Primera parte: Falacias

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Al siguiente día luego del trabajo Amy fue a una de las tiendas mientras Josh trabajaba en el horario nocturno

Amy caminó por las calles iluminadas por la luz tenue del atardecer, su maletín en una mano y una lista mental de pendientes en la cabeza. Había tenido una larga semana de trabajo, y el estrés y la rutina comenzaban a pasarle factura.

Las tiendas de mascotas de híbridos eran populares en la ciudad, algo completamente normal para la sociedad. El escaparate de una de ellas llamaba la atención de Amy: era moderna, con cristales amplios

Al entrar, una suave campanilla anunció su presencia, y un empleado se acercó, con una sonrisa profesional.

—¡Buenas tardes! Bienvenida a Animaux Elegants. ¿Buscas alguna mascota en particular? Tenemos una gran variedad de híbridos entrenados, listos para la adopción. ¿Tienes algo en mente?—

Amy asintió, pensativa.

—Sí, en realidad busco uno que no sea un cachorro. Prefiero uno más grande, tal vez alguien de veintitrés años o algo por ahí— respondió, cruzándose de brazos mientras recorría con la mirada los espacios en donde se encontraban los híbridos.

El empleado asintió, entendiendo enseguida.

—Claro, eso hace el entrenamiento mucho más fácil. Tenemos algunos híbridos perfectos para tu perfil. ¿Prefieres alguna raza en específico? Tenemos híbridos de características caninas y felinas.—

Amy se quedó pensativa unos segundos.

—Hmm... creo que prefiero un híbrido canino. Algo leal y que pueda adaptarse rápido a mi ritmo de vida.—

El empleado sonrió y la invitó a seguirlo hacia un pasillo donde había varias jaulas.

Amy caminó detrás del empleado, sus pasos resonando suavemente en el piso pulido de la tienda. Las jaulas que se alineaban a su alrededor estaban llenas de híbridos de diferentes tamaños y características. A diferencia de lo que había imaginado, ninguno de ellos se veía apagado o desconectado. En lugar de mirar al vacío o parecer resignados, todos mostraban signos claros de entusiasmo: movían sus colas de forma constante, dando vueltas en sus jaulas, y algunos incluso se pegaban a las rejas en busca de atención, mirando a cada persona que pasaba con ojos brillantes, llenos de expectación.

El empleado sonrió, complacido con la reacción de los híbridos.

—Como puedes ver, todos nuestros híbridos están bien entrenados para ser afectuosos y sociables. Nos aseguramos de que tengan una personalidad activa y receptiva. Si deseas compañía, no tendrás que preocuparte por la indiferencia o el aislamiento.—

Amy observó a su alrededor, sintiendo un extraño alivio al ver la energía y el entusiasmo de los híbridos. Cada uno parecía ansioso por interactuar, como si realmente estuvieran esperando que alguien los eligiera. La tienda, en lugar de sentirse como un lugar de objetos, parecía más una especie de parque de mascotas, lleno de seres que solo querían atención y cariño.

Llegaron a una jaula en particular. Max estaba allí, moviendo su cola con energía mientras se pegaba a las rejas. Sus ojos brillaban con curiosidad, pero no parecía ser tan distante como lo había imaginado. Al contrario, su actitud era alegre, sus orejas de perro se movían con emoción mientras observaba a Amy acercarse.

—Este es Max— dijo el empleado, señalando al híbrido. —Como puedes ver, está muy entusiasmado y le gusta que lo mimen. Tiene un carácter extrovertido, ideal para alguien que busca un compañero activo y leal.—

Amy se acercó a la jaula, sonriendo ligeramente al ver cómo Max movía la cola, pegándose aún más a las rejas como si quisiera llamar su atención. Extendió una mano hacia él, y Max, sin pensarlo, acercó su rostro a las barras, olisqueando su dedo antes de mover la cola más rápido.

—Hola, Max—murmuró Amy, sintiendo una oleada de ternura. Parecía que lo que más deseaba en ese momento era un poco de cariño. Sin saber bien por qué, sintió que el ambiente de la tienda la estaba envolviendo, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió más relajada.

Max, como si entendiera la situación, siguió acercándose y buscando más contacto. Sus ojos brillaban de emoción, y su entusiasmo era palpable, lo que hacía que Amy se sintiera aún más atraída por él.

—¿Te gustaría interactuar un poco más con él?—preguntó el empleado, notando la conexión que parecía haberse formado en solo unos segundos.

Amy asintió, con una pequeña sonrisa en los labios. Aunque todavía tenía dudas, algo en el comportamiento de Max le hacía pensar que podía ser la compañía que tanto deseaba.

—Sí, quiero pasar un rato con él— dijo, ya decidida a ver si realmente se sentía cómoda en su presencia.

El empleado abrió la jaula, y Max salió de inmediato, acercándose a Amy de una manera tan directa y afectuosa que no pudo evitar sentirse cautivada. La alegría del híbrido era contagiosa, y por un momento, todo lo demás en su vida pareció desvanecerse.

—> siguiente capítulo

×~Aprender A Sentir~×Where stories live. Discover now