Estar más cerca de ti ☕

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Durante la cena, los sonidos de Finn rascando la puerta del cuarto de servicio y sus pequeños chillidos llegaban hasta donde estaban Amy y Josh. Josh intentó concentrarse en la comida, pero no podía ignorar los ruidos insistentes. Finalmente, suspiró y miró a Amy con una sonrisa de súplica.

—Amy... ¿y si lo sacamos un ratito? Tal vez ya entendió la lección,— sugirió, tratando de sonar persuasivo.

Amy, que estaba en la cocina fregando los platos, se detuvo y lo miró con una ceja levantada. —¿De verdad, Josh? ¿Tienes que ser tan alcahueta?— preguntó, cruzando los brazos. —Lo pusimos ahí porque tiene que entender que no puede destrozar la casa cada vez que se aburra.—

Josh sonrió, un poco avergonzado. —Lo sé, pero… creo que con un pequeño rato afuera podría calmarse,— insistió suavemente. —Además, me parte el corazón escucharlo así.—

Amy soltó un suspiro, claramente considerando su punto, aunque no estaba del todo convencida. —Está bien,— cedió al final, aunque con un tono firme. —Pero solo un ratito. Y si vuelve a hacer algo, va de regreso.—

Josh asintió, agradecido, y se levantó para abrir la puerta del cuarto de servicio.

Cuando Josh abrió la puerta, Finn salió rápidamente y se acercó a él, moviendo la cola con entusiasmo. Josh se agachó para acariciarle la cabeza y calmarlo, aliviado de verlo contento de nuevo. Sin embargo, al verlo tan feliz, Amy no pudo evitar hacerle una advertencia.

—Josh, no lo malacostumbres tanto,— dijo, con el ceño fruncido. —Recuerda que es nuestra mascota, no un ser humano. Sé que queremos que esté bien, pero no queremos que luego no respete los límites.—

Josh asintió, aunque aún acariciaba a Finn con cariño. —Tienes razón, Amy,— respondió en tono comprensivo. —Pero no puedo evitar querer que se sienta parte de nuestro hogar. Solo tenemos que encontrar el equilibrio.—

Amy suspiró, suavizando un poco su expresión al ver la alegría de Finn. Aunque le preocupaba que Josh fuera demasiado blando, entendía su intención de hacer que el híbrido se sintiera bienvenido.

Amy, notando que Josh seguía acariciando a Finn, decidió ponerle un límite firme.

—Josh, ya es hora de parar. Tenemos que ir a dormir,— dijo, señalando el reloj. —Y recuerda no dejar a Finn suelto por la casa. Si lo hacemos, se va a salir al patio o puede meterse en problemas otra vez.—

Josh suspiró, pero asintió, entendiendo la preocupación de Amy. —Está bien, lo llevaré de nuevo al cuarto de servicio,— dijo, mirando a Finn con una leve disculpa. —Solo por esta noche, ¿de acuerdo?—

Finn miró a ambos con ojos curiosos, y aunque parecía que había disfrutado el tiempo fuera, Josh lo guió pacientemente de vuelta al cuarto de servicio, asegurándose de que estuviera cómodo antes de cerrar la puerta.

Durante la noche, mientras Josh y Amy dormían profundamente, Finn, en su curiosidad y necesidad de sentirse más cerca de su familia, había subido sigilosamente a la cama del cuarto de servicio. Se acurrucó entre las sábanas, buscando algo de comodidad. No era su cama ni su espacio, pero la suavidad de la cama parecía darle algo de consuelo.

Al amanecer, Amy se levantó primero y, al pasar por el cuarto de servicio, se sorprendió al ver a Finn acostado allí. Con una mezcla de exasperación y ternura, se acercó a él con cuidado para no despertarlo, aunque sabía que si Josh lo veía, podría enojarse mucho.

—¿Qué haces aquí, Finn?— murmuró, mirando a su alrededor para asegurarse de que Josh aún no estuviera despierto. Amy sabía que él no aprobaría que Finn estuviera en la cama, ya que eso rompería los límites que habían establecido.

Decidió actuar rápido. Con suavidad, se aseguró de despertar a Finn por completo y le señalo el suelo para que bajara  antes de que Josh pudiera enterarse. —Vamos, pequeño.—  susurró mientras le acariciaba la cabeza.

Era solo una cuestión de tiempo antes de que Josh se enterara de lo que había sucedido, y Amy sabía que tendría que abordar el asunto con él más tarde. Pero por ahora, se sintió aliviada de haber evitado una posible confrontación.

Finn, todavía sumido en el sueño que tenia, no se dio cuenta de lo que estaba pasando. en su estado sonámbulo, lo único que hizo fue bajarse de la cama y sentarse en el suelo  solo se quedó quieto mientras Amy ponía una sábana en el suelo y luego lo guío para acostarse y el se dejó llevar.

Cuando Amy le puso otra sabana una sábana negra con pelitos suaves, Finn despertó levemente por la textura, moviendo la orejas y estirando su cola. Y los brazos Aunque su mente aún estaba nublada por el sueño, la suavidad de la tela lo hizo sentirse cómodo y seguro. Sin decir una palabra, se acurrucó bajo la sábana, dejando que la sensación lo tranquilizara nuevamente.

Amy, al ver que no había más reacción de su parte, suspiró aliviada, pensando que por ahora estaba tranquilo y que Josh no tendría que enterarse del desliz. —Que duermas bien, Finn,— susurró antes de cerrar suavemente la puerta, dejando al híbrido descansar en su nuevo lugar.

Al rato, la luz del sol empezó a filtrarse por las ventanas, despertando a Amy que se había ido a dormir otro rato y Josh. Ambos se levantaron para comenzar el día, pero Amy no pudo evitar sentir un poco de nervios al recordar lo que había pasado hace un rato con Finn. Sabía que tarde o temprano Josh lo notaría.

Mientras se alistaban para el desayuno, Amy escuchó los ruidos típicos de Finn en su cuarto de servicio, moviéndose por ahí. Aparentemente, el híbrido ya estaba despierto y empezaba a moverse, buscando salirse del cuarto.

Josh bajó primero a la cocina, y Amy, al ser más rápida, se acercó a la puerta del cuarto de servicio para echar un vistazo a Finn antes de que se desatara cualquier situación.

Al ver que estaba mordiendo un juguete tranquilamente, con la sábana negra sobre él, Amy suspiró aliviada. No parecía recordar nada de la noche anterior. Pero entonces, cuando Finn movió un poco la cabeza y la miro  Amy supo que tendría que encontrar la forma de hablar con Josh sobre los límites y las reglas que, aunque un poco flexibles, aún necesitaban ser respetadas. Aunque sabía qué se había puesto blanda cuando debió regañar a Finn

En ese momento, Amy no dijo nada, pero sabía que el día aún traería su propio desafío.

Josh se asomó por el lado de Amy viendo que Finn necesitaba un baño después de todo lo que había pasado, decidió llevarlo al baño con paciencia. Al terminar, le puso una pijama que había comprado para él en la tienda, una que era suave y cómoda, diseñada especialmente para su tipo de cuerpo.

La pijama era de un material de felpa suave, de un tono gris oscuro que complementaba su color de piel que de cremita tiraba un poco a color gris. {Cada híbrido tiene colores de piel diferente} Tenía detalles de pequeños dibujos de huesos y patas de perro en color blanco, lo que le daba un toque juguetón pero adecuado para un híbrido. Las mangas eran cortas, para que no lo incomodaran, y la parte inferior tenía un pantalón corto con una banda elástica que se ajustaba a su cintura. Los pantalones tenían un diseño simple, sin demasiados adornos, pero lo suficiente para que se viera adorable y cómodo.

Cuando Josh terminó de vestirlo, Finn parecía estar tranquilo, la suavidad de la tela y la ligereza de la ropa lo hacían sentirse cómodo, aunque aún algo confundido por los cambios en su entorno. A pesar de que la pijama no era lo que estaba acostumbrado, parecía estar contento de no sentirse tan expuesto o incómodo.

Josh observó a Finn con una ligera sonrisa, satisfecho con la ropa. —Te ves genial, Finn,— dijo con tono suave. —Ahora, ¿qué tal si vamos a desayunar?—

—> siguiente capítulo

×~Aprender A Sentir~×Where stories live. Discover now