, lo que quiere hacer y madurar lejos de casa, se enamorará de Genya, un alfa que le enseñará sobre la vida, lo cruda y bonita que es a la vez, y le quitará la venda de los ojos que lo mantenía cautivo...
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Su corazón se hacía añicos, tapaba su boca evitando dejar que los sollozos escaparan de sus labios, sus ojos llenos de lágrimas y su cabeza doliendo, poco a poco se dejó caer al suelo, agachado, ahora sí dando puños al piso de madera mientras gritaba a todo pulmón dejando escapar la rabia y la tristeza.
Se sentía traicionado y ansioso, su cuerpo temblaba y es que todo lo que su abuelo le había contado no era para menos. Abrió sus ojos tarde y se odió por no haberse dado cuenta antes, quería recuperar a su hermanito y a la vez quería respirar profundo y darse un tiempo de tranquilidad, de disfrutar su vida como un omega normal sin responsabilidades, de estar en paz ya que se sentía al borde del colapso.
Su abuelo Yorichi lo había guiado hasta Tokio, se encontraba específicamente en Shinjuku, en una posada de flores de cerezo y aguas termales, estaba tan cerca y lejos a la vez de su gemelo, puesto que su abuelo tampoco se las dejó fácil; le dio pistas, información valiosa de su familia, le dijo que su gemelo estaba bien y lo dejó con dinero suficiente en una buena posada.
A su corazón llegó una punzada que lo hizo retorcerse, abrazando su pecho con miedo, abrió sus ojos sorprendido y tomando aire desesperado, la punzada se hacía más rápida y pudo sentir un olor particular llegar a su nariz: tierra, pino y naranja.
Sentía que se ahogaba debajo del agua, tratando de respirar correctamente mientras se arrastraba en el suelo, solo pudo levantar su mano y caer inconsciente. Y no había nadie ahí que pudiera ayudarlo, la soledad y oscuridad en la habitación era palpable.
La cita con Genya había sido perfecta, las charlas fueron amenas y un poco profundas mientras comían, el alfa lo había llevado de vuelta al hotel donde se hospedaba y se despidió porque cumpliría con su jornada laboral. Estuvo aburrido mientras chateaba con sus únicos contactos, pero tampoco podía perderse en la ciudad.
Bueno, o eso pensó hasta que Mitsuri le escribió un poco animada invitándolo a unas aguas termales con sus amigos, Muichiro había aceptado porque tenía ganas de salir y socializar un poco.
Kanroji Mitsuri-San🌸
Muichiro-Kun, me has comentado que estás viéndote con un alfa ¡es tan genial! ¿Por qué no lo invitas a venir con nosotros? Si no quieren quedarse a dormir pueden compartir un buen momento con nosotros, le he invitado a Rengoku-San que vendrá a presentarnos a su omega.
5:40 p.m
Muichiro lo pensó un poco y decidió escribirle a Genya, consultar la disponibilidad del alfa era esencial, aunque admitía que se sentía emocionado y un poco avergonzado ¿no estaba siendo muy empalagoso? Negó rotundamente y se dijo que no tenía nada que perder.