Capítulo 13: Armas de la Oscuridad y Sueños Inquietantes

4 1 0
                                    


El grupo avanzaba por los pasadizos secretos guiados por Kaelion. La luz plateada de las paredes se volvía más tenue a medida que se adentraban en el corazón del reino sombrío, donde las sombras eran más densas y opresivas. Aunque la presencia de Kaelion, Yelindra y Vorthan había elevado su moral, las dudas comenzaban a surgir, y una de ellas finalmente salió a la superficie.

—Kaelion, ¿cómo es que sabes tanto sobre los planes de Malrick? —preguntó Ronan, rompiendo el silencio mientras avanzaban.

Kaelion no se detuvo ni se giró, pero su voz resonó claramente.
—Ya lo dije: fui uno de los arquitectos del Nexo Sombrío.

—Eso no responde a mi pregunta —insistió Ronan, con tono sospechoso—. ¿Cómo puedes observar sus reuniones sin que te descubran? ¿Cómo puedes moverte tan libremente en un reino gobernado por él?

El resto del grupo se detuvo, mirando a Kaelion con expectación. Incluso Aiden frunció el ceño, esperando una explicación.

Kaelion suspiró y se volvió hacia ellos.
—Porque, en cierto modo, sigo siendo parte de su red.

—¿Qué? —preguntó Eliana, sorprendida.

Kaelion levantó una mano, pidiendo calma.
—Cuando diseñé el Nexo, vinculé una parte de mi esencia a su núcleo. Fue una medida de seguridad, para que siempre pudiera monitorear su estado. Malrick nunca lo supo porque su ambición lo cegaba, pero esa conexión me permite ver lo que sucede en su círculo más cercano.

—¿Y eso no significa que él puede rastrearte? —preguntó Yelindra, su voz llena de preocupación.

Kaelion negó con la cabeza.
—Mientras no utilice magia activa cerca del Nexo, mi presencia es indetectable. Sin embargo... —hizo una pausa, como si lo que estuviera a punto de decir le pesara— ...siempre existe el riesgo de que Malrick descubra esta conexión.

El grupo intercambió miradas preocupadas, pero Aiden fue el primero en hablar.
—Entonces debemos movernos rápido. Si él sospecha algo, estaremos en peligro antes de que tengamos la oportunidad de actuar.

Kaelion asintió.
—Y por eso necesitamos algo que los proteja mejor en las próximas etapas de esta misión: armas y armaduras de oscuridad.

Kaelion los condujo a un taller oculto en una caverna profunda, donde el aire era denso y el eco de martillazos resonaba como un latido constante. En el centro del taller, un herrero sombrío trabajaba en un yunque que brillaba con una energía oscura pero fascinante.

—Este es Orgryn, el último herrero de sombras —presentó Kaelion.

Orgryn levantó la vista, su rostro marcado por cicatrices y una mirada intensa. Su voz era profunda y grave.
—Kaelion, hacía tiempo que no veía tu rostro cansado. ¿Qué necesitas ahora?

Kaelion explicó rápidamente la situación, y Orgryn observó al grupo con atención.
—Puedo forjar lo que necesitan, pero los materiales son escasos. Tendrán que traerme dos cosas: el Corazón de la Penumbra, que se encuentra en las profundidades del Abismo Nocturno, y fragmentos de acero estelar, provenientes de una mina custodiada por el pueblo oculto de sombras libres.

—¿Siempre tiene que ser complicado? —bromeó Ronan, ganándose una mirada exasperada de Ágata.

(...)

Esa noche, mientras el grupo descansaba, Eliana fue la primera en caer en un sueño profundo. Pero no fue un descanso pacífico.

Se encontró de pie en un paisaje extraño, un lugar donde la luz y la oscuridad se entrelazaban en un caótico remolino. Frente a ella apareció una figura encapuchada, distinta de Kaelion, con ojos que brillaban como antorchas en la oscuridad.

—¿Quién eres? —preguntó Eliana, sintiendo que su corazón latía con fuerza.

La figura no respondió directamente. En cambio, extendió una mano, mostrando una escena que parecía real. Aiden estaba de pie frente al Nexo Sombrío, pero algo andaba mal. Su rostro estaba lleno de angustia, y sus ojos destellaban con una energía oscura y descontrolada.

—Aiden... ¿qué le pasa? —preguntó Eliana, intentando tocar la imagen, pero su mano pasó a través de ella.

La figura finalmente habló, su voz profunda y distante. -El vínculo que compartes con él es poderoso, pero también es un arma de doble filo. Si no lo controlas, podría consumirlos a ambos.

Eliana intentó preguntar más, pero la figura desapareció, y ella despertó sobresaltada, jadeando. Esa misma mañana, mientras el grupo se preparaba para partir hacia el Abismo Nocturno, Eliana relató su sueño a Aiden.

—¿Crees que significa algo? —preguntó él, con el ceño fruncido.

—No lo sé, pero creo que debemos tener cuidado con cómo usamos nuestro vínculo. Es increíblemente poderoso, pero también parece peligroso si no sabemos cómo controlarlo.

Kaelion, que había escuchado la conversación, se acercó. —Los sueños en este reino no son meros productos de la imaginación. Si has visto algo, es probable que sea una advertencia o incluso una visión del futuro.

—Entonces no tenemos tiempo que perder —dijo Yelindra con determinación—. Si el vínculo de ustedes puede ser nuestra mayor arma, también debemos asegurarnos de que no sea nuestra perdición.

Con un nuevo propósito, el grupo partió hacia el Abismo Nocturno, donde el Corazón de la Penumbra aguardaba. Pero incluso mientras avanzaban, las palabras de la figura del sueño de Eliana resonaban en su mente.

El viaje hacia el Abismo Nocturno era arduo y silencioso. Cada paso que daban los acercaba a una región donde incluso las sombras parecían vivas, deslizándose entre las rocas con un propósito insidioso. Eliana seguía sintiendo el peso de su sueño. Había compartido parte de su inquietud con Aiden, pero una sensación más profunda de urgencia latía en su pecho, una que no había logrado expresar del todo.

(...)

El Sr. de la oscuridad & yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora