Estaba en mi especial cita con Oliver del día siguiente a la fogata, nos encontrábamos en el invernadero del pueblo, un lugar en el que pocas veces había entrado, pero esta vez a diferencia de las anteriores estaba acompañada.
Me sentía en mi ambiente, estaba rodeada de viva vegetación y a mi lado tenia a un chico maravilloso. Los dos caminábamos de un lado al otro observando las cientos de flores de lirios, rosas y tulipanes; los cientos de árboles de pino, cerezos y robles –Ahora sabía que ese era el tatuaje que tenía Oliver en la espalda-.
-Tú eres igual a esta orquídea –Decía Oli mientras me compraba un ejemplar lila de aquel bello espécimen.
-¿Por qué dices eso? –Su comparación me había sorprendido.
-Eres como una bella flor, aunque tengas varias capas como pétalos tiene esta flor –Señalaba con supremo cuidado la flor que tenía ahora yo en mi poder- y guardes en tus puntas oscuridad, siempre en tu interior quedara un fuerte centro de luz y de esperanza haciéndote resaltar sobre todas las demás.
Eso era extremadamente bello, sentía como en mi interior algo muy fuerte se estremecía ablandando mi alma y dejándome sin aliento.
-Eso es muy lindo, pero ¿Las orquídeas no necesitan siempre de un fuerte árbol para poder crecer?
-Así es –Se tomó un pequeño momento para continuar-, para eso me tienes a mí y a todos tus seres queridos, estaremos ahí siempre para ayudarte a crecer y dar todo de ti.
No había notado lo ciertas que eran sus palabras, era algo un poco profundo pero que a la vez era cierto, no era nadie sin mis amigos, familiares y ahora el nuevo ingrediente: Oli.
-¡Bésame! –Fue lo único que pude pronunciar, mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas por todo aquello.
Él no solo me beso, también me abrasó con una increíble fuerza quedándonos quietos durante un par de segundos en el centro de tan especial ecosistema. Todo estaba bien, en sus brazos me sentía protegida y al mismo tiempo querida, sentía que Oli era el chico ideal, no me importara lo que opinasen los demás.
El momento se vio levemente interrumpido con un mensaje que le llegaba a mi chico, su rostro fue cambiando de aspecto, esta vez se veía un poco triste.
-¿Tus padres? –Pregunté.
-No, los tuyos.
-¿Mis padres?
-Sí, me dicen que debo llevarte a casa que necesitan hablar contigo. Lo mejor es que nos marchemos.
-Así es, no sé qué es lo que puedan querer.
Cuando mi nueva planta y yo tomábamos rumbo a la salida Oliver tomó mi hombro desde mi espalda.
-Quiero que sepas que te quiero mucho Kel, solo espero que nada cambie entre nosotros.
Gire rápidamente para levantar aquel caído rostro y observar esos enrojecidos ojos grises, daba la sensación de que estaba aguantando lágrimas.
-Nada entre los dos va a cambiar eso te lo prometo –Le dije-, hablare con mis padres nada más seguramente es alguna tontería.
Le di un ligero beso en los labios a lo que él solo pudo responder con un fuerte abraso y un tierno beso en mi frente –Algo que no era muy difícil pues él era mucho más alto que yo-. Retomamos nuevamente el camino a la salida, aquel había sido un momento muy especial para mí y por lo que veía en Oli, también para él.
Ya frente a mi casa me dispuse a bajarme del auto, pero noté que Oliver también seguía mis pasos.
-¿Qué haces?
ESTÁS LEYENDO
Descendientes
Teen FictionPor muy extraño que me parezca, todo comenzó por algo tan absurdo como haberme enamorado de la persona menos indicada. Ya habrán pasado unas semanas desde aquel culpable incidente que dio un vuelco a mi existencia, un incidente que destruyo todo lo...