Capítulo 25

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Desembarco del Rey no es precisamente una ciudad bella.

Aunque, durante su infancia lejos de la capital, Daeron frecuentemente la había romantizado principalmente debido a la nostalgia que sentía por su madre y hermanos, se había topado con una realidad decepcionante al regresar a la ciudad tras la guerra.

Desembarco del Rey era sucia, desordenada y maloliente.

Todo lo contrario a Antigua.

Antigua y su eterno encanto, su mezcla de tradición y modernidad. Había sido un buen lugar para crecer. Un lugar en el que, desde hace unos días cuando sus hermanos mayores le habían comunicado que debía formalizar lo antes posible su compromiso, viene pensando con cada vez más frecuencia.

Aunque, si es honesto, no es precisamente la ciudad ancestral de su familia materna lo que extraña, si no más bien a su tío. Ser Gwayne había sido un padre para él desde su llegada al Faro. Le había enseñado a pelear, cazar, escribir... y era precisamente su consejo el que desea ahora más que nunca.

Como si no supieras lo que va a decirte.

Su tío, un caballero honorable, seguro le diría que un compromiso con lady Westerling es una excelente opción para un tercer hijo como él. Que, además de hermosa, la joven es amable, educada y de noble cuna. Que su dote será más que suficiente para aumentar sus reservas personales, las cuales no serían nunca tan grandes como las de sus hermanos mayores. Que, uniéndose a una de las casas más antiguas del Oeste, tendrá más influencia en el reino. No que lo necesite, no le molesta no ejercer el poder político, es más que feliz encargándose de asuntos prácticos que lidiando con cuestiones tediosas como Aemond.

Daeron es consciente de que casarse con Marianne Westerling es la mejor opción. Aun así...

Su mirada se desvía hacia la joven que, en silencio, camina junto a él por los jardines.

"Lo lamento, lady Marianne, probablemente debí haber sugerido conversar en alguna de las estancias del castillo," comenta tras observarla estremecerse por tercera vez

"Está bien, mi príncipe, no me molesta el frío," le asegura, aunque su nariz roja y voz entrecortada dicen otra cosa.

Daeron simplemente asiente y reanudan su caminata en silencio. No es un silencio incómodo y, aunque sabe lo que se espera que le diga, no puede hacerlo. Al menos no aún.

"No tuve oportunidad de decírselo," la voz de Marianne corta sus pensamientos, "Pero disfruté mucho viéndolo competir en el torneo"

"Gracias," responde con una sonrisita de lado, "Hubiera preferido ganar, sin embargo"

"Fue usted el ganador para mí"

Marianne parece registrar sus palabras un segundo después, porque sus mejillas se tiñen de rubor y baja la mirada, claramente avergonzada.

Daeron encuentra el gesto adorable.

"Aprecio el sentimiento," replica.

A Marianne le toma unos largos segundos volver a encararlo y, cuando lo hace, el príncipe vuelve a sorprenderse por lo linda que es.

Y por el poco efecto que esa belleza causa en él.

Eres un tonto, piensa mientras su mente conjura el rostro de alguien más. Alguien a quien nunca podrá tener.

"Hay un asunto que me gustaría hablar con usted," se atreve finalmente a decir, "Es mi deseo que podamos unir nuestras casas a través de un compromiso. La Corona está de acuerdo con mi idea y el rey, mi hermano, ha consentido en que nos casemos. Sin embargo, me gustaría saber que piensa usted sobre el asunto"

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Resentimiento - [Aemond x Rhaena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora