Karime llevaba días dándole vueltas a una idea que, aunque parecía un tanto alocada, tenía mucho sentido para ella. Sabía que Gala estaba inmersa en un torbellino de responsabilidades, presiones y estrés en la oficina, especialmente después de las últimas semanas, donde todo parecía estar acelerándose. A pesar de que Gala intentaba mantener su temple inquebrantable, Karime podía notar cómo la carga estaba empezando a afectarla. Por eso, decidió que era momento de hacer algo drástico, algo que rompiera con la monotonía y, de paso, les regalara a ambas un respiro.
El plan era simple: llevarse a Gala a Acapulco. Sin avisarle, sin darle tiempo de decir que no. Un pequeño "secuestro", como lo llamaba en su mente. Karime sabía que Gala no sería fácil de convencer si intentaba hacerlo de manera convencional, pero si la sorprendía, Gala no tendría más opción que dejarse llevar. Era arriesgado, pero valía la pena.
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El viernes por la tarde, Karime puso en marcha su plan. Llamó a la oficina de Gala fingiendo ser un proveedor para asegurarse de que Gala estaría allí hasta tarde. Después, condujo hasta el edificio y estacionó su auto en la entrada del lobby. Vestía un conjunto casual pero atractivo: un top blanco, shorts de mezclilla y sandalias. Su cabello caía libremente sobre sus hombros, y llevaba unas gafas de sol que le daban un aire despreocupado.
Cuando llegó a la oficina, los empleados que aún estaban ahí la miraron con curiosidad, pero nadie se atrevió a decir nada. Karime caminó directamente hacia el despacho de Gala, tocó la puerta ligeramente y entró sin esperar respuesta.
Gala estaba frente a su escritorio, rodeada de documentos y con el rostro concentrado. Al verla, levantó la mirada, primero con sorpresa y luego con una mezcla de alegría y confusión.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Gala, inclinándose ligeramente hacia atrás en su silla.
Karime sonrió ampliamente, quitándose las gafas de sol y sosteniéndolas en la mano.
—Vine a salvarte —respondió con dramatismo, como si fuera la heroína de una película—. Empaca tus cosas, porque nos vamos.
Gala frunció el ceño, desconcertada.
—¿Irnos? ¿A dónde? Tengo trabajo, Karime. No puedo simplemente desaparecer.
Karime cruzó los brazos y ladeó la cabeza, mostrándole esa sonrisa juguetona que siempre lograba desarmarla.
—Eso es exactamente lo que necesitas: desaparecer. No te preocupes por el trabajo; tu equipo puede sobrevivir sin ti por un fin de semana. Además, ya les dije que te iba a "secuestrar" para un retiro personal —dijo, guiñándole un ojo.
Gala la miró fijamente, entre incrédula y divertida.
—¿Y si te digo que no? —preguntó, aunque su tono no tenía verdadera resistencia.
Karime se acercó a ella, apoyándose sobre el escritorio y bajando la voz.
—Entonces voy a cargar contigo hasta el auto. ¿Quieres arriesgarte a que todos en la oficina vean cómo te llevo a la fuerza? Porque lo haría, Gala Montes. Créeme.
Gala dejó escapar una pequeña risa, sacudiendo la cabeza. La idea de irse era tentadora, pero la lógica insistía en recordarle sus responsabilidades. Sin embargo, la mirada de Karime, llena de determinación y algo más, la hizo dudar.
—No puedo creer que estés haciendo esto —murmuró Gala, pero ya se estaba levantando de la silla.
—¡Esa es mi chica! —exclamó Karime, dándole una palmada suave en el hombro mientras tomaba su bolso del respaldo de la silla—. Vamos, el paraíso nos espera.
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En el auto, Karime no reveló mucho sobre el destino. Solo le pidió a Gala que se relajara, pusiera su música favorita y confiara en ella. Después de un par de horas en carretera, el paisaje comenzó a cambiar, y el aire cálido y salado del océano llenó el ambiente. Gala miró a Karime con una mezcla de sorpresa y diversión cuando vio el letrero de "Bienvenidos a Acapulco".
—¿Acapulco? —preguntó, incrédula.
Karime asintió, sonriendo ampliamente.
—Necesitábamos un cambio de escenario. Y no hay mejor lugar para relajarse que aquí. Sol, arena, mar… ¿Qué más podrías pedir?
Gala no pudo evitar sonreír. Aunque seguía sintiendo una ligera culpa por haber dejado el trabajo, algo en el entusiasmo de Karime la hacía sentir que todo estaría bien.
Llegaron a una casa de playa privada que Karime había reservado especialmente para el fin de semana. Era un lugar acogedor pero lujoso, con una vista espectacular al océano. Cuando entraron, Gala se quedó sin palabras al ver la decoración simple pero elegante, y la terraza que daba directamente a una playa prácticamente desierta.
—Esto es increíble, Karime —dijo Gala, dejando su bolso en el sofá y caminando hacia la terraza.
Karime la siguió, apoyándose en el marco de la puerta mientras miraba a Gala, satisfecha de haber logrado sorprenderla.
—Nada es demasiado bueno para ti —dijo Karime, su tono despreocupado pero con una sinceridad que no pasó desapercibida para Gala.
Gala se giró hacia ella, sus ojos encontrándose. En ese momento, todo el estrés que había sentido durante las últimas semanas pareció desvanecerse. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentirse ligera, como si el mundo no dependiera de ella por unas horas.
—Gracias —dijo Gala, su voz suave pero cargada de emoción.
Karime se acercó y le tomó las manos, entrelazando sus dedos con los de ella.
—Este fin de semana es solo para nosotras, Gala. Nada de trabajo, nada de preocupaciones. Solo tú y yo. ¿Te parece bien?
Gala asintió, apretando ligeramente las manos de Karime.
—Me parece perfecto.
Y así, bajo el calor del sol y el sonido de las olas, comenzaron un fin de semana que prometía ser inolvidable.
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"CEO"
RomanceLa trama gira en torno a Gala y Karime, dos mujeres con estilos de vida opuestos, pero que se sienten atraídas de maneras inesperadas. Gala, con su vida ordenada y tranquila, encuentra en Karime una chispa de emoción que la descoloca. Karime, por su...