Entre notas y silencios | Kim Sunwoo

Capítulo 24: Entre emociones y decisiones

Me muevo inquieta por la habitación mientras contabilizo mis respiraciones.

—Si sientes que necesitas otra ronda no te preocupes, es mejor que te calmes para poder seguir ahondando en el tema.

Mi psicóloga sigue tomando apuntes de lo que llevamos de sesión, ha sido un repaso intenso sobre todo aquello que me faltaba en España y me empujó a irme otra vez, cómo estoy gestionando mis emociones estando en un lugar conocido, pero en otra situación y bueno. Cierto moreno.

—Es normal que te sientas inquieta ante un sentimiento tan desconocido, si nos remontamos a lo que me comentaste sobre Javier, nunca llegaste a sentir esa atracción sexual ¿no?

—No lo sé, era raro. Sentía que era lo que tenía que hacer o sea si quedábamos en el parque era para liarnos y pues nos besábamos, pero no sabría decirte.

—¿Alguna vez sentiste ese deseo de querer besarle?

—Sí, supongo que al principio sentía curiosidad.

—Pero cuando se fue la curiosidad ¿sentías deseo de tenerlo cerca? De querer tener contacto con él, tomarle la mano, abrazar. Algún gesto íntimo sin llegar a lo sexual.

—Pocas veces, pero sí había momentos así. Recuerdo llorar cuando nos despedíamos, aunque al día siguiente volviéramos otra vez.

—Vale, y ¿lo que sientes con este chico es similar?

—No, ni de lejos —sonríe alzando sus comisuras e inclinado su cabeza mientras escribe.

—Me alegra oír eso.

—¿Por?

—Porque no estás repitiendo patrón y teniendo en cuenta que Javier ha sido tu primera y única relación es muy fácil volver a algo conocido dónde sientes esa falsa comodidad.

—No, con él....

—Trata de encontrar las palabras adecuadas para identificar lo que sientes.

—Se siente como una caída libre, sientes esa adrenalina, esas ganas de vivir ese momento y cuando llega es como una descarga. Todo se siente muy veloz, intenso y acelerado, en ocasiones me siento mareada estando con él. Me abruma todo lo que me hace sentir en tan poco tiempo, es una montaña rusa personificada.

—¿Te sientes cómoda con él?

—Mucho, es muy atento con todo. Me pide permiso y verbaliza todo lo que siente incluso si es muy abrumador, me siento realmente atendida e incluso mimada —observo el ramo que descansa sobre la pequeña mesa plegable y suspiro tratando de ordenar mis pensamientos.

—¿Habéis llegado a alguno de tus límites? Tengo aquí la lista que hicimos, no sé si quieres añadir alguno nuevo. Besar sin ser pareja, miedo a avanzar sin compromiso, incertidumbre, que solo me desee para tener relaciones. ¿Cómo llevas lo del contacto físico sin ser pareja o la idea de tener relaciones?

—Con él bien, de normal solemos mantenernos mucho la mirada o entrelazamos nuestros dedos sutilmente. Bueno, obviando la noche que dormimos juntos, pero ayer... ayer pasaron más cosas.

—¿Y te sentiste cómoda con esas cosas? ¿Hubo algo que te incómodo?

—No, no me sentí incómoda. Nos tomamos de las manos varias veces, o algún abrazo. Me gusta mucho acariciar su cabello y su nuca, le relaja mucho

—Y te gusta verle relajado.

—Sí, me gusta esa sensación de saber que puedo darle tranquilidad.

—Es muy satisfactorio saber que tenemos un efecto positivo en la gente que nos afecta de igual manera. Perfecto, ¿quieres contarme que sucedió ayer?