Capítulo 21: La vida sigue

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2 semanas desde la despedida.

—Perfecto, esta misma tarde se lo enviaré al resto de docentes y cuando den el visto bueno podrás hacer la presentación frente a ellos y de ahí comenzaremos con el envío al resto de universidades ¿orgullosa?

—Más bien aliviada, siento que me he quitado un peso de encima y creo que ha quedado bastante bien.

—Por lo poco que he podido escuchar de quienes lo han leído han quedado gratamente sorprendidos. Cursar tu carrera aquí sin duda ha sido difícil.

—Es muy concreta para un intercambio y muy general en mi universidad, es complejo.

—Pero ha gustado mucho tu análisis sobre la gestión de negociaciones entre distintas culturas y como su desarrollo influye en las decisiones finales, además de la organización de eventos sociales y corporativos llevados al marketing digital. Pero lo que más me ha impresionado ha sido la introducción del protocolo internacional ¿es a lo que te quieres dedicar? ¿a trabajar en una embajada?

—Es algo realmente difícil de conseguir, pero es una de las opciones que barajo, ahora mismo me siento bastante perdida con respecto a que camino tomar, pero feliz de como se están dando las cosas.

—Me alegra escuchar eso y que sepa que en esta universidad será bien recibida si desea volver.

—Muchísimas gracias, profesor Choi, le estoy muy agradecida por la oportunidad y por la ayuda.

—Para nada, es un placer trabajar con alumnos tan comprometidos y con talento. Dejamos la reunión aquí y la próxima será en la universidad con los coordinadores.

—De acuerdo, que tenga un buen día.

—Igualmente señorita Álvarez.


Cuelgo la videollamada con el profesor y aviso a Alexander que he terminado y que ya puede pasar para concretar los puntos de la reunión de esta tarde con el equipo de staff, los proveedores y el resto del equipo. Sigo reorganizando documentos y enviando justificantes al departamento financiero cuando escucho tres golpes en la puerta antes de abrirse.

—Traigo unos smoothies y algo para picotear mientras.

—Eres el mejor.

—No sé si lo soy, pero se intenta —es muy agradable trabajar con una persona que se pasa el día sonriendo de la manera en que lo hace Alexander. Es de una forma genuina que hace que le ilumine la cara, lo que contrasta muchísimo con su postura implacable y seria que toma en las negociaciones, es imponente y aterrador cuando se lo propone.

—Puedes dejarlos en la mesita y vamos anotando los puntos importantes y ya después se redactan.

—Voy a por el dossier.

—Ya lo tengo en la Tablet —tomamos asiento cómodamente y doy un sorbo al smoothie asintiendo con aprobación—. Está delicioso.

—Me alegro de que te guste —deja su americana en el respaldo del sillón y afloja su corbata, remanga su camisa antes de comenzar a garabatear con el boli tachando lo que no desea que se nombre en el nuevo dossier.

Alexander es realmente atractivo, su cabello es negro con un corte ejecutivo que en ocasiones se despeina dándole un aspecto de cayetano malo si es que existe una categoría así. Tiene unos ojos verdes que destacan las facciones marcadas de su cara y un fuerte acento europeo. 

Por lo que me comentó su padre es escocés y su madre vienesa, vivió sus primeros años en Viena, pero pasados los once se mudaron a Alemania, por lo que su forma de hablar es una mezcla de acentos marcados llamativos que resaltan cuando se enfada y habla con rapidez. 

Entre notas y silencios | Kim SunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora