Capítulo 32: Loco de mierda

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Alex:

A través de las grandes ventajas del penthouse se podía apreciar la tan hermosa nieve cayendo sobre la ciudad de Toronto. Ethan y yo estábamos hechados sobre la alfombra peluda al lado de la chimenea, con mi lindo pequeñín recostado boca arriba sobre mi abdomen. Noe se la pasaba durmiendo con estos fríos. Ya habían pasado unas cuantas semanas desde que Ethan me había confesado sobre lo de su segundo embarazo, y de verdad que estaba super feliz y ansioso porque ya naciera la criatura.

Y de la nada el timbre sonó. Y lo más extraño es que eran ya casi las doce de la noche.

Me moví lentamente para no alarmar a Ethan... pero despertó.

—Mggrr, ¿donde vas? —gruñó, con los ojos cerrados.

—Shhh, pequeñín. Ya vengo.

Llevé mis pies hasta las puertas del ascensor, le piqué el botón para abrirlo y al hacerlo todo mi ser cayó en picada. Delante de mi tenia al hombre con quien tuve una relación pasajera que duró unos meses antes de haber vuelto a la vida de Ethan. Su nombre era Josh, de 29 años de edad y canadiense; sus ojos eran de un verde intenso y su cabello era una mezcla entre rojo y negro. Observé con nerviosismo su rostro que reflejaba completa tranquilidad, como si ya tuviese un plan desde cero.

—Hola, Alex. Buenas noches. —dio un paso pero rápidamente lo aparté colocándole la mano en el pecho.

—¿Qué mierda haces aquí, eh? Lo nuestro ya terminó hace mucho tiempo creí que eso ya lo tenías bien claro.

—Ohhh, Alex, me ofendes. —hizo el ademán de llevarse la mano al pecho y poner cara triste. Sabía que simplemente estaba fingiendo; Josh es un experto manipulador y narcisista que cree que es el único importante en este mundo. —Ya veo porqué... tu nuevo amorcito sufrió tanto cuando estuvieron juntos por primera vez. Lo hiciste llorar y quien me dice a mi que no lo harás otra vez, ¿eh?

Tuve que controlar mis ganas de partirle la cara en ese mismo instante.

—¡Vamos, mi vida! Deja al sensible omega de tu prometido y vente conmigo.

—Eres un loco de mierda. ¡Vete de aquí, joder!

Josh arqueó una ceja, claramente disfrutando de mi frustración. Su sonrisa maliciosa me ponía los nervios de punta, pero me obligué a mantener la calma. Ethan estaba a solo unos metros de distancia, y no quería que se despertara o que escuchara algo que lo pudiera alterar.

—¿Loco de mierda? Eso me duele, Alex. —su tono sarcástico solo lograba hacer hervir mi sangre más rápido. Se cruzó de brazos, inclinándose hacia mí. —Dime, ¿qué tiene ese omega que yo no tenga? ¿Por qué elegiste a alguien tan... simple, en lugar de quedarte conmigo?

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Este tipo había venido hasta mi casa para intentar reabrir un capítulo que yo cerré hace mucho tiempo? Respiré hondo, tratando de no perder el control, pero las palabras se me escaparon antes de que pudiera detenerme.

—Ethan es todo lo que tú nunca podrás ser, Josh. Es honesto, es bondadoso y una persona madura, y lo más importante, es mi familia. Así que, por última vez, ¡lárgate de aquí antes de que haga algo de lo que me arrepienta! —le espeté, con la mandíbula apretada y la voz baja, intentando no despertar a Ethan.

Josh se rió, una risa seca y casi burlona, como si mis palabras no significaran nada para él. Dio un paso hacia atrás, levantando las manos en señal de rendición, pero sus ojos seguían clavados en mí, calculadores.

—Tranquilo, Alex. No vine aquí para pelear... por ahora. Pero no te confíes. —se giró lentamente hacia el ascensor, y antes de entrar, me lanzó una última mirada que hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. —Nos veremos pronto, mi vida. Recuperaré el lugar que me merezco.

La puerta del ascensor se cerró, y finalmente pude soltar el aire que no me había dado cuenta de que estaba conteniendo. Cerré la puerta del penthouse y me apoyé contra ella, intentando calmar mi respiración. La sangre aun hervía en mi cerebro. Caminé hasta la sala y suspiré de alivio al encontrar a mi pequeñín dormido aún.

Esa noche decidí no comentarle nada, pero no con la intención de mentirle ocultándole eso, sino más que nada para que Ethan no sobrepensara o se hiciera ideas que no son. Para mi, el tipo que vino a verme, no es más que una puta basura.

Las clases del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora