Por la tarde, la última fiesta de la secundaria (El Baile de Verano), será uno de los mejores festejos como estudiante. Habrán vestidos, tacones, hombres, chicas creídas, y sobre todo mucho maquillaje —Típico—.
Con toda la sinceridad que llevo dentro, confieso que no quería ir a ningún baile, prefería quedarme en casa, viendo una película y comer palomitas, luego helado de un rico sabor a chocolate, y por último, dormir, pero Nicky insistió y me convenció. No iba a dejar a mi amiga sola, no cuando anhelaba éste evento con todas las fuerzas que se le permite.
El único pequeño detalle que me impedía decir que "sí", aparte de la pereza que tenía, era mi vestido. No tenía.
—Nicky, ¿Qué vestido me pondré? —Pregunté y me mordí el labio inferior.
—Te prestaré uno —Respondió mientras se sujetaba el parpado del ojo y para así poder aplicarse el rímel con más facilidad.
—No, mejor le diré a mi hermano para que me compre uno nuevo —moví las cejas de arriba abajo—. Ya sabes, nena, no iré a una fiesta con un vestido usado ¿O sí?
—¿Crees que te comprará un vestido? —Inquirió, enarcando su bonita y maquillada ceja, dándose la vuelta para verme directamente a los ojos.
—Tendrá que hacerlo, es mi hermano mayor y debe satisfacer mis caprichos —Respondí mirándola con aires de superioridad.
Soltó una carcajada sarcástica y volvió a girarse sobre sus tacones de quince centímetros para verse nuevamente en el espejo y continuar aplicándose el rímel, ésta vez, en el ojo izquierdo.
Tomé el celular que tenía justo en el bolsillo de mi jean, con cincuenta por ciento de descuento, y marqué el número de mi hermano.
—¿Nene? Lamento interrumpir, pero tengo una emergencia —Dije suavemente, tanto así, que parecía una niña de 4 años pidiéndole una golosina a su padre.
—¡¿Emergencia?! ¿Qué te sucedió? —Gritó.
—Tranquilo, hermanito, es una emergencia de moda —Especifiqué, antes de que le diera un paro cardiaco, jugando con mis dedos.
Se oyó un fuerte suspiro tras la línea, sí, creo que ya se iba a desmayar.
—Dime, ¿Qué quieres ahora? —Respondió al fin.
—Un vestido —Respondí, pero sonó más bien como una pregunta. Crucé los dedos y cerré los ojos con fuerza para escuchar un "sí" de su parte.
—Bien, mocosa. —Otro suspiro—. Pero yo diré cual te pondrás —Dijo irónicamente después de haberlo pensado por unos segundos.
Por las mil mierdas. Esto era lo único que me faltaba.
Viniendo de mi hermano, creo que comprará el vestido más ancho que se pueda, con cuello tortuga, mangas largas, que no se me vean ni los pies ni las manos, y si se puede, también la cabeza, sí, exacto, que solo tenga una pequeña rendija por la cual pueda ver.
—Erick... —Me quejé, pero no me dejo continuar.
—Ya. Está dicho. Te veo en media hora, iré por ti. —Luego de estas palabras se escuchó un beep beep beep.
«Al menos te comprará un vestido».
—¡Anda! —Me animó Nicky—. Deja esa cara, niña, parece que fueras visto un fantasma —Culminó. Lo que me hizo desvanecer las horrendas imágenes de vestidos que se formaban en mi cabeza.
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Un viaje de Verano © | Borrador |
Teen FictionEllie West, es una chica de Nueva York, que se verá encerrada en una hermosa historia de amor, pasión y romance -Quizás no tan hermosa-, en un viaje de verano que hará abrir su imaginación y la ayudará a darse cuenta de que el mundo no es tan malo...