Narra checo
Estaba completamente tenso en aquel momento. Estar frente a ese edificio después de tantos meses me provocaba un nudo en el estómago, como si mi cuerpo supiera que no sería fácil enfrentar lo que venía. Inspiré profundamente, tratando de calmarme, antes de empujar la puerta y adentrarme en el lugar.
—¡Oh! Señor Pérez... hace mucho que no lo veíamos por aquí —dijo la recepcionista, claramente sorprendida al verme. Su tono era amable, aunque la curiosidad en sus ojos era inconfundible—. ¿Qué necesita?
—Necesito hablar con Kobayashi —respondí con firmeza, aunque mi voz cargaba el peso de la ansiedad. Quería darme la vuelta y salir corriendo, pero no podía hacerlo. Debía enfrentar esto por mi hijo—. ¿Puedo ir a su oficina?
La chica revisó rápidamente su computadora, buscando confirmar si su jefe estaba disponible.
—No tiene ninguna reunión programada ahora. Puede subir, señor Pérez. Avíseme si necesita algo —respondió con cortesía.
Asentí en silencio y me dirigí al ascensor. A pesar de los meses que habían pasado, me sorprendía que en aquel lugar todavía me trataran con respeto, como si los vínculos del pasado nunca se hubieran roto del todo.
Cuando llegué al último piso, el ascensor se abrió, revelando esa oficina imponente que exudaba poder. Todo en ese lugar estaba diseñado para intimidar, desde los muebles de lujo hasta las enormes ventanas que mostraban una vista impresionante de la ciudad. Aun así, aparté esos pensamientos. No estaba allí para analizar decoraciones ni sentirme pequeño. Tenía que mantener la cabeza en alto por Yuki.
Caminé hacia su escritorio con pasos firmes. Allí estaba él, sentado, con esa sonrisa que siempre había detestado. Una sonrisa llena de arrogancia y prepotencia, como si supiera exactamente por qué estaba allí. Y lo sabía. Claro que lo sabía.
—¿Necesitas algo, Sergio? —preguntó con un tono que bordeaba lo burlón, recargándose cómodamente en su silla, como si disfrutara de mi presencia.
—Por favor, no juegues, Kamui —dije, dejando que mi molestia se hiciera evidente. Mis manos se cerraron en puños, pero me obligué a mantener la calma. No estaba aquí para gritar ni para perder el control—. Quiero hablar como adultos, no como unos adolescentes.
Mis ojos seguían fijos en los suyos. Estaba furioso, sí, pero también aterrado. Kamui siempre había tenido esa capacidad de hacerme sentir diminuto, como si controlara cada parte de mi vida. Pero esta vez no se lo permitiría. Esta vez, estaba allí para proteger a Yuki.
Él japonés mantenía aquella sonrisa prepotente mientras hacía un gesto hacia las sillas frente a su escritorio.
—Bien, entonces siéntate, ¿o acaso vas a hablar todo el tiempo parado? —su tono burlón no hacía más que irritarme, pero respiré hondo y me obligué a seguirle el juego.
Me senté, aunque la tensión seguía presente en cada músculo de mi cuerpo. Apenas estuve acomodado, fui directo al punto.
—¿Cómo puedes golpear a un chico de 16 años? —solté, tratando de mantener la calma, aunque mis manos apretaban la tela de mi pantalón con fuerza—. Además de eso, ¿a dónde buscas llegar con todo esto? ¿Qué ganas lastimando a Yuki y su amigo?
Su respuesta no fue más que una risa, una que encendió una chispa de furia en mi interior. No podía creer la frialdad con la que lo tomaba, como si fuera una broma más en su vida.
—Solo le di un castigo por desobedecer una orden que le había dado hace mucho —respondió, encogiéndose de hombros, como si fuera lo más natural del mundo—. Y ya lo sabes, Sergio, ese amigo de mi hijo no me agrada. Lo convierte en alguien que no soporto.
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¡Yuki!
FanfictionEsta historia está narrada principalmente desde el punto de vista de Yuki, mostrando el impacto que puede provocar la separación de sus padres y la inesperada aparición de dos personas en su vida que, con el paso de los días, la transformarán por co...