El día había llegado. El equipo se encontraba en el gran salón del taller de Orgryn, donde los últimos toques se realizaban a sus armas y armaduras. El ambiente estaba cargado de expectativa; cada uno sabía que lo que estaba por venir marcaría un antes y un después no solo para ellos, sino para todo el Reino de las Sombras.Kaelion, como siempre, lideró el consejo de estrategia. Sobre una mesa de madera rústica descansaba un mapa del territorio de Malrick, marcado con símbolos que representaban emboscadas, fortalezas enemigas, y caminos ocultos que podían servir de ventaja.
—Debemos esperar lo peor —dijo Kaelion, señalando los puntos estratégicos—. Malrick no solo conoce su territorio a la perfección, sino que también controla a las sombras más peligrosas. Cada paso será un desafío.
Dorian, con su nuevo martillo de acero estelar, inspiraba a sus soldados con palabras firmes pero motivadoras.
—Nuestra fuerza está en la unión. Luchamos no solo por nosotros, sino por el Reino y por todo lo que Malrick nos ha arrebatado.Lyra, en cambio, era directa y pragmática. Sus arqueros, armados con flechas de acero estelar, se dispersarían en los flancos para cubrir a los guerreros desde las alturas.
—Manténganse siempre en movimiento. Un arquero inmóvil es un arquero muerto.El entrenamiento especial de Kaelion.
Kaelion dedicó un momento privado a Aiden y Eliana. Sabía que su vínculo era el arma más poderosa contra Malrick, pero también el más frágil.—Eliana, Aiden... deben sincronizarse más que nunca —dijo, mientras trazaba círculos con su bastón en el suelo, creando runas protectoras—. Durante el combate, sus energías serán un faro para el enemigo. Pero si logran mantener el control, podrán volverse imparables.
El entrenamiento fue intenso. Kaelion empujó a Eliana y Aiden a sus límites, forzándolos a alternar entre ofensiva y defensa sin interrupciones. Fue durante este entrenamiento que Eliana perfeccionó su habilidad de crear múltiples escudos a la vez, protegiendo tanto a sus aliados como a sí misma.
—Lo que están logrando no tiene precedentes —dijo Kaelion, con una leve sonrisa. —Recuerden: el vínculo que comparten no solo es una herramienta, sino una promesa.
(...)
Esa noche, mientras descansaban antes de emprender el viaje, Eliana tuvo otro sueño. Esta vez no fue una visión de esperanza, sino un presagio oscuro.
Se vio caminando sola en un paisaje desolado, donde las sombras parecían estar vivas, susurrando su nombre. Al fondo, una figura se alzaba: Malrick. Pero no estaba solo. A su lado estaba Aiden, sus ojos vacíos, su sombra fusionada con la de Malrick.
—Eliana... —la voz de Aiden era un eco hueco—. No hay escapatoria.
Despertó sobresaltada, el corazón latiendo con fuerza. Aiden, que dormía cerca, notó su agitación y se acercó.
—¿Qué viste? —preguntó con preocupación.
Eliana le contó el sueño, y aunque Aiden trató de calmarla, ambos sabían que era una advertencia.
La partida.
Con la primera luz débil del día, el grupo se reunió frente al taller de Orgryn. Las armaduras brillaban bajo el tenue sol, y las armas parecían arder con un poder latente. Orgryn, aunque no los acompañaría, les dio unas últimas palabras de aliento.—Ustedes son más que guerreros. Son la chispa que puede encender una revolución. No dejen que esa luz se apague.
El grupo marchó en formación, liderados por Kaelion. Aunque sabían que el viaje sería largo, también sabían que cada paso los acercaba más al enfrentamiento final.
(...)
Mientras atravesaban un bosque sombrío, un extraño sonido llamó su atención. Lyra, con sus sentidos agudos, fue la primera en notar algo.
—¡Cuidado! —gritó, justo cuando un grupo de sombras menores surgió de entre los árboles.
La batalla fue breve pero intensa. Los arqueros de Lyra derribaron a los enemigos desde la distancia, mientras los guerreros de Dorian repelían los ataques frontales.
—Esto es solo el principio —murmuró Kaelion, observando el horizonte.
En medio del combate, Eliana descubrió algo nuevo. Extendió sus manos y, con un grito de esfuerzo, liberó una onda de luz que no solo destruyó a las sombras, sino que también curó las heridas de sus aliados.
—Esto... esto es increíble —dijo Vorthan, impresionado.
Kaelion asintió. -Es un faro, Eliana. Una habilidad que guiará a tus aliados incluso en la oscuridad más profunda.
(...)
Al anochecer, llegaron a un pequeño valle donde Kaelion aseguró que encontrarían un pueblo oculto. Este lugar, conocido como Luminaris, estaba habitado por un pequeño grupo de supervivientes que había resistido durante años bajo el yugo de Malrick.
Cuando el grupo llegó, fueron recibidos con cautela, pero tras ver las armas y escuchar las palabras de Kaelion, los habitantes accedieron a unirse a su causa.
—No somos muchos, pero somos fuertes —dijo un hombre robusto llamado Tharin, líder del pueblo. —Si tienen un plan para destruir a Malrick, cuenten con nosotros.
Esa noche, bajo las estrellas, Kaelion trazó el plan definitivo.
—El primer objetivo será el Nexo. Si logramos destruirlo, debilitaremos a Malrick lo suficiente como para enfrentarlo directamente. Pero esto no será fácil. Cada uno de ustedes tiene un rol crucial.
Kaelion asignó tareas específicas:
Dorian lideraría a los guerreros en un asalto directo al Nexo.
Lyra y sus arqueros cubrirían desde las alturas, eliminando cualquier amenaza a distancia.
Eliana y Aiden, como los más poderosos, serían los encargados de infiltrarse en el corazón del Nexo y destruirlo.
Vorthan y Tharin protegerían los flancos, asegurándose de que no llegaran refuerzos enemigos.
El juramento del grupo.
Antes de partir, el grupo formó un círculo alrededor de una hoguera. Kaelion, con solemnidad, levantó su bastón.—Juremos aquí, bajo estas estrellas, que lucharemos juntos hasta el final. Que no nos detendremos hasta liberar este reino de las garras de Malrick.
Todos colocaron sus manos sobre el bastón, pronunciando el juramento al unísono. Una energía cálida los envolvió, sellando el pacto.
Con renovada determinación, comenzaron su marcha hacia el Reino de Malrick, sabiendo que no había vuelta atrás.
(...)
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El Sr. de la oscuridad & yo
MaceraUna extraña sombra me sigue a todos lados desde que tengo memoria, cuándo se materializó frente a mi, me reveló algo que cambió mi vida por completo.