II

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Nuevamente entre en pánico. Ver a Pierre caminando por los pasillos de la escuela me provocaba un gran nerviosismo. Había discutido con él o, mejor dicho, había intentado pelear para tener una razón para alejarme, pero no lo logró. Siguió hablándome en todo momento, desde el inicio de las clases hasta la salida, el momento en que más intentaba evitarlo, ya que papá Kamui me recogía para llevarme a casa. Intenté evitar al francés aumentando el ritmo al caminar, pero solo conseguí que él me tomara de la mochila.

—¡Yuki, hola! —soltó con ese tono dulce que solía relajarme, aunque ahora solo quería correr lejos. No podía mirarlo a los ojos sin recordar las palabras de Kamui.

—Lo siento, Pierre, estoy ocupado ahora —intenté evitar hablar, manteniendo la mirada baja y desviándola hacia un costado, donde vi que el grupo de amigos del más alto nos había dejado solos en el pasillo—. Hablamos después; Yo te buscaré, no te preocupes.

Logré alejarme como pude y seguí caminando hasta mi salón de clases. Me senté junto a mi compañero, quien estaba muy concentrado mirando su celular.

—¿Qué haces? —pregunté, dejando mi mochila a un costado y apoyando el rostro sobre mi mano para poder ver cómodamente a Piastri.

—Hablo con Lan... —murmuró, sin dejar de prestar atención a su celular, hasta que decidió levantar la mirada—. ¡Ah, Yuki! Estaba hablando con Norris; me estaba contando lo emocionado que está por su carrera de este fin de semana. ¿Sabías que es su primera carrera en la Fórmula 1? Seguro le irá bien.

Una sonrisa se formó en mi rostro al ver cómo seguía hablando emocionado de lo que le había contado su "amigo" sobre su próxima carrera y su debut en una categoría tan alta como la Fórmula 1.

—Me alegre por él, pero no sé qué le ven de divertido a algo tan repetitivo —solté, un poco frustrado, recordando otro de los comentarios hirientes de mi padre japonés. Recordaba cuánto me gustaba ver las carreras y ver ganar a Alonso en algunas de ellas, pero Kamui había dicho e insinuado lo suficiente para hacer que perdiera aquella emoción al ver las carreras.

— Deberíamos ir a verlo correr, seguro que te gustaría —volvió a decir el australiano, dejando su celular a un lado para prestarme toda su atención—. ¿Qué te parece la idea? ¿Crees que tus padres te dejen ir?

—Yo... lo siento, papá Checo quiere que conozca a su pareja este fin de semana —respondí en un tono bajo, sintiéndome algo avergonzado por compartir algo que llevaba tiempo ocultando.

Vi la expresión de sorpresa en el rostro de mi amigo, lo cual me hizo sentir aún más apenado. No quería estar molesto con mi padre por querer seguir adelante con su vida, pero, desde mi punto de vista, seguía siendo algo tan repentino.

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otro capituló corto...

el siguiente va a ser mas largo lo prometo!!

  

¡Yuki!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora