Capítulo 6: El Heredero de las Sombras

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El viaje a través del bosque fue tenso y silencioso, salvo por el sonido de sus pasos sobre la tierra oscura. Las sombras parecían seguirlos de cerca, susurrando palabras que Eliana no lograba entender, pero que enviaban escalofríos por su espalda. Aiden mantenía la mandíbula apretada, su mirada fija en Ronan, que avanzaba como si nada pudiera perturbarlo.

Finalmente, llegaron a un claro rodeado de altos pilares de roca oscura. En el centro del claro había una estructura antigua, casi como un templo, pero sus paredes estaban cubiertas de símbolos que parecían cambiar de forma cada vez que Eliana los miraba.

—Aquí estaremos seguros por un tiempo —dijo Ronan, señalando la entrada del templo.

Eliana sintió un extraño escalofrío cuando cruzó el umbral. El aire dentro era más frío, más denso, pero también había algo reconfortante, como si el lugar la reconociera de alguna manera.

Ronan se giró hacia Aiden, cruzándose de brazos.
—Bien, ahora que estamos aquí, es hora de que dejes de esconderte y enfrentes la verdad.

Aiden frunció el ceño.
—¿De qué estás hablando, Ronan?

Ronan dejó escapar una risa seca.
—Sabes exactamente de qué estoy hablando, no puedes seguir huyendo de quién eres. Este lugar te lo recuerda, ¿no?

Eliana miró a Aiden, confundida.
—¿Qué significa eso?

Aiden desvió la mirada, evitando los ojos de Eliana. Por primera vez, parecía incómodo, incluso vulnerable.
—No quería que lo supieras así.

—¿Saber qué? —preguntó Eliana, dando un paso hacia él.

Ronan intervino, su tono lleno de ironía.
—Eliana, déjame ahorrarte las explicaciones. Aiden no es solo un habitante del mundo de las sombras, es su heredero. Este templo es una reliquia de su linaje, el lugar donde los gobernantes del reino de las sombras han jurado proteger el equilibrio entre su mundo y el tuyo.

Eliana sintió que el suelo bajo sus pies se tambaleaba.
—¿Her... heredero?

Aiden finalmente levantó la mirada, su rostro lleno de culpa.
—Sí, es cierto. Mi familia gobernó este reino durante generaciones. Yo era el siguiente en la línea, pero... no quise esa vida. La responsabilidad, las expectativas... era demasiado. Así que escapé.

—¿Escapaste? —repitió Eliana, tratando de procesar lo que escuchaba—. ¿Y qué pasó después?

Aiden suspiró, sus hombros hundiéndose ligeramente.
—Me escondí en el mundo humano. Durante años, vagué entre las sombras, evitando ser encontrado. Y entonces... te vi.

Eliana lo miró fijamente, su corazón latiendo con fuerza.
—¿A mí?

Aiden asintió.
—Estabas sentada en tu habitación, sola, con la luz de la luna iluminándote. Parecías tan tranquila, tan en paz. Había algo en ti que me atrajo, algo que no había sentido en mucho tiempo. Así que me quedé, observándote, protegiéndote.

Eliana sintió una mezcla de emociones: sorpresa, confusión, pero también una extraña calidez.
—¿Por eso siempre estabas ahí?

—Sí —admitió Aiden, su voz apenas un susurro—. Me diste una razón para quedarme, algo que nunca había encontrado antes.

Ronan los observó en silencio por un momento antes de intervenir.
—Es una linda historia, Aiden, pero tu pasado ha venido a buscarte. El Devora-Luces no está aquí solo porque tú rompiste las reglas. Está aquí porque el reino te necesita... Sin un heredero, el equilibrio se ha roto, y si no haces algo al respecto, este mundo y el tuyo colapsarán.

El Sr. de la oscuridad & yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora