Close Friends - Junior H

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Sofía estaba en el vestíbulo del hotel, sentada sola en un rincón, con el teléfono en mano. Sus ojos estaban fijos en la pantalla mientras intentaba sin éxito reservar un vuelo de regreso a su ciudad. Los vuelos estaban llenos, y la frustración comenzaba a apoderarse de ella. Sentía un nudo en la garganta, una mezcla de enojo, tristeza y desesperación.

Marcó un número conocido, su única opción para desahogarse en ese momento.

—¿Bueno? —respondió una voz masculina al otro lado de la línea.

—Panter, ¿puedes hablar? —preguntó Sofía con la voz quebrada.

—Sofi, ¿qué pasó? Claro que sí, dime.

—¿Estás ocupado?

—Estoy en el hotel, no muy lejos de ti. ¿Te busco?

Sofía dudó, pero sabía que necesitaba hablar con alguien en quien confiara.
—Sí, estoy en el vestíbulo.

Pasaron pocos minutos antes de que Pantera llegara. Vestía de manera relajada, pero su presencia siempre resultaba reconfortante para Sofía. Se sentó frente a ella, observándola con atención.

—A ver, dime, ¿qué te trae así? —preguntó, inclinándose hacia adelante.

Sofía respiró hondo antes de hablar.
—Quiero irme a casa, Panter. No quiero estar aquí, no quiero seguir con esto...

—¿Esto? —repitió él, frunciendo el ceño—. ¿Te refieres a lo de Antonio?

Sofía asintió, sintiendo que las lágrimas querían salir de nuevo. Pantera la miró en silencio, esperando a que continuara.

—No sé si puedo con todo esto —confesó, con la voz temblorosa—. Su mundo, su vida, no es algo con lo que yo pueda lidiar.

Pantera se acomodó en el asiento, pensativo.
—¿Es por lo de Juliana? ¿Antonio te contó lo que pasó?

—Sí, y también hablé con ella. Me dijo algo horrible... algo que me hizo dudar de él.

—¿Qué te dijo?

Sofía explicó todo, desde la mentira de Juliana hasta su confrontación con Antonio. Pantera escuchó con paciencia, asintiendo de vez en cuando.

—Juliana siempre ha sido un problema, lo sé —dijo finalmente—. Pero te voy a decir algo, Sofi: Antonio no es perfecto, pero tampoco es un mentiroso. Si él te dijo que no pasó nada, yo le creo.

—¿Y cómo puedo saberlo yo? —preguntó ella, al borde del llanto—. Todo esto me abruma, Panter. Los fans, los rumores, las cámaras... no estoy hecha para este tipo de vida.

Pantera se inclinó hacia ella, hablando con voz firme pero amable.
—Sofía, entiendo que todo esto es mucho, pero la pregunta es: ¿vale la pena? Si sientes que Antonio lo vale, entonces hay formas de manejarlo. Pero si no estás segura, es mejor que lo digas ahora.

Ella guardó silencio, mirando sus manos.
—Me gusta, Panter. Me gusta demasiado. Pero no creo que sea suficiente.

...

Antonio bajó al vestíbulo del hotel después de haberse pasado una hora tratando de calmarse en su habitación. Pantera le había enviado un mensaje diciéndole que Sofía seguía ahí y que estaba hablando con él. Aunque sabía que no estaba pensando con claridad, decidió intentarlo una vez más. No podía quedarse con las cosas sin aclarar.

Cuando llegó, vio a Pantera sentado con Sofía en un rincón apartado. Esta vez, Antonio no esperó. Caminó directo hacia ellos, con el ceño fruncido y un aire más determinado que antes.