"El príncipe requiere cuanto antes de su presencia en sus habitaciones"
Rhaena aparta la mirada del libro que está leyendo y observa a la criada, quien mira con recelo a Alba desde su lugar bajo el marco de la puerta. Antes de que pueda preguntar si sabe la razón de por qué Aemond la llama tan repentinamente, la criada hace una apresurada reverencia y se va.
Sintiéndose repentinamente ansiosa, sale de la cama y se coloca la bata de terciopelo sobre su camisón largo de noche. ¿Ha sucedido acaso alguna cosa? ¿Ha empezado ya Baela a poner en marcha su plan? ¿Es por eso que se había casado con tanta prontitud? Su corazón se agita mientras camina los pocos metros que la separan de las habitaciones del príncipe, a las cuales ingresa sin anunciarse, pues el guardia abre inmediatamente la puerta.
"¿Aemond? ¿Está todo bien? ¿Pasó...?"
Sus palabras cesan cuando observa a su primo sentado en el borde de la cama y cubierto solo por una toalla de lino blanco anudada a su cintura. Su torso, descubierto, está perlado por un par de gotitas. Como si hubiera salido hace poco de la tina. Lo que, a juzgar por el aroma que inunda la habitación, parece ser así. Los ojos de Rhaena recorren su torso con avidez, su corazón volviendo a agitarse, aunque esta vez por una razón totalmente distinta.
"Quiero que pases la noche aquí"
La voz de Aemond llega hasta ella como casi un susurro.
Al comprender el sentido de sus palabras, traga saliva. ¿Pasar la noche con él? No había pasado por su cabeza que esa fuera la razón de su llamado, prácticamente acostumbrada ya a pasar sus noches en soledad.
Sus ojos violetas se abren como platos mientras vuelve a observar al príncipe, los músculos definidos de sus brazos y hombros, su espalda ancha y la cintura estrecha. Su cabello como dos cortinas plateadas y sedosas que enmarcan su rostro. Cuando el príncipe se pone de pie una bocanada de su masculino perfume llega hasta ella, turbándola y llenando su cuerpo de deseo. Conteniendo un gemido, Rhaena retrocede un par de pasos y baja la mirada, no queriendo que él se percate de lo excitada que está.
Al hacerlo sus ojos se posan sobre su bata de noche que, repentinamente, se le antoja plana. ¿Por qué no había usado nada más llamativo antes de venir? Y el camisón que tiene debajo. Blanco y sin gracia. Sin una pizca de los encajes y sedas con las que él suele verla. Además, estaba el asunto del baño. Había tomado uno esta mañana, pero ¿era suficiente? Cansada como estaba solo se había lavado antes de colocarse la bata. ¿Olía bien? Tampoco había aplicado sus usuales aceites a sus rizos. ¿Qué tal si Aemond encontraba insuficiente su apariencia y perdía el interés en ella? La idea le seca la boca y, sintiéndose ansiosa, frota sus húmedas manos sobre la bata.
"¿Rhaena?"
No es hasta la tercera vez que él la llama que reacciona.
"¿Qué?" pregunta, finalmente saliendo de sus pensamientos y levantando la mirada hacia él.
"Pareces... asustada," Aemond frunce el entrecejo y frunce los labios en una fina línea, "Te disgusta la idea de ser mi compañía esta noche"
A Rhaena le toma unos segundos registrar sus palabras. "No, no, claro que..."
"No sigas, no es necesario que te expliques," la corta, "Vuelve a tu habitación"
Vuelve a tu habitación.
Sus sospechas de hace unos segundos vuelven a carcomerla, avivando su miedo.
"Aemond, yo..."
"Vuelve a tu habitación," esta vez su voz es una orden, "No te impondré mi presencia"
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Resentimiento - [Aemond x Rhaena]
FanfictionÉl es la causa de su sufrimiento. Él tomó su dragón, su prometido y a su padre. Ahora tomará también su futuro cuando sea forzada a casarse con él. Con tanta historia y mala sangre entre Rhaena y Aemond, su unión tiene todo para fracasar, excepto qu...