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Observé a papá en silencio mientras se sentaba frente a mí y dejaba dos vasos de agua sobre la mesa. Tragué en seco, sintiendo la tensión en el aire que parecía llenar la sala.

—Deja de estar tenso, Yuki. No voy a decirte nada malo —dijo, rompiendo el silencio—. Solo quiero entender por qué no puedes llevarte bien con Max.

Hice una mueca; Sabía que esa conversación sería sobre él, aunque no quería hablar de algo que ni yo mismo comprendía. Bajé la vista a mis manos, notando que me temblaban un poco por el nerviosismo.

—Solo... no quiero —comencé, sin saber realmente qué decir. Noté que papá iba a hablar, pero me adelantaba—. Supongo que tengo miedo de que ocupe el lugar de papá Kamui.

—Lo extrañas? —preguntó de repente, con un toque de preocupación en su rostro, lo que despertó un sentimiento de culpa en mí—. No lo digo porque no quiera que lo veas... es solo que no quiero que te siga diciendo cosas que te lastimen —dijo, tomando su vaso de agua y bebiendo un largo trago—. Sabe que vivo por ti y haría cualquier cosa para protegerte, pero...

—No quiero que termines con Max, solo... solo no quiero que me obliga a socializar con él, por favor —pedí, mirándolo con suplica.

Papá asintió  en silencio. Cuando ya me estaba levantando, sus últimas palabras me hicieron detenerme.

—Y yo solo pido que le des una oportunidad a Max... que dejes que las cosas fluyan —dijo, levantándose también, con una sonrisa—. Sabes que te adoro, Yuki. Ahora ve a dormir, mañana tenemos que levantarnos temprano.

Sonreí levemente y asentí antes de dirigirme a mi cuarto un poco más tranquilo al saber que los dos íbamos a cumplir lo que le pedimos al otro.

Al día siguiente

Estar en el paddock de nuevo, esta vez con papá al lado, me hacía sentir algo más cómodo. Caminábamos mirando las diferentes escuderías cuando pasamos por la de Red Bull, y mis ojos se quedaron clavados en la fotografía de Max.

—¿Por qué su escudería solo lo tiene a él? —pregunté, deteniéndome un momento para mirar a papá—. Ayer vi que solo tenían un auto de carreras.

—Oh, bueno... es algo complicado, ¿sabes? El equipo ha tenido varios problemas con los compañeros de Max y también algunos con él —dijo, rascándose la nuca, algo incómodo—. A Max no le gusta hablar mucho de eso, así que realmente no conozco toda la historia. Lo siento, Yuki, por no poder responder a tu pregunta por completo.

—Está bien, lo comprendo. No te preocupes —respondí, dándole una pequeña sonrisa. Miré hacia la siguiente escudería y señalé—. ¿Podemos entrar? Quiero hablar con Daniel, por favor.

Papá ascendió, y me alejé de inmediato hacia el box de la escudería para buscar a Daniel con la mirada.

—Disculpa, ¿pero quién eres? —habló un chico rubio que me observaba con curiosidad. Sentí una punzada de vergüenza al darme cuenta de que había entrado sin preguntar.

—Lo siento, entré sin preguntar... estaba buscando a Daniel —murmuré, bajando un poco la cabeza, intimidado por su mirada.

Él soltó una risa que me hizo levantar la vista.

—Oye, no te pongas así, no diré nada. Daniel está con su hermano ahora, pero volverá pronto —se acercó un poco y me extendió la mano—. ¿Y? ¿Me dirás tu nombre, chico lindo? Yo soy Liam, un gusto.

Sentí cómo mis mejillas se calentaban al escucharlo. Estaba por responder, pero las palabras no salían.

—Yo... yo soy Yuki. Un gusto conocerte, Liam.

¡Yuki!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora