¿Instintos o emociones?

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Amy estaba concentrada en la cocina, moviendo las ollas y sartenes mientras preparaba la comida. El sonido del sartén en la estufa y el aroma de la comida llenaban el aire, creando una atmósfera cálida y relajante en la casa. Mientras tanto, su novio{Josh} entró en la habitación, y con una sonrisa, se acercó a ella. Se paró detrás de Amy y, con suavidad, la abrazó por la cintura, mirando cómo ella seguía cocinando. No parecía sorprenderse de su presencia, como si ya estuviera acostumbrado a la calma de la rutina compartida.

El híbrido, sin comprender completamente las interacciones humanas pero guiado por la observación de otros híbridos, comenzó a caminar a cuatro patas hacia ellos. Su instinto, aunque confuso, lo impulsaba a actuar como los demás. Al sentarse frente a ellos, sus ojos se fijaron en la comida en la estufa, esperando algo que no podía definir con claridad, pero que veía como algo que otros híbridos hacían para agradar a sus dueños. Su cuerpo, aunque aún extraño en su comportamiento, reflejaba la necesidad de ser aceptado y de recibir atención.

Con su cola entre las piernas y la oreja caída, no emitió sonido alguno. Se quedó allí en silencio, mirando a Amy y a su novio,en una mansa espera por un pedazo de comida. Parecía que actuaba de manera mecánica, como si ese fuera su único propósito en ese momento, sin comprender del todo por qué lo hacía.

Amy, al notar su presencia frente a ella, miró al híbrido por un instante, como si se estuviera acostumbrando a verlo allí. Sin embargo, algo en su postura no pasó desapercibido para ella. Aún no sabía si el híbrido entendía lo que estaba haciendo, pero decidió seguir adelante con el momento.

—¿Tienes hambre?—preguntó Amy en voz baja, mirando al híbrido mientras seguía cocinando.

Su novio observó en silencio, con una expresión de curiosidad pero también un tanto desconcertado por la escena. No estaba seguro de cómo se debía tratar a ese ser extraño, pero lo observaba con una mezcla de interés.

La situación era nueva para ambos, y aunque las intenciones de Amy eran las de ser amable y ayudar al híbrido a adaptarse, también se notaba que había mucho que aún no comprendían sobre su comportamiento.

El híbrido movió la cola con esfuerzo, intentando imitar lo que había visto en otros híbridos para mostrar alegría o satisfacción, pero en el fondo sabía que su intento era falso. Sus ojos seguían mirando al suelo, evitando hacer contacto visual, y el desconcierto era evidente en su comportamiento. Su ojo blanco, una huella de lo que había sido transformado, lo hacía sentirse aún más distante de los demás. La ausencia de su oreja, la marca de los abusos previos, lo hacía sentirse más vulnerable y aislado, como si su cuerpo mismo fuera una prueba de su fracaso como experimento y mascota.

El novio de Amy, al observarlo con algo de curiosidad y un toque de compasión, se agachó lentamente y le acarició la cabeza, un gesto que, aunque amable, parecía más desconcertante para el híbrido que reconfortante. Su piel se erizó ligeramente por el toque, pero no reaccionó de inmediato. En su mente, ese tipo de contacto era algo complicado, confuso. No sabía si debía sentir gratitud o si, por el contrario, lo que estaba experimentando era solo otro tipo de sumisión que se esperaba de él.

El hombre, al ver que no había reacción, ofreció un poco de comida con la mano, esperando que el híbrido tomara la oportunidad. "Aquí tienes", dijo con suavidad, pero su voz era casi vacía, como si tratara de suavizar el momento.

El híbrido miró la comida con algo de desinterés al principio, pero el hambre y la necesidad básica finalmente lo impulsaron a acercarse y tomarla, aunque con un movimiento torpe y dudoso. Tomó un pequeño bocado, sin saber si debía agradecer o cómo debía comportarse en ese momento. El gesto de comer, tan humano, parecía traer consigo una carga de emociones contradictorias, pero el híbrido se limitó a masticar en silencio, con su cola aún caída entre sus patas.

Amy observaba en silencio, notando las tensiones y la desconexión en su comportamiento. A pesar de sus esfuerzos por hacer que el híbrido se sintiera bienvenido, sentía que la distancia entre ellos era enorme. Pero, al menos por un instante, había hecho algo por él.

Josh, con una sonrisa en el rostro, levantó al híbrido con facilidad, llevándolo hasta una habitación donde un enorme televisor ocupaba una pared entera. La luz tenue del cuarto y el sonido suave de la televisión creaban un ambiente relajado, pero para el híbrido, todo era nuevo y desconcertante. A pesar de no comprender completamente el entorno, se dejó llevar por los movimientos de Josh, que lo colocó suavemente sobre la cama.

El híbrido se quedó quieto, observando las imágenes que parpadeaban en la pantalla. A pesar de su confusión interna y el peso de su propio ser, algo en su pecho se relajó con la calma del momento. El ruido suave de la televisión, mezclado con la calidez del lugar, empezó a hacerle sentir una ligera sensación de seguridad, aunque no pudiera explicarlo.

Josh se acomodó a su lado, acercándose al híbrido. Con una risa suave, comenzó a acariciar su estómago. El contacto, tan diferente a las interacciones frías o dolorosas que había experimentado antes, lo desconcertó al principio, pero algo en su interior comenzó a cambiar. El toque suave y repetitivo fue distinto, más reconfortante, y sin quererlo, el híbrido comenzó a mover la cola con algo de felicidad. Por primera vez, sin quererlo, comenzó a disfrutar de la sensación.

A pesar de su confusión y los sentimientos contradictorios que surgían dentro de él, había algo en ese gesto de acariciar su estómago que lo hizo sentir una chispa de bienestar. Su cola se movió más animadamente, un movimiento que quizás no comprendía por completo, pero que reflejaba una sensación que no había experimentado en mucho tiempo: el inicio de una conexión, aunque pequeña.

Amy observaba desde una distancia, con una mezcla de sentimientos encontrados. Sabía que el híbrido estaba reaccionando, pero aún no comprendía del todo cómo funcionaba su relación con él. ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Podría realmente brindar al híbrido algo que se acercara a la normalidad? Pero por un momento, al ver cómo el híbrido reaccionaba con algo de alegría, se sintió esperanzada. Tal vez, solo tal vez, estaban comenzando a crear un vínculo, aunque aún fuera frágil.

Josh sonrió al ver al híbrido relajarse por primera vez desde que llegó a la casa. Con cuidado, lo acomodó entre sus piernas, permitiéndole sentirse más seguro mientras el ambiente tranquilo de la habitación seguía envolviéndolos. Amy observaba desde un rincón, sonriendo levemente al ver cómo el híbrido, aunque todavía un tanto desconcertado, comenzaba a relajarse en su compañía.

Josh, con un gesto suave, comenzó a rascarle el estómago, notando cómo el híbrido se acurrucaba un poco más, moviendo su cola lentamente. No era un gesto forzado, simplemente una reacción natural al sentirse acogido. Josh susurró, casi como si hablara consigo mismo, —lo estás haciendo bien— lo cual hizo que el híbrido, en su inocencia, moviera la cola un poco más rápido, respondiendo de la única manera que sabía hacerlo.

Para hacer la atmósfera aún más cálida, Josh sacó un paquete de galletas y, con la otra mano, le ofreció algunas al híbrido, quien, tras un momento de duda, aceptó. Masticó lentamente, sintiendo un sabor que nunca había experimentado antes. Aunque no entendía completamente lo que estaba sucediendo, algo dentro de él le decía que estaba bien, que no estaba siendo tratado con crueldad.

Amy se acercó lentamente, acercándose al híbrido con una mirada suave, y vio cómo la escena entre Josh y él fluía con naturalidad. —Parece que le gusta— comentó, sonriendo al ver cómo el híbrido se estaba adaptando lentamente. Josh asintió, sintiendo que tal vez, por fin, estaba logrando que el híbrido se sintiera en casa.

La habitación, aunque sencilla, se llenó de una calma que hasta ese momento el híbrido no había experimentado. Había algo reconfortante en esa conexión, en esos pequeños gestos de cariño que, aunque diferentes, comenzaban a darle un sentido de pertenencia. Aunque aún había mucho por entender, por el momento, parecía que estaba comenzando a formar parte de algo más grande.

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×~Aprender A Sentir~×Where stories live. Discover now