Capítulo 15

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La canción termina y da comienzo a otra igual de suave que va acompasando los latidos acelerados de mi corazón.

—¿Alguna vez has hecho esto? —noto como murmura contra mi frente.

—¿El qué? ¿Quedarme hasta las cinco de la mañana escuchando música? Sí, aunque usualmente lo hago leyendo o viendo anime. Lo de componer canciones no lo hago porque no se da habitualmente.

—No ba-bo, me refería a dormir con un chico o estar... así.

—Ah, sí bueno, lo hice con mi primer novio. Dormimos juntos en dos ocasiones en la noche y teníamos citas para echarnos la siesta.

—¡¿El qué?! ¿En vuestras citas dormíais?

—Bachillerato fue muy agotador mentalmente, entonces los pocos días que podíamos quedar nos dedicábamos a ver pelis y quedarnos dormidos en el sofá; era muy relajante.

—¿Solo hacíais eso? ¿Dormir? —me giro con los ojos entrecerrados tratando de averiguar qué camino quiere tomar de esta conversación y realmente me arrepiento de no tener el móvil a mano cuando su rostro cambia al darse cuenta de lo que ha podido dar a entender.

—NO, no me refiero a eso, No es... solo... ¿No teníais citas? ¿No te llevaba flores o a comer? Supongo que en ese momento no teníais mucho dinero, pero no sé algún detalle.

Me rio entre dientes deseosa de ver su reacción.

—Resumidamente, no empezamos a salir a cenar hasta pasados los 4 meses prácticamente. Como su madre no le daba dinero, yo le pagaba el autobús de ida y vuelta, además de cocinarle lasaña cuando venía a casa y encima me decía, estarás contenta de que he venido a verte —su cara es un cuadro. —Solo me regaló flores en 2 ocasiones, la primera fue cuando nos graduamos que "habíamos roto" y me dio una rosa mustia y cuando tuvimos una gran discusión que me dio dos. Viviendo encima de la floristería literalmente —sus ojos parece que no pueden abrirse más, aunque su boca no queda atrás—. Y antes de cortar fuimos de tiendas y le presté dinero para que se comprase unos zapatos. Aún sigo esperando el dinero. Lo que más me jodió fue que dediqué todo ese verano a estudiar con él para que no repitiese, le hice los trabajos de artes, todas las acuarelas, acrílico, mis apuntes y pasé los días memorizando. Para que al final me dejase al irse a hacer un grado superior y echarse otra novia. Así que lo más interesante eran nuestras siestas. Ahí al menos no abría la boca para meter la pata.

Parpadea anonadado mientras yo me carcajeo internamente. Su reacción es más cómica de lo que me esperaba.

— Ssib...aah.

—ESPERA ¡¿Ibas a maldecir?!

—¿Quién? ¿Yo? Buff no.

—Kim Sunwoo ibas a maldecir —me doblo de la risa que me provoca; es la primera vez que veo a un coreano maldecir tan de cerca. Seo-Joon sonríe cada vez que desea maldecir y, por lo demás, en los sectores donde me muevo está estrictamente prohibido el uso de palabras que suenen similar a malas palabras. Imagina una mala palabra como tal.

—No, no es eso. Es solo que —suspira pesadamente —me molesta que algunos estemos un poco cansados de esperar que se dé la oportunidad de conocer a alguien con quien compartir momentos juntos, poder salir y ser pareja y saber que hay personas que son capaces de no solo malgastar esa oportunidad sino de cagarla tan estrepitosamente que me cabrea. Sobre todo, sabiendo que eras una romántica empedernida.

—Bueno, él no lo supo ver o hacerlo mejor.

—Es que no lo pudo hacer peor.

—Bueno, esa fue mi primera y última experiencia romántica hasta el momento.

Entre notas y silencios | Kim SunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora