El momento se llenó de una sensación cálida y ligera cuando las galletas se terminaron. El híbrido, todavía con hambre y sin comprender por completo las costumbres humanas, miró la mano de Josh con curiosidad. Sus ojos brillaban con una mezcla de inocencia y esperanza, como si esperara más de aquel pequeño gesto de cariño. Sin pensarlo mucho, alzó su cabeza y comenzó a lamer la mano de Josh, su lengua moviéndose suavemente en un intento de captar algo más.
Josh se quedó quieto por un momento, sorprendido, pero pronto una sonrisa se dibujó en su rostro. El gesto, aunque un poco extraño, era tierno y lleno de la misma curiosidad que había mostrado el híbrido desde que llegó. Amy, al ver la escena, no pudo evitar reír suavemente. La risa de ambos llenó el aire con una alegría tranquila, como si el híbrido, con su manera única de interactuar, hubiera encontrado una forma de comunicar su agradecimiento.
—Creo que le gustamos— dijo Amy entre risas, mirando cómo el híbrido seguía lamiendo la mano de Josh, completamente ajeno a lo que estaba haciendo, pero claramente buscando atención y cariño.
Josh acarició la cabeza del híbrido, sintiendo una especie de conexión más profunda con él mientras se reían juntos. —Parece que sí, —respondió con una sonrisa suave. "Es como si estuviera aprendiendo a ser parte de nosotros.
El híbrido, al escuchar sus palabras, se quedó quieto un momento, mirando a Josh y a Amy. Aunque no entendía por completo lo que decían, pudo sentir la calma en el aire, la sensación de estar en un lugar seguro, algo que le era completamente nuevo. Movió la cola lentamente, como si estuviera contento, aún sin saber exactamente por qué, pero disfrutando de esa compañía cálida y de las risas que lo rodeaban.
La noche había caído con una calma serena en la casa. La luz suave de una lámpara junto a la cama proyectaba sombras tranquilas en las paredes mientras Josh y Amy se acurrucaban juntos en la cama. La conexión entre ellos era evidente, un abrazo cómodo y natural, como si todo en su mundo estuviera en su lugar por fin. Se sentían cerca, seguros, en una paz compartida que contrastaba con el ajetreo del día.
En el suelo del cuarto, el híbrido descansaba en silencio. Había aprendido a encontrar su propio lugar en este nuevo espacio, y aunque no comprendiera completamente lo que estaba sucediendo a su alrededor, algo en su interior se sentía más tranquilo que nunca. Su cola, moviéndose lentamente de un lado a otro, reflejaba una sensación de confort, aunque todavía distante. Estaba aprendiendo a adaptarse a este nuevo entorno, y aunque no entendía todas las reglas, podía sentir que algo cambiaba en él.
Josh y Amy, aún acurrucados, intercambiaron miradas suaves y sonrisas tranquilas. Aunque no siempre sabían cómo tratar al híbrido, comenzaban a entender que la paciencia y el cariño eran los caminos para hacer que se sintiera más cómodo.
—¿Crees que se está acostumbrando?—preguntó Amy en voz baja, mirando a Josh
Josh asintió. —Poco a poco. Está aprendiendo a confiar en nosotros, aunque todavía tiene mucho que descubrir. Pero lo está haciendo bien.—
Ambos se quedaron en silencio un momento, disfrutando de la paz de la noche. El híbrido, aunque aún lejos de entender completamente su nuevo entorno, había comenzado a mostrar signos de estar más relajado. No estaba temeroso ni a la defensiva, sino que se encontraba en un estado de calma que no había conocido antes.
Mientras tanto, la noche avanzaba, y el aire se llenaba de una tranquilidad que hacía que todo pareciera más sencillo. Las luces se apagaron gradualmente, y el cuarto se sumió en la oscuridad, pero el sonido suave de la respiración de los tres llenaba el espacio, creando una atmósfera de calma y seguridad, un pequeño refugio en medio de lo desconocido.
Mientras la oscuridad llenaba la habitación, Josh y Amy se acurrucaban en la cama, pero sus pensamientos no podían dejar de volver al híbrido. Habían pasado ya varios días desde que lo trajeron a casa, y aunque parecía más tranquilo, había algo que aún no sabían cómo manejar. Había gestos de cariño y momentos de conexión, pero ahora, con el tiempo, se daban cuenta de que debían empezar a establecer reglas, algo que hiciera que el híbrido sintiera que pertenecía aún más a su hogar.
—Creo que deberíamos ponerle un collar— dijo Amy en voz baja, su tono suave mientras miraba hacia el híbrido que descansaba en el suelo.—Algo simple, no algo incómodo. Sólo algo que le haga sentir que es parte de esto, que tiene su lugar aquí.—
Josh asintió lentamente, también mirando al híbrido. —Sí, tienes razón. Necesitamos que sienta que está en casa. Un collar no solo es para marcar su lugar, sino también para darle algo de identidad. No quiero que se sienta más como un experimento.—
Amy sonrió al escuchar sus palabras. —Y también, creo que deberíamos pensar en un nombre. Algo que no lo reduzca a lo que fue antes, algo que le dé una nueva identidad.—
Josh pensó por un momento, mirando al híbrido en el suelo.—Es complicado. No sé por dónde empezar, pero algo sencillo, algo que sea fácil de recordar, ¿no? Algo que también lo haga sentir querido.—
Amy se quedó pensando un momento, su mirada fija en el híbrido. —¿Qué tal... Finn? Es corto, fácil de decir y tiene un toque amable. Además, suena... como un nuevo comienzo.—
Josh sonrió, la idea resonando con él. —Finn... Me gusta. Es un buen nombre.—
El híbrido, aunque en silencio, movió su cola lentamente, como si percibiera la conversación. No entendía las palabras, pero sentía la calma y la suavidad en sus voces. Aunque aún no sabía qué significaba tener un nombre o un collar, el simple hecho de ser considerado de esta manera lo hacía sentirse, por primera vez, como si formara parte de algo importante.
—Vamos a hacerlo,— dijo Josh, su voz más firme. —Vamos a darle a Finn algo que lo haga sentirse en casa.—
Amy sonrió, asintiendo. —Sí, es un buen comienzo.—
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×~Aprender A Sentir~×
Science FictionComenzamos la historia con una mujer llamada Amy la cual ya cansada de estar ella Sola solo con Josh de compañía decide ir a una tienda de mascotas "híbridas".