Ethan:
Salimos del baño envueltos en toallas, aún con rastros de vapor en la piel y las caricias recientes quemando nuestros cuerpos. Alex deslizó sus dedos por mi espalda, dibujando círculos perezosos mientras caminábamos hacia la habitación.
—Si Noe no estuviera en la sala, te volvería a follar aquí mismo, pequeñín. —susurró con voz ronca.
Solté una risa, dándole un leve codazo.
—Compórtate, Alfa, o esta noche duermes solo.
Gruñó y, a modo de venganza, mordió suavemente el lóbulo de mi oreja.
Entramos a la sala y ahí estaba Noe, recostado en el sofá con su tablet, completamente absorto en un video de YouTube. Nos miró de reojo y luego volvió a su pantalla, sin darle importancia a nuestra presencia. Nos acomodamos en el sillón, Alex me atrajo contra su pecho, y disfrutamos de esos minutos de tranquilidad hasta que mi celular vibró sobre la mesa.
—¿Quién es, pequeñín?
Fruncí el ceño.
—No lo sé. Número desconocido. —me separé de el para sentarme sobre los cojines del sofá y miré la pantalla. Me extrañaba que ni siquiera marcaba el número, solamente decía "número privado", cosa que, de por si, ya es raro.
El sonido del teléfono retumbó en mi pecho mientras lo tomaba con manos dudosas. Algo en mi interior me decía que debía contestar. Deslicé el dedo por la pantalla y me llevé el celular al oído.
—¿Hola?
La voz al otro lado de la línea era firme y profesional.
—¿Señor Ethan? Soy el detective Ramírez. Llamo para informarle que Joshua Pérez se entregó voluntariamente hace unas horas. Ha confesado el atropello y está bajo custodia.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
—¿Se… se entregó?
—Sí. Declaró estar arrepentido y dispuesto a asumir las consecuencias legales. También dejó un testimonio por escrito. Si desea leerlo, puede venir a la comisaría.
Me quedé en silencio. La información golpeó mi mente como un puñetazo.
Alex, al notar mi expresión, se enderezó y me tomó de la mano.
—¿Qué pasó, Ethan? Dime.
Colgué la llamada con lentitud, sintiendo el peso de la situación sobre mis hombros.
—Josh… se entregó a la policía.
El silencio que siguió fue denso.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó Alex en voz baja, apretando mi mano con firmeza.
Tragué saliva.
—Creo que necesito leer lo que escribió. Dejó una carta para ambos.
Asintió, su agarre en mi mano se hizo más fuerte.
—Lo que decidas. —besó mi mano izquierda. —Vamos.
Asentí.
***
A las seis y tanto de la tarde llegamos a la comisaría central de Toronto. La iluminación fría de los fluorescentes hacía que todo se sintiera aún más impersonal.
Un oficial nos condujo a una pequeña sala con una mesa de metal y dos sillas. Frente a nosotros, una carpeta marrón descansaba sobre la superficie.
—Este es el testimonio escrito de Joshua Pérez. —informó el detective Ramírez, empujando la carpeta hacia mí —Lo escribió antes de entregarse.
Mis manos temblaban un poco cuando tomé el sobre manila y saqué las hojas grapadas.
—Tómense su tiempo. —dijo el detective antes de salir de la habitación, dejándonos solos.
Respiré hondo y pasé la primera página.
"Ethan…
"Si estás leyendo esto, significa que finalmente me atreví a hacer lo correcto. No espero que me perdones, ni que olvides lo que hice, pero al menos quiero que sepas la verdad. La verdad de por qué me convertí en el idiota que arruinó tantas cosas.
Siempre sentí que vivía en tu sombra. No importa lo que hiciera, no importaba cuánto me esforzara, al final, siempre eras tú el que terminaba brillando. En la universidad, con los profesores, con la gente… y, sobre todo, con Alex.
Cuando Alex y yo comenzamos a salir, pensé que por fin tenía algo que era mío, algo que nadie me podía quitar. Me convencí de que él realmente me quería, de que era suficiente. Pero en el fondo, siempre supe la verdad: yo era solo un reemplazo. Un maldito consuelo. Lo vi en su mirada, lo sentí en sus besos. Y cuando decidió dejarme para buscar tu perdón, lo confirmé.
No puedes imaginar la rabia que sentí. La impotencia. No solo me estaba dejando, sino que lo hacía por ti. Como si yo no hubiera significado nada. Como si, al final, todo se tratara de ustedes dos y yo solo hubiera sido un estúpido obstáculo en el camino.
Y lo peor de todo, Ethan, es que no solo lo odié a él. También te odié a ti. Por haber tenido siempre su amor, incluso cuando no estaban juntos. Por ser el único al que nunca pudo olvidar. Y por ser la razón de mi miseria. Fue un odio que me carcomió, que me llevó a hacer cosas que ni yo mismo puedo justificar. Como aquella noche en la carretera… No tenía intención de hacerte daño, pero no me importaba si lo hacía. Estaba cegado por el rencor, por mi propia frustración. Cuando te vi en el suelo, inmóvil, sentí miedo por primera vez. Pero en lugar de hacer lo correcto, huí.
Vivir con la culpa ha sido insoportable. Intenté convencerme de que lo merecías, que era un castigo divino por todo lo que me hiciste sentir. Pero la verdad es que solo soy un cobarde. Y al final, el único que merece un castigo soy yo.
No espero que me entiendas, ni que me creas. Pero necesitaba decirte esto. Necesitaba que supieras que nunca fuiste el villano de mi historia… yo lo fui. Y lo peor es que ni siquiera sé si fui el villano de la tuya o solo un pobre idiota atrapado en sus propias miserias.
Y Alex, si tú también estás leyendo esto, quiero decirte que lo siento mucho, de verdad. Lamento haber agregado tantos problemas en tu vida solo por culpa de mi capricho."
Las últimas palabras parecían casi garabateadas, como si le hubiera costado escribirlas.
Alex tomó mi mano con fuerza.
—Ethan…
No dije nada. Solo dejé que la carta cayera sobre la mesa y cerré los ojos por un momento. Josh estaba tras las rejas. Había confesado. Pero ¿eso significaba que todo estaba realmente terminado? Muy probablemente, si.
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Las clases del Alfa
Romance〔PARTE 1 Y 2 DISPONIBLES〕 Ethan, un estudiante universitario omega, lleva tiempo enamorado de su profesor alfa, Alex. Así que, para llamar la atención de su profesor, Ethan decide empezar a bajar su rendimiento y tener malas notas apropósito. Con es...