CAPITULO VII -Secretos-

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Era ya jueves por la tarde y salíamos los cinco del instituto, esta vez iríamos a una fogata que organizaba Ruth en su faceta de presidenta estudiantil.

La rubia rojiza no solo se quedaba en una extrema belleza y una peculiar forma de ser, también se destacaba por mantener todo absolutamente controlado –Siempre se preocupaba más de lo normal-. Esta fogata tenía ya un par de semanas planificándola, había pasado días pidiendo todos los permisos en el ayuntamiento y cuando por fin se le concedió, su rostro fue todo un poema. El lugar de destino seria nuevo, este año Ruth se había esforzado para que se diera en las Colinas Greta, al lado de las vías y del lago Lord.

No podía recordar una época en la que hubiera sido más feliz; mis notas estaban muy sobre el promedio, mis padres estaban más condescendientes, salía más constantemente con mis amigos y por supuesto, tenía en mi poder al novio más perfecto que ha podido existir.

Los días sucesivos a la fiesta habían sido muy intensos, la condescendencia de mis padres me permitía estar más a solas con Oliver y así hacer por disfrutar juntos; podíamos iniciar repasando alguna clase y terminar con los apuntes volando por los aires mientras nuestras bocas saciaban sus ansias de besos y caricias; también podría darse que duráramos horas besándonos en la gradas del campo de lacrosse, ya que Oliver había sido seleccionado para entrar al equipo como jugador delantero, su fuerza y velocidad le habían hecho merecedor del puesto –Realmente éramos una pareja ardiente-.

Todo me había llevado a ese vigoroso día, sabría que podía estar todo el tiempo que quisiese y que lo único que quería era pasar con mis amigos el mejor día festivo del Flos.

-¿Quién eres tú y que has hecho con Kel? –Me preguntaba muy seriamente la guapa de Ruth.

-Soy la única que siempre está soportando tus tonterías, ¿Por qué?

-Llevas maquillaje.

-Me apetecía hacer algo diferente es todo.

-¿Algo diferente? –Me observó con esa vista de lujuria- ¿El míster buenorro no tiene nada que ver?

-Para nada –Las dos sabíamos que mentía, lo mejor era reír y eso hicimos.

Todos los chicos empezaban a pasarlo bien, el ambiente ya estaba hecho; había música, alcohol y por sobre todo el espíritu escolar estaba en lo más alto. El chico encargado de portar el traje de oso grizzli se movía de un lado al otro esparciendo agua sobre nuestras blancas camisetas. Acá estábamos las dos parejas más sensuales al lado de la fogata bailando al ritmo de la estridente música.

Podía ver como la rubia jugaba con su melena y Trevor –Muy cerca de ella- le tocaba cada centímetro de su cuerpo dando la sensación de conocer cada punto débil de aquel delgado cuerpo, también como Milo sentado en el tronco de árbol caído hablaba -Como todo un conquistador- con las inseparables de Sara y Rosalinda; y por supuesto veía con gran deseo al musculoso de ojos grades que tenía como acompañante.

Le dije a Oli que iría a sentarme junto Milo, ya empezaba a estar cansada.

-Está bien, ¿Quieres que te traiga otra cerveza?

-Por supuesto.

Antes de irse hizo una pequeña señal a Milo, quería saber si él también quería otra cerveza a lo que el aburrido de Milo respondió negando con la cabeza. Caminé hacía Milo para sentarme a su lado, estaba exhausta, lo único que quería era beber algo frio que me quitara el fuerte calor y para eso ya tenía a Oli haciendo su trabajo.

-La rubia sí que sabe preparar una fiesta.

-Seguro, solo basta ver a todas estas personas como disfrutan.

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