«INTENTAR ENTRAR EN SU MUNDO»

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Había algo que comenzaba a molestar a Justin, molestarlo de verdad. Eran en total diecisiete personas en aquél diminuto salón. Seis chicas, ocho chicos. Pocos hablaban, él no lo hacía. Claro, la algarabía desmedida era porque él estaba ahí. Pero había un ruido verdaderamente molesto que lo estaba alterando. Era una maldita respiración, como si estuviese quedándose sin aire. Era la chica de al lado, la de cabello oscuro. Vestía con mayas de seda, un jeans corto sobre ellas, una camisa oscura de puntos blancos. El cabello le cubría el rostro, pero veía un poco sus ojos. Tal vez verdes, tal vez azules, tal vez grises. Tal vez bonita, tal vez no. Pero si irritante. No encontraba razón suficiente para que ella estuviese en ese estado.

«Ataque de pánico», gritó ella en su interior. «No, no, por favor». Enterró las uñas en la piel de su brazo, desesperada. Debió quedarse en casa.

Los tacones resonaron en el salón.

-Buenos días, clase.

«Al fin», pensó Justin. Era una mujer guapa, de treinta y pocos años, castaña de ojos castaños.

-Feliz primer día. Tenemos dos compañeros nuevos.

El ruido de la respiración volvió a molestar a Justin. Habría sacudido a la chica y así callarla, pero no. Acabaría gritándole. Su respiración exasperante cesó, dándole paso a algo que le erizó la piel.

Una canción, una preciosa y dulce canción, cantada por sus dulces y pequeños labios rosados.

La chica cierra los ojos y vuelve a recostar la cabeza sobre sus brazos. Era demasiado extraña como para intentar entrar en su mundo. De eso no había duda.

-No cantes, no.

Justin voltea ligeramente la cabeza hacia ella. Tenía una voz encantadora, atrapante, coqueta. Lo mejor era, pensó, que no la fingía.

-Este año somos pocos -la profesora sonríe-. Pasaré listas.

Inició por una Tal Isabela no-se-que. Luego John ni-idea.

-Justin Bieber.

Él levanta la mano. El griterío de las chicas casi lo deja sordo. Todas gritaron, menos una. La molesta dueña de la molesta respiración.

-_________ Douze.

«Douze», chilló una voz dentro de la cabeza de Justin. La chica de la respiración molesta levanta débilmente la mano. El griterío aumentó considerable cuando la chica misteriosa levantó el rostro. Claro, desde luego era preciosa. Si era un demonio, una maldita cosa que venía a arruinarle todo. Su vida, la carrera.

Y en ese momento, el hecho de que Justin Bieber estuviera allí pasó a segundo plano. Una de las Douze en aquel pequeñísimo salón. Justin observó con un mal sabor de boca como todos se lanzaban hacia la parte final del salón solo para tener un alcance a la despreciable y tentadora criatura que tenía junto a él.

Furioso, agarra la mochila y sale disparado hacia el exterior. La chica comienza a cubrirse a sí misma con ambas manos, asustada. No estaba lista para tener a tantas personas rodeándola, no. Aún le asustaba dejar que las personas se le acercaran. Era demasiado, ya no podía. Se levanta del asiento y sale corriendo del salón. El pasillo, pese a lo que hubiese deseado, no estaba vacío. Aún había gente. Gente sonriendo y platicando, gente feliz. El corazón se le encoge.

Corre directamente hacia el baño y consigue sacar el móvil del bolsillo.

- ¿Cariño?

El corazón de la chica se acelera.

-Papá -chilla-. Lo intenté. Sácame de aquí.

-Nena, ¿qué tienes?

-Hay muchos...no se....no puedo...me da...papá.

-Respira, cariño. Intenta calmarte.

La chica comienza a llorar desconsoladamente.

-Tengo miedo, papá.

-A ver, nena. Cuéntame que pasó.

-Todos en el salón se acercaron demasiado cuando mencionaron mi nombre. Me dio mucho miedo. Creí...

-Creíste que te lastimarían -Beaumont suspira-. Mi niña, seguramente ellos solo querían saludarte.

-Lo sé, pero me asusté. Te juro que no pude controlarlo. Papá, no creo que esto vaya a funcionar.

-Tus hermanas me llamaron. Ninguna de ellas toma la primera clase contigo. Haré los cambios mañana. Carleen se cambiará a tu clase para estar contigo. ¿Está bien?

La chica suspira resignada. Era el mejor trato que iba a conseguir con su padre.

-Está bien.

-Eso, mi niña. Ahora respira y regresa al salón. Eres más fuerte de lo que crees, pequeña. Podrás con esto.

-Papá.

- ¿Sí?

- ¿Podría pedirte que hagas algo tonto por mí?

-Claro, pequeña.

- ¿Me cantas antes de colgar?

Su padre suelta una pequeña carcajada, pero accede. No hay nada que no haga por sus pequeñas.

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Justin observa la puerta del salón. ¿Entra o no? La puerta de salida está a la derecha ¿Se va o no? Si se quedaba, tendría que soportar los malditos halagos a una de las perras que le quitaron su fama. Si se iba, tendría que despedirse de todo lo que había conseguido. Maldita sea. Ninguna de las dos opciones parecía satisfacerle.

Frustrado, comienza a caminar hacia el salón. Luego bam, el golpe de la puerta justo en la frente. Maldice, pero ninguna maldición parece suficiente para liberar el coraje. La chica misteriosa, el demonio Douze, abrió los ojos cuando descubrió a quien había golpeado.

«La viuda negra», pensó Justin. «Ya comprendo el atuendo negro».

-L-lo siento -se disculpó ella.

-Vete al infierno.

«Ya estoy en él», pensó ella mientras lo veía entrar al salón. Las piernas le temblaban, pero se prometió a ella misma soportar hasta el timbre de salida.

Holaa Mis Queridos Lectores Fantasmas!
No me ignoren por favor.

Espero ansiosa sus votos, comentarios y por favor si les gusta esta nove, ¿pueden compartirla?
Quiero muchos lindos lectores.

Me pone algo triste que este tan vacio todo.

Si Quieren que les dedique capitulos, solo pindanmelo!

Los Quiero, besos!

Tenia Que Ser Una De Las Doce [Justin Bieber&Tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora