Capítulo 29: Los angeles del subsuelo

9 4 0
                                    

Por fin la luz del sol, pensó Chloé mientras salía por la puerta de las catacumbas. Miró a Axel y notó su agotamiento. Al salir, Axel se quitó la mochila, la apoyó en la pared y se dejó caer en el suelo, dejando que la luz natural lo invadiera. Chloé observó que había pasado casi todo el viaje en silencio, pensativo, casi preocupado.

-¿Qué te pasa, Axel? Has estado muy callado todo el tiempo... -dijo Chloé, con la voz cargada de curiosidad.

Axel la miró fijamente, sin apartarse de sus pensamientos oscuros.

-Algo no va bien... V parece ser alguien muy importante -dijo, dejando clara su desconfianza.

Chloé se agachó junto a Axel, colocando una mano en su hombro.

-Yo no le veo maldad. Me recuerda a su madre -dijo ella, intentando calmarlo.

-Sí, pero... lo que hizo ahí abajo, en las catacumbas... No creo que nadie esté seguro con él -replicó Axel, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y temor.

-¿Te preocupa Lysander? -preguntó Chloé, intentando leer más allá de sus palabras.

Axel se quedó pensativo, y tras unos segundos respondió:

-Al salir del laberinto, vi unas marcas en la pared, como si fueran indicaciones hasta el escondite de Lysander. Es extraño... Lysander no necesita ninguna marca para encontrar su propio camino hasta allí...

Chloé lo miró, intrigada.

-¿Entonces qué piensas? ¿Que esas marcas podrían tener otro significado? -dijo ella, con un tono de creciente inquietud.

-Ni idea... pero creo que hay algo más. Tengo la sensación de que Lysander nos ocultó algún tipo de información... -dijo Axel, su voz cargada de sospecha.

En ese momento, una figura se acercaba andando hacia ellos desde la distancia. Chloé pronto reconoció al hombre que se aproximaba; su corpulencia y su barba lo hacían inconfundible.

-¿Phill? -murmuró Chloé, sorprendida.

-¿Un largo viaje por el subsuelo? -dijo Phill, notando la fatiga en sus rostros.

-¿Te importa mucho, Phill? -respondió Axel, con una expresión de pocas ganas de conversar.

-Llevo desde anoche vigilando esta entrada. Imaginaba que os vería aparecer... pero no sin Zael -contestó Phill, sin ocultar su curiosidad.

-Zael no está, como puedes ver -replicó Axel, con firmeza.

-¿No os cruzasteis con nadie allí abajo? Al amanecer entraron cuatro tipos -dijo Phill, intrigado.

-Allí abajo hay muchos caminos; pueden haber ido por cualquier parte -intervino Chloé, restándole importancia.

Axel, con un tono más serio, preguntó rápidamente:

-¿Cómo vestían?

-Para bajar ahí abajo, diría que iban demasiado bien vestidos -contestó Phill, sin entender por completo la situación.

Chloé miró a Axel, como esperando que él pudiera darle una respuesta a aquella extraña coincidencia.

-Joder... -murmuró Axel, claramente preocupado.

-¿Esperabais a alguien? -preguntó Phill, cada vez más intrigado.

-Espero que no sea más gente de esa maldita Orden -dijo Axel, pensativo.

-¿Aún siguen por aquí esos cabrones? -preguntó Phill, mostrando su desprecio.

-Sí, nos persiguieron al entrar -respondió Chloé, recordando la tensión en cada paso del laberinto.

-Putos bastardos... -dijo Phill, girando la cabeza y escupiendo al suelo con desdén.

-Puede que estén en peligro en el escondite de Lysander.- Murmuró Axel mirando Chloé.

Phill miró a Axel y Chloé, con el ceño fruncido, antes de preguntar:

-¿Sabéis cómo llegar hasta allí?

Axel y Chloé se miraron, buscando la aprobación del otro antes de revelar cualquier información a Phill. Finalmente, contestaron:

-No -dijo Axel.

-Sí -dijo Chloé al mismo tiempo.

Phill esbozó una sonrisa al notar la contradicción.

-Aunque sepamos llegar, no te vamos a decir nada... Lysander no nos lo perdonaría -dijo Axel, con tono firme.

Chloé lo miraba, claramente en desacuerdo, y replicó:

-Debemos volver, tú mismo has dicho que pueden estar en peligro.

Axel abrió la boca para oponerse pero estaba demasiado agotado y la firmeza de Chloé parecía imparable.

-¿Puedes avisar a Marcus y a los demás? -preguntó Chloé a Phill, con un tono decidido.

-Sí, están preparados para bajar allí si hace falta. Solo tengo una pregunta: ¿Zael está con Lysander? -respondió Phill, observándola con una mirada inquisitiva.

-Sí -respondió Chloé.

Phill soltó una risa seca y añadió, con un brillo desafiante en los ojos: -No dejaré que lo maten sin antes darle una buena paliza...

-Entonces, ¿nos guiarás hasta allí? -insistió Phill.

Axel, visiblemente agotado, intentó ponerse en pie, pero Chloé le puso una mano en el hombro, deteniéndolo.

-Dejamos a Zael con Lysander; debería estar allí, y V también -añadió ella, tratando de tranquilizarlo.

-Ese chico... V tiene algo extraño, ¿lo sabéis, no? -murmuró Phill, como si reflexionara en voz alta.

-Es buen chico, no te preocupes -contestó Chloé, restándole importancia.

-Avisaré a Marcus -dijo Phill mientras se levantaba. Sacó un dispositivo extraño y presionó un botón. -Pronto estarán aquí.

Axel intentó levantarse de nuevo, y esta vez Chloé lo ayudó a incorporarse.

-Tranquilo, Axel. Yo los guiaré hasta allí -le dijo, mirándolo a los ojos con firmeza.

-No puedo dejarte sola; es demasiado peligroso -replicó Axel, sin querer ceder.

A lo lejos, el rugido de las motocicletas ya se hacía escuchar. Chloé se giró hacia la dirección en la que venían y luego volvió a mirar a Axel.

-No voy a estar sola, tranquilo -le aseguró, dedicándole una sonrisa.

En ese momento, los moteros llegaron y frenaron cerca de ellos. Marcus bajó de su moto, lanzándoles una mirada rápida.

-¿Phill? Si nos has avisado, es porque vamos a bajar... -dijo Marcus, sin rodeos.

Phill asintió y miró a Chloé. -Ella nos guiará hasta Lysander. Creemos que gente de la Orden va para allá -explicó.

Marcus se giró hacia los demás moteros y, esbozando una sonrisa, ordenó:

-Preparaos para bajar. Es hora de que los ángeles desciendan al infierno.

V el origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora