Alex:
Ya habían pasado más de dos semanas y mi primera salida con mi hijo Noe fue lo más lindo que he podido experimentar. Al principio Noe estaba muy tímido, pero con el paso de las horas agarró confianza. Habíamos ido al mall y le compré algodón de azúcar ya que Ethan me había dicho que era su dulce favorito. Aún no entiendo por qué mierda fui tan cobarde y abandoné a mi pequeñín, ¡por Dios, ser padre es un regalo de la vida! Pero es que en ese momento yo no era yo.
Dejando ese tema de lado, hoy me toca mi segunda salida con Noe. Tengo pensado llevarlo al cine y, si es posible, pedirle a Ethan que vaya con nosotros. Esque, joder, lo extraño demasiado; las últimas veces que nos habíamos visto sentía una enorme culpa y unas ganas de... de besarlo y resolver todo, ¿quizá? No sé si sea el modo correcto de expresar lo que siento, pero es que me cuesta decirlo claramente...
Pero bueno, al final dejé de lado esos pensamientos y me enfoqué en mi salida con mi hijo, así que me puse una camisa floreada junto con unos shorts de color blanco y unos lentes de sol. Colgandome los lentes oscuros en mi camisa de botones y ajustando mi cabello castaño con las manos, prodecí a salir de mi departamento mientras que a la vez le enviaba un mensaje a Ethan avisándole que ya estaba en camino para recoger a Noe.
Tras una larga caminata por las calurosas calles de noviembre llegué al depto de Ethan, toqué la puerta y una sonrisa apareció en mi cuando vi al pequeñito y adorable de Noe abrirme la puerta, con su cara tierna de bebé mirándome con alegría y su cabello todo revuelto, como si se hubiese despertado hace poco.
—¡Alex...! —gritó emocionado y dando saltitos.
Me agaché para quedar a su altura y le di un fuerte abrazo a mi hijo.
—¡Hola, pequeñito! ¿Como estas? —pregunté a la vez que besaba su mejilla. —¿Y tú papá donde está? Necesito hablar con el antes de irnos.
—Está en su habitación. ¿A donde iremos hoy? —era imposible no morirse de la ternura con solo verlo y oir todo su entusiasmo. Aunque... también olvidaba que todavía Noe no sabé que soy su otro papá.
—Perfecto, pequeñito, gracias por decirme. Y bueno, hoy iremos al cine, ¿te parece?
—¡Shi!
Sonreí. Luego entré al departamento el cual estaba bastante iluminado por la luz natural que entraba por el ventanal del balcón. Le dije a Noe que me esperara un rato mientras que yo iba hasta su dormitorio. Entré y lo vi acostado boca arriba, con las piernas juntas y las manos sobre su abdomen.
—Ethan, buenos días.
Al escucharme se levantó de la cama y caminó hasta mi.
—Oh, veo que ya llegaste, Alex. ¿Ya te vas con mi hijo o es que quieres algo más? —soltó en un tono cortante. Si, había olvidado contarles de que ahora Ethan me trataba con algo de... indiferencia.
Dije que si con la cabeza y después Ethan me regaló una mirada frustrada, dándome a entender que procediera.
—Hoy llevaré a Noe a ver la película de dinosaurios que me habías dicho que le encanta... —fui hablando. —Y quiero que vayas con nosotros.
—¿Y para que quieres que vaya yo? Si lo correcto es que tu estés el día completo junto a él. Yo estoy todos los días, 24/7 junto a mi hijo. —se cruzó se brazos.
—Por favor... —insistí juntando mis manos. —Es para que pasemos el día los tres, ¿si?
*****
Por Dios, como me había costado converser a Ethan de que fuera con nosotros al cine. Literal, estuve como 10 minutos rogándole.
Llegamos al mall a eso de las doce de la tarde así que Noe, Ethan y yo nos fuimos juntos al piso subterráneo en donde se encontraba el cine. El lugar estaba repleto, con familias y parejas y personas independientes haciendo enormes filas para comprar las entradas.
Finalmente nos tocó a nosotros, compramos las entradas y después nos fuimos a recorrer el mall y hacer tiempo ya que la película empezaría dentro de una hora y media más. Nos fuimos al cuarto piso y nos sentamos en unas mesas.
—Eh... bueno, yo iré a comprar algo de comer mientras. Noe, quédate aquí. —dijo Ethan levantándose de su silla y caminando hasta donde vendían helados.
Me quedé solo con mi hijo, cosa que agradecí bastante.
—¿Alex?
Miré a mi hijo, quien tenía una expresión de querer saber algo sobre mi.
—Dime, Noe.
—¿Tú que eres de mi papi?
La pregunta me tomó por sorpresa. ¿Qué debía decirle? ¿Debería mentir y decir que simplemente somos amigos o que entre nosotros pasó algo y que yo soy su otro padre? Creo que por el momento es mejor la primera opción.
—Bueno, el y yo, Noe... somos amigos desde hace tiempo. —dije. —Yo fui su profesor en la universidad durante un tiempo.
—¿Y que pasó después?
—Después... después el dejó la carrera porque estaba embarazado de ti y de allí en adelante no lo volví a ver hasta ahora, Noe.
—Oh, bueno. —aceptó mis palabras, bajando la cabeza. —¿Y... y tú sabes quien es mi otro papi? Esque el siempre que le pregunto por eso se altera y me dice que no hable de eso.
Iba a contestarle, pero justo Ethan llegó con un helado de barquillo en su mano y se lo entregó a Noe.
—¡Papi, Alex y yo estábamos hablando de ti! ¿De verdad fue tu profe? —preguntó, saboreando su helado de vainilla y embarradoce la boca entera.
El padre de mi hijo me dedicó una mirada fulminante.
—Así es. Pero fue hace mucho. —afirmó en tono cortante.
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Las clases del Alfa
Romance〔PARTE 1 Y 2 DISPONIBLES〕 Ethan, un estudiante universitario omega, lleva tiempo enamorado de su profesor alfa, Alex. Así que, para llamar la atención de su profesor, Ethan decide empezar a bajar su rendimiento y tener malas notas apropósito. Con es...