El sol se escondía tímidamente por detrás de las murallas que lo rodeaban todo. El cielo se tornaba a un rosa intenso mezclado con un tono anaranjado. Era realmente hermoso.
Shun y Lobo estaban solos, sentados sobre un tejado medio derruído observando la preciosa escena. Se miraron el uno al otro y sonrieron.
-Hacía tiempo que no estábamos así- susurró el joven de ojos verdes y pelo cobrizo.
Shun alzó la mirada hacia el cielo, teñido de diferentes colores.
-Tienes razón... se siente bien- respondió éste.
El silencio los envolvió a ambos. Los colores del cielo los abrazaron fuertemente. El viento les acarició con dulzura. Era un momento realmente hermoso.
Los dedos de sus manos se rozaron sin quererlo. Un tacto suave y dulce.
Lobo alzó la mirada.
-Es realmente hermoso...-dijo éste.
-Si, este lugar...-Shun fue interrumpido por su amigo, quien le había agarrado la mano delicadamente. El joven se sobresaltó y lo miró, confundido.
Sus miradas se cruzaron.
Esos ojos verdosos besaron su frente con una dulce mirada que llegó hasta su corazón. Eran unos ojos de color felicidad.
-Tú eres realmente hermoso-dijo el muchacho de pelo castaño dirigiéndose a Shun.
Todo su cuerpo comenzó a palpitar de forma constante y tímida. Sus mejillas se ruborizaron exageradamente, y desvió la mirada.
Lobo le agarró de la barbilla con suavidad y le miró de nuevo. Esa mirada le hizo feliz, muy feliz.
Ambos compañeros se quedaron observando como un manto oscuro cubría los colores pasionales y los cambiaba por un mar de estrellas interminable. Era realmente hermoso.
