Capítulo 19: Una cita desastrosa

11 1 0
                                    

—Espero que lo hayas disfrutado tanto como yo.

—Sí claro, ha estado bien —necesito salir de este coche cuanto antes.

Ha llegado a su destino.

—Muchas gracias por la salida, ha estado bien —me desabrocho el cinturón y coloco mi mano en el manillar para abrir la puerta cuando una mano me frena.

—Sí, ha estado muy bien, pero podría mejorar, ¿no crees? — Sung-Min está muy cerca de mí, demasiado.

—Yo creo que está perfecto y que no debemos forzar la situación.

—Venga, Mei es solo un beso de despedida, no es como que nos vayamos a casar, ¿sí? Llevo mucho tiempo esperando esto. —Siento su mano rozar mi pierna y una arcada nace de mi estómago.

— Sung-Min, por favor suéltame o comenzaré a gritar.

—Venga Mei, no es para tanto.

—¡QQUEME DEJES JODER! —a pesar de mi reacción, no me suelta, por lo que comienzo a patalear. Consigo pegarle un codazo y salir del auto en dirección al local, rezando porque Seo-Joon siga ahí.

Cruzo la calle corriendo sin mirar si vienen coches mientras escucho el de Sung-Min salir por fin. Siento como me mareo un poco por la adrenalina del momento, pero consigo dar con las llaves para poder entrar y vuelvo a encontrarme al mismo desgraciado que esta mañana, pero ahora me llena de alivio que siga aquí. Me observa a lo lejos, pero no pronuncia palabra alguna, seguramente pueda vislumbrar la ira que irradia todo mi cuerpo.

—Vaya, ese chico es bastante puntual —Seo-Joon sale del almacén ya cambiado con su ropa casual—. ¿Qué tal ha ido?

—Sin comentarios, prefiero olvidarlo.

—¿Tan mal ha ido? —pregunta Sunwoo.

—No te haces una idea —me dirijo al almacén y saco mi copa de licor de manzana verde sin alcohol necesito un trago, pero es lo que tiene no beber alcohol.

—Mei, ¿qué haces?

—Seo-Joon te apesta el aliento a cerveza, no me mires con esa cara —saco un vaso y un poco de hielo, antes de verter el líquido de la botella de cristal, le quité la pegatina para asegurarme de que nadie más la iba a usar. Por si acaso, no sería la primera vez.

Sirvo el vaso casi hasta arriba, ganándome una mirada sorprendida del moreno cuando me aseguro de no derramar nada, devuelvo las cosas a su sitio y, por primera vez en toda la tarde, me siento tranquila mientras suspiro y mi jefe da comienzo al cuestionario.

—Bueno, ¿y a dónde te ha llevado?

—A un restaurante a las afueras de la ciudad.

—Ah, ¿y estaba bueno?

—No lo sé.

—¿No lo sabes? —Sunwoo juguetea con la cerveza, me sorprende no haberle visto beber desde que he llegado. No como mi jefe, quien parece que se le romperá el cuello de mantenerlo atrás, apurando cada gota de ella.

—No, no lo sé porque prácticamente no hemos comido.

—¿Y eso?

—Al cuarto comentario estúpido se me ha quitado el hambre.

—Qué comentarios.

Espero que no comas mucho, no vayas a salirme muy cara, si quieres otra cosa, te la pagas tú. Te vendría bien comer menos, estás más hinchada.

—Qué imbécil —me giro divertida hacia el idol alzando mi ceño juguetón—. Sí, muy de vez en cuando maldecimos, no es nada del otro mundo.

—Y yo que pensaba que erais perfectos hasta en eso —ríe de forma burlona mientras bebe y yo le imito.

Entre notas y silencios | Kim SunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora