CAPÍTULO 43

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MANSIÓN DE ALEXANDER

Kim: Entra apresurado, mirando a Eduardo con una mezcla de curiosidad y preocupación.
"¿Cómo sigue? ¡Dime que no se murió!"

Eduardo: Suspira, frunciendo el ceño ante el comentario.
"Kim, ¿cómo puedes decir eso? Está mejorando. Aunque, la verdad, está un poquito más... engreído de lo normal."

Kim: Rueda los ojos y sonríe con picardía.
"Eso ya lo sabía. Es igualito a su papá, ¿no? Bueno, voy a verlo."

Kim camina hacia la habitación de Israelito con una bolsa llena de cosas en las manos. Abre la puerta con cuidado, y su mirada aterriza en el pequeño, que está acurrucado bajo una manta, haciendo un puchero.

Kim: Con un tono bromista, pero suave.
"Hola, Chuki. ¿Qué haces? ¿Por qué lloras como un bebé?"

Israelito: Se gira hacia él con una expresión de enfado, aunque sus ojos brillan con curiosidad.
"¡Hola, roba-mamás! Mi jarabe sabe feo... No es rico. ¿Qué quieres? ¿Vienes a burlarte de mí? ¡Qué malo eres!"

Kim: Deja la bolsa en la cama y cruza los brazos, fingiendo ofenderse.
"¿Cómo que me burlo? Yo nunca haría eso... bueno, no mucho." Sonríe y saca un peluche peculiar de la bolsa.
"Mira, vine a hacerte compañía. Traje un peluche tan feo como tú, películas de dibujos animados, galletitas, chocolate, y palomitas de maíz. Así que haz espacio en tu cama, pequeñín."

Israelito: Con un brillo en los ojos, aunque intenta mantener su tono orgulloso.
"Gracias, roba-mamás. Pero no creas que me caes bien."

Alexander, que había estado sentado en una esquina, levanta la vista, observando a Kim con una mezcla de desconfianza y exasperación.

Alexander: Con su voz profunda y autoritaria.
"Kim, ¿qué haces aquí? ¿Quién te dejó entrar?"

Kim: Sin inmutarse, se sienta en la cama de Israelito mientras organiza las cosas que trajo.
"Eduardo me contó que tu pequeño Chuki estaba enfermo, así que vine a verlo. No te pongas celoso, Alexander. Solo quiero ayudarlo."

Kim le entrega a Israelito las palomitas y comienza a poner una película en la televisión. Mientras lo hace, lanza un comentario casual.
"Toma, Chuki. Ahora sí, esta cama es nuestra sala de cine. ¿Listo para ver películas y olvidarte del jarabe feo?"

Israelito: Sonríe, relajándose un poco.
"¡Sí! Gracias, roba-mamás. Pero que sepas que el peluche es más feo que yo."

Alexander: Se acerca, cruzando los brazos y arqueando una ceja mientras observa a Kim con suspicacia.
"¿No estarás intentando robarte a mi hijo, verdad? Porque te advierto que Israelito es mío."

Kim: Finge indignación, mirando a Alexander con una sonrisa traviesa.
"¿Qué dices, Alexander? Yo no quiero robarlo. Solo vine a salvarlo de ese jarabe horrible que le das. Además, Israelito sabe que soy más divertido que tú."

Alexander se sienta al otro lado de Israelito, como si no quisiera dejar que Kim le ganara terreno. Los tres se acomodan en la cama, y la película comienza. La escena es tranquila y cálida: dos alfas imponentes a cada lado del PEQUEÑO, ambos intentando mostrarle quién puede cuidarlo mejor.

Israelito: Mira a ambos con una sonrisa traviesa mientras mastica palomitas.
"Gracias, roba-mamás... y gracias, papá. Me gusta cuando no se pelean por mí. Así estoy más cómodo."

Alexander: Mientras sigue la película, su tono sugiere curiosidad y preocupación.
"Y dime, Kim... ¿cómo está Géminis?"

Kim: Parpadea, confundido al principio, y luego su expresión se llena de travesura.
"¿Quién es Géminis?"

FUEGO Y DESEO: EL DRAGÓN DOMINANTE  (V+18P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora