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La chica se coloca encima una simple bata de baño y unas aburridas pantuflas planas de color gris. Si quería alcanzar a Justin, debía ser rápida. Abre la puerta y corre escaleras abajo, topándose con la puerta de entrada abierta. Allí lo ve, caminando hacia su coche, con el rostro abatido y el cuerpo tembloroso.
— ¡Justin! —chilla.
Él se gira hacia ella, tirándose del pelo.
—Por favor, __________. No lo hagas más difícil.
— ¿Yo lo hago más difícil? —él hace ademán de marcharse, pero ella lo detiene del brazo—. Justin, ni se te ocurra. Mírame.
Justin no cede.
—No puedes compararme con alguien que sabe hacer daño, Justin ¡Mírame!
Sus ojos miel devoran los suyos.
—Tú lo sabes —musita con la voz pequeña—. A mí me hicieron daño, le hicieron daño a la número trece, ¿y sabes por qué? Sólo porque nos equivocamos de calle.
Nada. Justin no pronuncia palabra.
—Haces lo mismo que ellos, Justin. Me lastimas. Me estás haciendo daño ¿Y sabes por qué? Solo porque tú te equivocaste de calle. No puedes compararme con una chica que es experta lastimando, porque yo no sé hacerlo. Yo solo sé lo que es ser lastimada, por tal razón no puedo lastimar. El solo hecho de imaginar hacerle el mismo daño que me hicieron a mí a alguien más me...me duele.
Justin solo la mira; no dice nada. Cuando ella parpadea, Justin se le acerca, tomándola de la cintura, golpeándola contra él.
—Por favor, no cambies —musita él—. Te quiero así tal como eres.
La chica sonríe.
—No lo es.
Justin hace una conexión visual con ella, y una corriente eléctrica se traspasa de su cuerpo al suyo. Ambos se funden en un rotundo y descomunal beso. Él sabía que debían terminar aquella que habían iniciado. La chica da un salto y envuelve sus piernas alrededor de la cintura de Justin, apretándose contra él. Justin suelta un gemido.
— ¿Segura que quieres esto? —jadea contra su boca.
—Sí. Sí lo quiero.
La expectativa lo sacude.
— ¿Qué hay de tu familia?
—Aún no llegan —mordisquea su labio—. Estos últimos días se detienen a comprar donuts antes de venir. Tenemos tiempo.
Él sonríe y, aferrándola fuertemente contra él, la conduce hasta la habitación sin despegar su boca de la suya. Cuando va a colocarla sobre la cama, ella protesta.
—Aquí no —se sonroja—. Soy virgen.
Él sonríe.
— ¿Eso qué?
—Dicen que las vírgenes sangran un poco en la primera vez. No quiero manchar las sábanas.
— ¿Entonces?
— ¿No se te apetece una ducha?
Justin sonríe. La sostiene con fuerza y la conduce hasta el baño. La chica desliza los pies hasta el suelo y, mientras él se desnuda, enciende la ducha. Ella contiene un jadeo cuando Justin se le acerca, desnudo, y la introduce a la tina. La chica se voltea para encararlo y en el proceso el agua le cae sobre el pelo oscuro. Justin la envuelve nuevamente entre sus brazos, deslizando cariñosamente los labios por su cuello, una y otra vez.
—Justin —musita bajito—. Sé que te dije que quiero, pero...no sé. No sé hacer el amor.
Él busca sus ojos hasta encontrarlos. Contrario a lo que esperaba, Justin solo sonríe.
—Sólo déjate llevar.
Nerviosa, ella asiente. Las manos de Justin inician nuevamente una danza preciosa sobre su piel, sobre sus caderas y luego, segundos más tarde, sobre sus pechos. Una nube de vergüenza la inunda por un momento, así que se decide por cerrar los ojos. Las caricias comienzan a hacer su magia. Aquella sensación en su vientre, aquel rarísimo calor y estremecimiento interno que le proporcionaban las pastillas, volvía a encenderse dentro de ella.
Era por Justin, esta vez él provocaba esas reacciones tan atípicas en ella.
Justin le separa las piernas con la rodilla, y la chica tiembla un poco ¿Qué está haciendo? ¿Qué consigue él exponiendo aún más su desnudez? La chica contiene un grito de placer y asombro cuando sus manos tocan su sexo, quemándola por dentro y por fuera. Luego él, con súbita rapidez, golpea las caderas contra ella, una y otra vez, y su cuerpo se tensa cuando siente su propia piel expandirse y recibirlo. Ella se cubre la boca con ambas manos, enloquecida y alterada, sacudida por una bomba de tiempo en su interior, y Justin no hace nada por ella. Solo comienza a moverse y siente su cuerpo, su piel, su miembro, absorberla y dirigiéndola al abismo. Siente una agitación en su vientre, como algo que se rompe, una pequeña molesta inquieta que le provoca un quejido.
Justin había tomado su virginidad sin previo aviso, alzándola a una cima peligrosa, a una cima magnifica, a una cima gloriosa.
Aparta sus manos de su boca y las coloca en torno a su cuello, apretándose contra él, mientras él, un potencial amante masculino en todo el esplendor de la palabra, la llevaba al cielo. Los minutos se le escaparon sumergida en sus brazos, y cuando la dicha del orgasmo acudió a ambos, ellos estaban temblorosos, agitados y deshechos. Justin la sostiene con fuerza, evitando que su cuerpo cansado se desplomara al suelo.
Justin la mira fijamente, perdido en el misterio de sus ojos. Una sonrisa espontanea se asoma en su rostro.
—Joder, son verdes —suelta una carcajada—. Tus ojos son verdes.
Ella se ruboriza.
—Sí, son verdes.
Él vuelve a tomar posesión de su boca.
—Justin —gimotea—. No vas a irte, ¿verdad?
Él frunce el ceño.
— ¿Por qué habría de irme?
—No lo sé. Siempre he oído que los chicos buscan una cosa de una chica y que después de conseguirlo se marchan. Yo supongo que es esto, el sexo. ¿Te irías?
Justin le besa la nariz.
—De que tengo que irme, tengo que, porque no vivo aquí, pero no voy a irme porque hayamos tenido sexo.
Ella se cubre el rostro con ambas manos.
—No digas eso.
— ¿Qué no diga qué?
—Eso.
— ¿Te refieres a que tuvimos sexo? ¿Eso?
Justin observa cómo sus mejillas se tornan de un rojo intenso, así que él no puede hacer nada más que sonreír.
—Sigues aquí —le besa la nariz—. Qué alegría.
— ¿Cómo que sigo aquí? ¡Claro que...!
— ¿___________? ¿Estás despierta?
La chica se aparta las manos del rostro y Justin ve unos ojos enormes llenos de pánico.
—Es Olivia.
Justin se aparta de ella, y ambos sueltan un gruñido cuando él abandona el cuerpo de su demonio. La chica se pone la bata de baño después de haberse secado, y se envuelve el cabello con una toalla.
—Quédate aquí y sígueme la corriente.
Justin ve a su demonio recoger su ropa y envolverla en una toalla.
— ¿Me vas a dejar desnudo en tu baño?
—Sh.
La chica sale del baño. Olivia la mira con los ojos bien abiertos.
—Vimos el coche de Justin ¿Él donde está?
A la chica se le seca la boca.
—Está, um, dándose una ducha. Le cayó soda encima. Le dije que podía ducharse mientras llevaba su ropa a lavar.
Olivia entrecierra los ojos.
—Yo la llevo —dice, arrebatándole la ropa—. Trajimos donuts de chocolate.
Antes de marcharse de la habitación, se da la media vuelta para mirarla.
—También haré de cuenta de que no sé lo que tú y Bieber han estado haciendo en el baño.
Las mejillas de la chica se tornan rojas.
—Nunca vayas a mencionarlo o papá te asesina —musita Olivia—. Sin contar castraría a Justin.
Olivia desaparece de la puerta, satisfecha. La chica expulsa una bocanada de aire.
—Oye.
Ella se da la vuelta y ve a Justin desnudo.
— ¿Por qué no me acompañas a ese baño?
La chica se sonroja.
—No.
Su demonio se da la vuelta y sale disparada de la habitación. Él lo único que puede hacer es sonreír. Aún es ella, su demonio. Toda su dulzura y ternura seguían intactas. Así que, satisfecho, se dio la media vuelta y desaparece bajo el agua de la ducha.
¡Hola Mis Lectores, Nuevos Capítulos!
Lamentable, Estoy algo triste porque ni siquiera logro tener 3 votos para continuar :(
Para no dejar de lado a las lindas lectoras que pacientes esperan, ya que han pasado 5 días e decidido continuar, de verdad muchas gracias por su paciencia y apoyo.. significa mucho para mi, aun sigo algo ocupada pero hago todo lo posible.
Espero que les guste, espero conseguir mas lectores pronto.
Gracias por leer, Los quiero.
XOXO
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Tenia Que Ser Una De Las Doce [Justin Bieber&Tn]
Romance¡Hola Beliebers! Buscan Una Buena Novela de Justin Bieber & Tn, Este es el indicado. ¿Quieren Saber que Ocurre? ¿Como termina tù Historia? Que Esperas, Ahora Puedes Leerla. ¡Espero Que Les Guste! ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡