Capítulo 9: El Guardián del Corazón

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El aire cambió en cuanto la puerta de obsidiana se abrió. Un frío casi tangible salió del interior, como si el mismísimo vacío hubiera estado esperando ser liberado. La luz de las antorchas apenas penetraba en la oscuridad densa que se extendía más allá del umbral, y un murmullo bajo y ominoso resonó, como si el templo estuviera vivo y observando.

Aiden fue el primero en dar un paso adelante, con la mandíbula apretada y las manos tensas a los lados. Eliana, sin apartarse de él, sintió un nudo formarse en su pecho, pero lo siguió sin dudar. El resto del grupo se reunió detrás, sus expresiones oscilando entre la cautela y la determinación.

El interior del templo no era lo que esperaban. En lugar de una sala amplia o un camino directo hacia la reliquia, se encontraron en un intrincado laberinto de pasillos estrechos y columnas grabadas con símbolos que parecían cambiar de forma cada vez que los miraban.

—Esto es obra de magia antigua —dijo Ágata, su voz baja pero firme—. El templo no nos dejará avanzar sin probar nuestro valor.

—¿Y cómo se supone que lo hagamos? —preguntó Lyra, mirando alrededor con frustración.

Antes de que alguien pudiera responder, una voz profunda y resonante llenó el espacio. No provenía de ningún lugar en particular, pero se sentía como si el mismo templo estuviera hablando.

¿Valor? ¿O desesperación? Solo aquellos con corazones verdaderos y voluntades inquebrantables pueden reclamar el fragmento. Los demás... serán consumidos.

Las paredes comenzaron a moverse, transformándose en un laberinto aún más confuso. Los pasillos se cerraban detrás de ellos, obligándolos a avanzar sin mirar atrás.

La primera prueba: la niebla del miedo.
El grupo llegó a una sala amplia y vacía, donde una niebla oscura comenzó a filtrarse por el suelo.

—¡No inhalen! —advirtió Ágata rápidamente—. Esto es magia ilusoria. Te mostrará tus peores miedos.

Pero era demasiado tarde. Aiden y Eliana sintieron el efecto casi de inmediato.

Eliana se encontró sola en un abismo infinito, la voz de Aiden llamándola desde una distancia inalcanzable. Cada vez que intentaba acercarse, él desaparecía más, dejándola envuelta en una desesperación sofocante.

Aiden, por otro lado, vio el reino de las sombras destruido, reducido a cenizas. Malrick estaba en el trono, con Eliana atrapada en cadenas de sombra, gritando por ayuda.

—¡No es real! —gritó Ronan, intentando sacarlos de sus visiones—. ¡Luchen contra ello!

Fué Eliana quien reaccionó primero. Cerró los ojos, recordando las palabras de Ágata: La luz dentro de ti puede ser tu guía. Concentrándose, dejó que una calidez familiar llenara su pecho. Un destello dorado surgió de ella, disipando la niebla a su alrededor y liberando a los demás de sus ilusiones.

—Buena jugada, chica —dijo Kael con una sonrisa, aunque su rostro estaba pálido por lo que había visto.

—Gracias —murmuró Eliana, mirando a Aiden, quien todavía estaba recuperándose. Cuando sus ojos se encontraron, él asintió, agradecido.

La segunda prueba: el río de sombras.
El próximo desafío fue un puente suspendido sobre un río de sombras líquidas. El río se retorcía como si estuviera vivo, y figuras oscuras emergían de su superficie, susurrando tentaciones y amenazas.

—No podemos caer ahí —dijo Ágata con gravedad—. Si lo hacemos, no habrá manera de regresar.

Dorian y Lyra lideraron el avance, con los demás siguiéndolos de cerca. Pero el puente comenzó a balancearse violentamente, como si las sombras intentaran derribarlos.

En un momento crítico, una de las figuras de sombra saltó hacia Eliana. Ella levantó las manos instintivamente, y una barrera de luz se formó a su alrededor, desintegrando a la criatura al contacto.

—¡Increíble! —exclamó Lyra, disparando una flecha hacia otra figura que se acercaba.

El grupo llegó al otro lado del puente, jadeando, pero intactos.

La tercera prueba: el guardián.
Finalmente, alcanzaron la sala principal. En el centro, sobre un pedestal rodeado de energía oscura, flotaba el fragmento del corazón de sombra. Pero no estaban solos.

Una figura gigantesca emergió de las sombras, su forma humanoide pero monstruosa, con cuernos retorcidos y ojos que brillaban con un rojo intenso. Su voz resonó como un trueno.

—Nadie toma el corazón sin enfrentarme. Soy el Guardián, la última prueba. Solo los dignos podrán superar mi juicio.

—¿Qué significa ser digno? —preguntó Aiden, su voz firme.

El Guardián alzó una mano, y un círculo de sombra envolvió a Aiden y Eliana, separándolos del resto del grupo.

—La dignidad se demuestra con sacrificio y unión. Luchen juntos, o pierdan juntos.

El combate final
El Guardián atacó con una velocidad sorprendente, lanzando ráfagas de energía oscura que obligaron a Aiden y Eliana a esquivar rápidamente. Aiden usó sus habilidades de sombra para desviar algunos ataques, pero el poder del Guardián era abrumador.

—¡No podemos vencerlo con fuerza bruta! —gritó Eliana, sintiendo que su luz, aunque potente, no era suficiente para derribarlo.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Aiden, esquivando otro ataque.

Eliana recordó las palabras del libro:
"Un vínculo verdadero puede ser un faro de luz en la oscuridad."

—Confía en mí —le dijo, tomando su mano.

Aiden dudó por un segundo, pero asintió. Eliana cerró los ojos, concentrándose en la conexión que sentía con él. Una calidez comenzó a emanar de sus manos unidas, creciendo hasta envolverlos en un resplandor dorado.

El Guardián se detuvo, observándolos con interés.
—La luz y la sombra... trabajando como uno solo. Interesante.

El poder combinado de Eliana y Aiden formó una onda de energía que impactó directamente al Guardián, forzándolo a retroceder. En lugar de atacarlos de nuevo, el Guardián se inclinó ligeramente, como un gesto de respeto.

—Han demostrado ser dignos. Tomen el corazón, y usen su poder con sabiduría.

Eliana y Aiden se acercaron al pedestal, donde el fragmento flotaba. Cuando Aiden lo tomó, una energía cálida lo envolvió, y por un momento, sus ojos brillaron con la misma intensidad que el fragmento.

—Es... increíble —susurró Aiden.

El Guardián se desvaneció en las sombras, dejando al grupo solo en la sala. Mientras salían del templo, supieron que el verdadero desafío aún estaba por venir. Con el fragmento en su poder, Malrick y el Devora-Luces no tardarían en buscarlos.

Pero ahora tenían una esperanza.

(...)

El Sr. de la oscuridad & yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora