𝗕𝗜𝗟𝗢𝗚𝗜𝗔 𝗟𝗨𝗖𝗘𝗦 𝗬 𝗦𝗢𝗠𝗕𝗥𝗔𝗦 𝗜 & 𝗜𝗜.
«SINOPSIS COMPLETA DENTRO DEL LIBRO.»
Ella es elegante, inteligente y seductora.
Él cínico, arrogante, sarcastico y según el sexo opuesto el sinonimo de perfección hecha hombre.
La vida de Adela...
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Adelaine.
Horas antes.
—Hicieron que les transfiriera dinero—dice Angie, que tose a causa del frío del lugar.
Trato de respirar lo mejor que puedo pero me es imposible, no sé cuántos días llevamos aquí y la hora que es. Mucho menos hemos probado alimento alguno a no ser que uno de ellos tenga compasión de nosotros.
—No quiero morir aquí—vuelve a hablar.
—No vamos a morir, Angie—me las arregló para hablar a pesar del cansancio que siento y que cada vez me debilita más.
He puesto mi atención en mis anillos de boda, en el enorme diamante que yace en mi dedo y en la argolla. Me niego a creer que esto es lo único que me queda de él.
—Perdón por no ser una buena mujer para tu hermano—aquello hace que la observe, entre la poca luz de la luna que logra entrar.
—¿Qué?
Angie hipea y sé que está llorando.
—Si mi hermano te ha elegido no soy nadie para meterme en sus decisiones, Angie. Estén juntos o no, tu siempre tendrás mi apoyo porque antes de un hombre nosotras somos mejores amigas—trato de sonar calmada mientras le doy un leve apretón a su mano fría.—Vamos a salir de aquí y ustedes podrán resolver todo juntos.
Me moví un poco en dirección a la luz, prestando más atención a los anillos. Con cuidado me los quite y mire debajo del diamante, después a las cadenas que nos mantenían esclavizadas en el suelo.
Con la uña del dedo chiquito trate de tocar por donde se encontraba la piedra sintiendo un pequeño hueco hasta que, en el fondo, toque lo que parecía ser un botón pero no estaba segura.
¿Por qué habría un botón en mi anillo? Sin siquiera pensarlo un poco movilice más mi dedo hasta que sentí que se hundió un poco.
—¿Qué haces?
—Creo que mi anillo tiene un botón que acabo de presionar—respondí no muy segura de ello.
—¿Un botón?
—Sí.
—¿Como tipo rastreador?
Un rastreador. ¿Eso podría ser posible?
Angie se quedó en silencio al no obtener una respuesta de mi parte.
—No puede ser—susurro ella segundos después—, mi hermano te puso un rastreador todo este tiempo.
Brinque asustada al oír solamente un par de pasos venir en nuestra dirección.