Parada frente al espejo del baño, solo pensaba en lo terrible que podría acontecer ante tal noticia. Milo golpeaba asustado la puerta del baño, preguntaba una y otra vez si todo estaba bajo control. Sequé mis lágrimas, me arreglé el maquillaje, respiré hondo y salí caminando con mi frente en alto.
-¿Todo bien Kel?
-Si –Mi rostro era frívolo al igual que mi voz-, estoy embarazada.
El rostro de Milo no se inmutó en ningún momento, imaginé que mi larga estadía en el baño le había dado una obvia respuesta. Ambos nos sentamos nuevamente en la mesa, mi cuerpo estaba agotado y ya no había más lagrimas que derramar.
-Prométeme que no dirás nada.
-Lo prometo –Su mirada era diferente-, ¿Has pensado qué hacer?
-No –Le dije mientras mi mirada estaba fija en los sonrientes rostros que veía a través del cristal de la pizzería.
-Deberías empezar a pensar en lo que vas a hacer Kel, yo te apoyaré en lo que desees.
Sé que los sentimientos de Milo eran buenos, pero hablar del embarazo me enfermaba.
-Deberíamos irnos.
-Está bien Kel.
Pedimos la cuenta, Milo quiso pagarla completa, pero le insistí duramente en que fuera a partes iguales. El Sr. Paolo guardó las rebanadas faltantes en un envase de anime y antes de que nos separáramos, Milo pregunto:
-¿Segura que estarás bien?
-Lo estoy, no dejaré que esto me supere.
Algo dentro de mí me hacía frívola, pero era la única manera de afrontar con buena cabeza las dificultades que se avecinaban.
***
Entrada la noche recibí un alarmante mensaje de la rubia, decía que estaba de maravilla con Trevor, pero que deseaba contarle todo de una buena vez y así poder terminar con su sufrimiento. Sabía que lo mejor que debía hacer era llamarla.
-¿Hola? –Escuche su dulce voz cuando finalmente contestó el teléfono.
-Le he contado todo a Milo.
-¿Kel? –Preguntó algo nerviosa- ¿Eres tú?
-Si Ruth, soy yo.
Escuché un pequeño titubeo en su voz.
-¿Estás bien?
-No entiendo cuál es el empeño que tiene todo el mundo en preguntarme si estoy bien.
Ella no respondió.
-Si Ruth, estoy bien.
-Ok amiga.
Ahora era yo quien no hablaba.
-¿Se lo has contado todo al nerd? –Así era como Ruth solía llamar de a ratos a Milo.
-Sí.
-¿Cómo lo tomó?
Como decirle que al principio todo bien, las hadas y gnomos le habían gustado, pero una amiga embarazada no.
-Se lo tomé bien.
-Uff... Un peso que nos quitamos amiga. Yo estoy pensando en decírselo a Trev.
-¿Estás segura de hacerlo?
Su voz poco a poco disminuía aún más, imaginé que estaría cerca de su tan amado chico.
-Si Kel, es lo que más quiero en este momento.
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Descendientes
Novela JuvenilPor muy extraño que me parezca, todo comenzó por algo tan absurdo como haberme enamorado de la persona menos indicada. Ya habrán pasado unas semanas desde aquel culpable incidente que dio un vuelco a mi existencia, un incidente que destruyo todo lo...