El sol rojizo caía tiñendo el horizonte, mientras el sonido del motor relajaba a V, que miraba por la ventana, dando cabezadas casi durmiendo en aquel asiento polvoriento. No le quedaban fuerzas ni ganas; solo sentía un cansancio físico y mental increíble. Deseaba dormir, pero sus pensamientos seguían atormentándolo. No paraba de pensar en cómo había acabado con la vida de dos hombres que no conocía.
¿Tendrían familia? ¿Querían realmente acabar con mi vida? Quizá sea un peligro real para la humanidad y merezca morir... después de todo, la ira me controló en ese momento." Su mente era un torbellino.
-¿Estás bien? -Zael interrumpió el caos de sus pensamientos.
V seguía mirando por la ventana al horizonte, sin responder al principio.
-Sé lo que piensas -dijo Zael-, y no es culpa tuya. Tú no has ido a por ellos.
V bajó la mirada, mirándose las manos, que aún temblaban, y dijo con voz temblorosa:
-Quizá no debería huir. Quizá debería entregarme y acabar con esto. Creo que lo que sea que hay dentro de mí no es bueno... ni sé muy bien qué hacer. Me siento perdido. ¿Por qué soy así? ¿Por qué estoy aquí? No creo que pueda hacer nada bueno...
Zael suspiró y, tras una pausa, dijo:
-El bien y el mal es muy ambiguo... hubo "seres de luz" que cometieron las peores atrocidades, y también "seres oscuros" que llevaron a cabo acciones que salvaron muchas vidas. Supongo que ningún ser está totalmente definido. Aunque a veces lo pueda parecer. En definitiva no hay buenos y malos... hay quien es libre en sus decisiones y quien no lo es. Hay muy pocos que realmente puedan decidir cómo son, y creo que tú puedes ser uno de ellos. Es por eso que intento protegerte, sobrino.
Zael estaba dolorido, aunque no decía nada, pero se tocaba de vez en cuando la parte de atrás del hombro mientras hablaba.
-Pero no puedo controlarme bajo la ira... no puedo elegir nada -dijo V, agachando la cabeza.
-Eso puede cambiar, V. Al menos tenemos que intentarlo- dijo Zael sonriendo, intentando animarle.
Después de unos kilómetros, Zael volvió a romper el silencio.
-Te puedo preguntar qué ves cuando sueñas? Me dijiste que tenías unos sueños muy vívidos, ¿los recuerdas?V miró brevemente a Zael y contestó:
-Sí... recuerdo cada uno de ellos.Zael, interesado, volvió a preguntar:
-¿Me los puedes describir?V suspiró, como queriendo no recordar ninguno de ellos, y comenzó:
-Después de la aparición de Amy en el orfanato, esa misma noche empezaron... Durante años, soñaba casi todos los días lo mismo: huía de sombras demoníacas en lo que parecía un infierno en llamas. Era un lugar lleno de criaturas horribles, y el miedo me consumía. En algunos de esos sueños, aparecía una figura a la que llamo el Ayudante. Aunque tenía un aspecto demoníaco, con su pelo blanco brillante, me ayudaba a escapar. En uno de esos sueños, el Ayudante abrió un portal para salvarme, pero una de las criaturas me rasgó la cara justo cuando crucé. Él quedó atrás, rodeado de esas bestias, y el portal se cerró. Cuando pienso en ello parece más un recuerdo que un simple sueño.Zael miró a V, fijándose bien en su rostro, y volvió a mirar a la carretera.
-Esa cicatriz, ¿recuerdas cómo te la hiciste? -dijo Zael con tono suave, como hilando con sus sueños.-No, la tenía cuando me encontraron de pequeño -dijo V.
Zael se quedó dubitativo y continuó:
-No es descabellado que sea un recuerdo, como ya te dije, tú estuviste en el infierno y volviste. ¿Cómo era ese Ayudante?V lo recordaba como si lo estuviera viendo en ese momento:
-Su pelo blanco brillaba en contraste con la oscuridad de ese lugar, pero su aspecto era como el de aquellos demonios que me perseguían. Sus ojos emitían una potente luz azul y portaba una espada del mismo color que sus ojos.-Sin duda me hablas de tu padre -interrumpió Zael-. Esto que me cuentas es parte de tu pasado, V, no tengo ninguna duda.
-¿Lo conoces? Pregunto V interesado.
Zael se quedó en silencio, y luego dijo:
-Vamos a parar a repostar. Deberías bajar y estirar las piernas; aún nos queda viaje.Claramente, no quería hablar más de ese tema.
Llegaron a una gasolinera. Zael estacionó al lado de los surtidores de combustible, bajó y entró en el establecimiento.
V pensó en salir, pero el cansancio lo superaba y decidió quedarse. En la gasolinera todo estaba tranquilo, ya se había hecho de noche y lo único que rompía el silencio eran los grillos en los descampados que rodeaban aquel lugar. Zael salió cargado con una bolsa, abrió la puerta y se la pasó a V, mientras se quedó fuera repostando. La bolsa estaba llena de barritas energéticas y bebidas con cafeína. V estaba hambriento, y empezó a comer.
Zael montó de nuevo en el coche y dijo:
-Pásame una bebida sobrino, la necesitaré.
Bebió un sorbo de su bebida y arrancó. Salieron de la gasolinera y, estando en la carretera, V preguntó:
-¿Dónde vamos ahora?
Zael accionó el botón de la radio y respondió:
-Vamos a París, a ver a un buen amigo de tu madre. Puede que él sepa más cosas sobre cómo ayudarte. Aún queda viaje, si quieres puedes relajarte y descansar.
A V no le costó hacerle caso. Estaba muy cansado y se durmió en pocos minutos.
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V el origen
FantasyEncontrado en circunstancias extrañas de niño, V, nunca tuvo una vida fácil... sus sueños, tan reales para él, le llevarán a intentar descubrir sus orígenes. Sabe que está solo pero tampoco tiene nada que perder, sin familia, siente que no pertenec...