-Puedes abrirlo, pero no creo que entiendas nada.
Zael se acomodó en la silla, su mirada fija en V, y comenzó a hablar con un tono solemne.
-Lo que estoy a punto de contarte cambiará todo lo que crees saber. Hace mucho tiempo, algunos ángeles descendieron a la Tierra, abandonando su lugar en los cielos. Entre ellos estaba Azazel, un ser poderoso que, junto con otros, rompió las reglas sagradas al unirse a humanos. De esa unión nacieron los Nephilim: híbridos, seres con la sangre de ángeles y humanos, más fuertes e inteligentes que cualquier humano y aunque más longevos, también mortales.
V se mantuvo en silencio, procesando cada palabra con la intensidad de quien siente que su mundo se está desmoronando.
-Los Nephilim no tenían lugar en este mundo ni en el otro. Eran temidos, odiados, y cuando los cielos decidieron que su existencia era un error, desataron el Diluvio, una inundación diseñada para borrarlos de la faz de la Tierra. Sin embargo, Azazel no iba a permitir que todo terminara así. Hizo un pacto... uno que, tuvo que pagar con su propio sufrimiento eterno.
Zael hizo una breve pausa, observando la reacción de V.
-Sus hijos, los Nephilim, no sobrevivieron al Diluvio como los hombres lo harían. Fueron ocultados, llevados a un lugar en el infierno, lejos de todo y de todos. Y allí permanecieron, atrapados, esperando su liberación. Pero esa liberación ya sucedió, aunque aún no entiendas las consecuencias de ese hecho.
V sintió un nudo en el estómago, sin saber qué implicaba todo lo que estaba escuchando, pero sintiendo que era más importante de lo que podía imaginar.
-La Orden del Equilibrio, durante milenios, esperó la liberación de los hijos de Azazel... Desde que sucedió, persiguen sin descanso a los dos ultimos Nephilim que lograron sobrevivir a aquel diluvio. Lo que no esperaban es tu aparición, te persiguen porque saben que estás relacionado con esos ángeles caídos y sus hijos, y eso te convierte en su objetivo. Ahora entiendes mejor por qué nunca estarás a salvo, no mientras ellos sigan existiendo.
-Entonces... tu y Amy..? Titubeó V.
Zael asintió y, con firmeza, dijo:
-Aún queda un Nephilim vivo aquí en la Tierra.
-¿Pero y yo? ¿También soy un Nephilim? -dijo V, expectante.
Zael se levantó de su silla, cogió el libro y lo puso de nuevo en la estantería de donde lo había sacado. Volvió a sentarse y, tras una breve pausa, continuó:
-Realmente no sé cómo llamarte ni lo que realmente eres... nunca se te dio un nombre. Desde luego que desciendes de los Nephilim, pero eres algo diferente. Lo que te voy a contar ahora no aparece en ese libro, y dudo incluso que la Orden lo sepa realmente.
Zael suspiró, casi como si lo que iba a decir a continuación fuera incluso más increíble que lo anterior.
-Cuando Azazel llevó a cabo el pacto para esconder a sus dos hijos en el infierno, no solo pagó con su sufrimiento eterno. También estaba implícito que su hija, Amy, daría a luz al hijo del ser con quien el pacto fue sellado. Ese ser es alguien realmente poderoso en el infierno, un ángel caído mucho mas antiguo que cualquiera de los vigilantes, además terminó siendo uno de los demonios más poderosos del inframundo.
-¿Entonces soy hijo de un demonio? ¿Cuál es su nombre? -preguntó V, impactado.
Zael desvió la mirada por un momento y, con tono serio, respondió:
-No lo quiero pronunciar... y sinceramente creo que es mejor que no lo sepas tú tampoco. Amy y yo hicimos la promesa de cuidarte en su presencia, pero todo esto a mí también me crea muchas dudas... -Zael hizo una pausa, pensativo, y luego, casi riéndose, añadió:-Sinceramente, espero que hayas salido a tu madre.
-Realmente no puedo creer todo esto... es demasiado... -dijo V, incrédulo, aunque empezaba a dudar de todo.
Zael, sonriendo con calma, sentenció:
-Tú mismo sabes que hay algo en ti que te hace parecer irreal en este mundo. La forma en la que tus ojos cambian de color, tu propio pelo... si te diste cuenta, creció mucho en el interior de esa iglesia...
V quedo sorprendido de ese hecho, con todo lo que estaba pasando en su vida no se había fijado que su pelo había crecido mucho en solamente un día.
Zael continuó:
-Todo de ti es diferente a los demás, e incluso tus sentimientos te hacen especial... si lo piensas, no es tan descabellado. Y eso que aún no has despertado. Sinceramente, todo lo que te define todavía no ha emergido, de eso estoy seguro.
Se quedó en silencio por un momento, su mirada perdida, como si reviviera el dolor de lo que estaba a punto de confesar.
-Cuando tu madre y yo nos enteramos de que podrías haber vuelto... Amy decidió que tenía que averiguar si era real. Al verte, supo que sí, que eras tú. Pero también fue su sentencia de muerte. Nos descubrieron enseguida, y desde entonces yo estoy huyendo de ellos... ahora contigo -Zael dijo esto último con una tristeza evidente en su voz, casi arrepentido, como si la culpa lo consumiera por no haber podido salvar a Amy.
V sintió el peso de las palabras de Zael, la tristeza y el arrepentimiento en su tono. Estaba a punto de responder cuando comenzó a escuchar ruidos que provenían del interior de la casa. Se sobresaltó, sus sentidos alerta, y Zael se dio cuenta al instante. Con un movimiento rápido, apagó la lámpara de aceite que apenas iluminaba la habitación.
-No es posible... -Zael murmuró, su rostro cambiando a una expresión de urgencia y preocupación-. No tan rápido. Ya están aquí. Pensé que tendríamos más tiempo.
V sintió una oleada de adrenalina recorrer su cuerpo, su mente tratando de procesar lo que estaba ocurriendo. Zael lo miró fijamente, su voz firme pero cargada de gravedad.
-Quédate aquí. No salgas, pase lo que pase. Tienes que sobrevivir.
Sin esperar una respuesta, Zael salió del estrecho cuarto y cerró con cuidado la puerta vieja por la que habían entrado. El sonido de la madera al cerrarse dejó a V solo en esa lúgubre habitación, con el corazón latiendo a toda velocidad, sabiendo que algo terrible estaba a punto de suceder.
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V el origen
FantasyEncontrado en circunstancias extrañas de niño, V, nunca tuvo una vida fácil... sus sueños, tan reales para él, le llevarán a intentar descubrir sus orígenes. Sabe que está solo pero tampoco tiene nada que perder, sin familia, siente que no pertenec...