Después de terminar el desayuno, Shun se despidió, prometiendo volver al día siguiente por la mañana.
Al salir al exterior respiró hondo. Apestaba a ceniza, y eso no era normal. Trepó por el edificio más alto y cercano. Observó a su alrededor. El olor no era ceniza, sino polvo. Estaban abriendo la puerta principal de la ciudad.
En los ojos del muchacho asomó un brillo de emoción. Corrió todo lo que pudo saltando de tejado en tejado. La puerta estaba lejos, pero Shun era ágil y veloz.
Llegó justo a tiempo para ver como el enorme portón se movía con lentitud. Era realmente enorme y grueso, hecho de una madera resistente y de color oscuro, que contrastaba con el gris pétreo de la gigantesca muralla.
El joven se abrió paso entre la multitud para poder verlo desde más cerca.
El exterior podía escudriñar se a lo lejos, através de la ranura de la puerta.
De repente se fijó en la persona que entraba a la ciudad, y su rostro de quedó de piedra.
Todos los presentes ahogaron una exclamación al ver lo que acababa de entrar a su ciudad.
Una enorme criatura, un poco más gran grande que un humano normal, semejante a un gusano. Tenía una coraza color marrón verdoso que recubría su cuerpo. Tenía unas patas muy pequeñas que sostenían su grueso cuerpo, las cuales eran afiladas y producían un sonido metálico al andar. Sus diez ojos eran cúpulas esparcidas por su parte delantera, y eran de color verde musgoso. También, por delante, debajo de sus ojos, salían pequeños tentáculos con textura de liana que salían del interior de la coraza. Encima de la criatura de hayan a un hombre encapuchado y el cuerpo completamente cubierto con una capa de color rojo oscuro.
Se hizo un silencio lleno de asombro.De repente un hombre gritó enfurecido: -¡Ha traído a una bestia del exterior!
-¡Echadlo fuera de las murallas!
-¡Contaminará el aire!
Se comenzó a crear un revuelo entre la población, exigiendo que el extraño visitante se marchara con su criatura.
Entre la marea de gente abucheando, el Jefe de Erenor, hombre al mando de toda Erenor, la ciudad de las grandes murallas, acompañado por sus protectores, los Albatros. Shun nunca lo había visto en persona. Era un hombre bastante joven, con cabello pelirrojo y ojos negros. Llevaba una túnica marrón. Le llamaban El hombre de la mirada penetrante, y el mote concordaba perfectamente. Cuando alzó la vista, sus ojos oscuros se clavaban en todo en el que se posara su mirada.-Forastero, eres bienvenido a Erenor. Pero no permitiremos que pase tu criatura. Asique mi pueblo y yo te pedimos que la dejes fuera de nuestras murallas- dijo el Jefe, con una voz amable y sonriente.
El extraño visitante bajó de su montura con calma y puso una mano sobre la bestia.
-Lo lamento, pero debo negarme- dijo, haciendo sonar su voz profunda, -éste Lemü está totalmente desinfectado, sino no habría podido montarlo.
El alcalde se acercó con paso decidido al forastero. Éste alzó la mirada y ambos se miraron durante un rato.
-Tienes razón, está bien. Tu bestia puede quedarse, pero permanecerá alejado de los habitantes, en las Necroruinas.
El hombre forastero asintió con la cabeza.
-Dime, ¿qué te ha hecho pasarte por nuestra ciudad? ¿qué buscas?- prosiguió el Jefe.
-Soy un mensajero del Reino del Bosque de Esporas.
El Jefe abrió los ojos asombrado, y endureció su amable rostro.
-Bien, en ese caso, acude a mi castillo en cuanto puedas. Te proporcionaremos alojamiento, comida y un transporte para llevar a tu criatura.
El extraño asintió de nuevo.
De repente la gente estalló en quejas y maldiciones, y Shun no pudo ver más, porque la gente le arrastró de un lado a otro con violencia hasta sacarlo del círculo de personas que de había formado en torno a la puerta.
El muchacho trató de buscarse un hueco, pero no lo consiguió. Pudo ver como un gran carro se llevaba a la bestia, y otro más pequeño, al forastero.
Maldijo por lo bajo e intentó seguirlos, pero no fue capaz. Se quedó allí parado, en medio de la calle, entre asombrado y maravillado. Se prometió a sí mismo que volvería a ver a aquella extraña bestia y a su portador. Eran seres del exterior. Habitantes del Bosque de Esporas... Shun compuso una sonrisa de lado.<<Te encontraré >> se dijo a sí mismo, observando como se alejaban los dos carros.