Las luces de la ciudad pasaban por la retina de V como destellos intermitentes, reflejos de luz y sombras, pero su mirada estaba perdida. El viaje de vuelta a ese motel mugriento transcurrió en un pesado silencio. Zael lo observaba de reojo, sabiendo que el peso de todo lo que estaba sucediendo aplastaba la voluntad de su sobrino.
Al llegar al aparcamiento del motel, Zael apagó el motor. La calma que solía caracterizarlo parecía haberse desvanecido; la situación también lo superaba a él. Miró a V y suspiró.
-V... lo has hecho muy bien. Imagino lo difícil que es contenerse, sé que habrá sido complicado, pero esto, quieras o no, es un avance -intentó sonreír mientras colocaba una mano en su hombro-. Vamos, sobrino. Tenemos que descansar. Mañana quizá encontremos ayuda para todo esto.
V lo miró brevemente, pero no dijo nada. Bajó del coche y se quedó quieto, con la vista en el suelo, las manos en los bolsillos, como si estuviera abatido. Zael se acercó, lo rodeó con un brazo, comprendiendo su agotamiento, y lo ayudó a caminar hacia la habitación.
V avanzó hacia su cama, casi arrastrándose, como si fuera un zombi. Llegó al borde y se dejó caer, exhausto. Estaba físicamente agotado, pero lo que realmente lo empujaba a ese estado era su ánimo. Sentía que no había salida, que hiciera lo que hiciera, nada saldría bien. Su madre ya no estaba, su padre tal vez era el culpable de todo lo malo que le estaba pasando, y su tío, aunque lo había salvado, solo parecía arrastrarlo hacia más problemas. V, que siempre se había considerado una buena persona, ahora sentía que lo peor estaba dentro de él. No veía una salida. Cerró los ojos, sumergiéndose en otra tormenta de pensamientos caóticos. ¿Cuándo iba a terminar todo esto?
Pasó el tiempo, y empezó a escuchar a su tío decir algo. Abrió los ojos y vio que Zael dormía, pero no parecía descansar. Algo lo atormentaba. V sintió compasión, sabía perfectamente lo que era tener pesadillas. Observó cómo su tío daba vueltas de un lado a otro, murmurando palabras que V no lograba entender. Finalmente, V se quedó dormido también.
Comenzó otro de sus sueños. Se encontraba en la misma habitación de los sueños anteriores, y El Ayudante estaba allí, como de costumbre. V intentaba hablarle. Recordaba que Zael le había dicho que ese ser podría ser su padre, así que trataba de comunicarse con él, pero no podía pronunciar una sola palabra. El Ayudante lo miraba, impasible, mientras V luchaba por hablar. La impotencia lo invadía. De repente, el rostro de Ayudante comenzó a transformarse en el de un demonio sobrecogedor, y los símbolos de la habitación empezaron a brillar con un rojo intenso, hasta que la luz fue tan cegadora que V no pudo soportarla. Despertó de golpe. La luz del sol que entraba por la ventana le daba directamente en la cara.
Zael estaba en la ducha. Por fin salió y vio que V estaba despierto.
-Hola, sobrino -dijo Zael mientras cogía algo de comida de la bolsa que había dejado la noche anterior-. Espero que hayas descansado.
V miró a su tío, aún atrapado en los recuerdos del sueño que había tenido. Entonces recordó que la noche anterior había visto a su tío agitado mientras dormía.
-Sí, he descansado... pero ¿y tú? Ayer te vi algo inquieto mientras dormías...
Zael sonrió con cierta melancolía.
-Yo también sufro de pesadillas... también muy reales, V. Quizá sea algo propio de los que hemos estado alguna vez "allí abajo".
V se quedó pensativo mientras se levantaba y cogía un café de la bolsa de comida.
-Esta noche, por fin bajaremos a las catacumbas. Debemos ir preparados... La Orden sabe que estamos en París y, seguramente, están vigilando la zona -dijo Zael, con el ceño fruncido y la mirada perdida, inmerso en sus pensamientos. La preocupación se dibujaba en su rostro, los gestos tensos revelaban un nerviosismo inusual ante lo que estaba por venir.
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V el origen
FantasyEncontrado en circunstancias extrañas de niño, V, nunca tuvo una vida fácil... sus sueños, tan reales para él, le llevarán a intentar descubrir sus orígenes. Sabe que está solo pero tampoco tiene nada que perder, sin familia, siente que no pertenec...