Se había quedado dormido en las piernas de aquel chico francés. Después de vivir aquel tenso encuentro con Kobayashi, Pierre se ofreció a quedarse hasta que Sergio regresara del trabajo, aunque eso significara estar allí hasta las diez de la noche. Gasly, sentado en el sofá, había llamado a Yuki para que se sentara a su lado, buscando tranquilizarlo. Con el paso de los minutos, el japonés terminó quedándose dormido, recostando la cabeza sobre sus piernas. Pierre no pudo ignorar el impulso de querer cuidarlo y consolarlo.
Jugaba distraídamente con un mechón del cabello de Yuki, mientras miraba alrededor. Su celular había quedado arriba, pero no quería moverse para no despertar al más bajo. Solo podía esperar hasta que Checo volviera a casa.
Finalmente, la espera terminó. El padre de Yuki entró por la puerta con varias bolsas en las manos. Pierre lo observó al instante, preguntándose qué contenían aquellas bolsas, pero sus pensamientos se interrumpieron cuando sus miradas se cruzaron.
—Gasly... —murmuró Sergio, visiblemente sorprendido por verlo allí—. ¿Por qué sigues aquí? —preguntó acercándose a la sala y notando a su hijo dormido.
—Es una larga historia... —susurró Pierre, cuidando de no despertar a Yuki—. Creo que es algo que usted deberá hablar con él, pero... su padre vino hoy, y hubo un pequeño problema. Yo... traté de defender a Yuki, pero terminé llevándome un puñetazo. Sin embargo, estoy bien, señor Pérez. Lo que realmente me preocupa ahora es Yuki, no yo.
Sergio sintió cómo su mundo se detenía. ¿Había escuchado bien? Avanzó unos pasos hasta quedar frente a Pierre, fijándose en su rostro. Pudo notar un leve moratón en la mejilla del francés, evidencia del golpe que mencionaba. Una ola de culpa lo golpeó al instante.
—Dios... lo siento tanto, Gasly. —Su voz se quebró mientras se sentaba en el sofá frente a ellos, dejando las bolsas a un lado. La frustración en su rostro era evidente—. Esto es... esto es culpa mía. Claro que Kobayashi iba a aparecer en cuanto supo que Max se había ido del país.
Suspensó, dejando caer las manos en su regazo.
—De verdad lo siento. Estás lastimado por culpa de este desastre familiar, y aún así te quedaste con Yuki. Gracias, Pierre. En serio, gracias. Lamento haberte involucrado en esto sin querer.
Pierre negó con la cabeza, dándole una mirada firme y tranquila.
—No tiene que disculparse conmigo, señor Pérez. Yuki es mi amigo, y nunca me perdonaría si algo le sucediera. Estoy aquí porque quiero estarlo.
Sergio esbozó una sonrisa cansada, agradeciendo en silencio el apoyo que Pierre brindaba a su hijo. Sabía que, al menos por esa noche, Yuki estaba en buenas manos.
Después de obtener más detalles sobre lo ocurrido, Sergio tomó una decisión. Al día siguiente, iría a la empresa de su expareja para hablar directamente sobre lo que había sucedido. El agotamiento comenzaba a pesarle; Estaba harto de la constante interferencia de Kobayashi en sus vidas.
—Bien, ahora realmente no puedo hacer mucho más... —dijo con un suspiro cansado mientras se ponía de pie—. Es tarde, Pierre, y sé que sueles regresar caminando, pero para evitar cualquier peligro, ¿por qué no te quedas aquí a dormir? Puedo preparar algo para que cenemos mientras llamas a tus padres.
Pierre aceptó la propuesta con gratitud. Con cuidado, se apartó de Yuki, que aún dormía profundamente, y fue en busca de su celular para hacer la llamada. En la conversación con sus padres, no mencionó la verdad; prefirió decir que su amigo se había sentido mal, incluso llegando a vomitar, y que había decidido quedarse para cuidarlo hasta que el padre de Yuki llegara. Les explicó que se había hecho tarde porque no conoció el horario laboral de Checo, pero sus padres no se molestaron. Solo le pidieron que se cuidara y que regresara a casa al día siguiente, aunque eso significara faltar a clases.
Después de colgar, Pierre ayudó a un somnoliento Yuki a levantarse y caminar hasta el comedor. El japonés estaba tan adormilado que casi no podía mantenerse en pie por sí mismo. Sin embargo, la cena transcurrió en un ambiente tranquilo; Ninguno de los tres mencionó el tema de Kobayashi, como si implícitamente hubieran decidido dejarlo fuera de la conversación por esa noche.
—Yuki, ¿tienes mucho sueño? —preguntó Sergio mientras recogía los platos de la mesa—. ¿Has estado durmiendo bien últimamente?
El joven guardó silencio por unos segundos, bajando la mirada antes de alzarla con un gesto de cansancio.
—Sí... solo tengo mucho sueño hoy por... —se detuvo, sin querer revelar la verdadera razón de su agotación.
Sergio no insistió. Simplemente sugirió y dejó que su hijo y Pierre se retiraran a la habitación del japonés, dando por terminado aquel día que había sido un caos absoluto para ambos adolescentes.
Mientras subían las escaleras, Pierre caminó detrás de Yuki, asegurándose de que no tropezara en su estado de somnolencia. Al entrar en el cuarto, el ambiente parecía finalmente en calma, aunque ambos sabían que el caos no había terminado, solo se había aplazado.
—Sabes que no es tu culpa, ¿no? —soltó Pierre suavemente mientras cerraba la puerta de la habitación tras ellos. Su voz era serena, pero cargada de sinceridad—. Nadie entiende qué busca tu padre haciendo todas estas cosas...
Se acercó lentamente a Yuki, quien parecía estar a punto de derrumbarse bajo el peso de sus pensamientos. Sin dudarlo, Pierre rodeó al más bajo con sus brazos en un abrazo calmado y firme, sintiendo cómo el cuerpo de su amigo se relajaba poco a poco entre sus brazos.
—No le arruinas la vida a nadie, Yu... —murmuró al final, con una voz tan baja que parecía un susurro destinado a ser absorbido por el silencio de la habitación. Luego, se quedó callado, dejando que el calor de su abrazo hablara por él y ofreciera el consuelo que las palabras a veces no podían transmitir.
Yuki cerró los ojos por un momento, dejando escapar un suspiro largo y tembloroso. Aunque no respondió de inmediato, aquel gesto le dio la seguridad que necesitaba para no sentirse tan perdido. Pierre estaba ahí, y eso era suficiente para que el caos del día empezara a desvanecerse, aunque fuera solo un poco.
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¡Yuki!
FanfictionEsta historia está narrada principalmente desde el punto de vista de Yuki, mostrando el impacto que puede provocar la separación de sus padres y la inesperada aparición de dos personas en su vida que, con el paso de los días, la transformarán por co...